Por Victoriano Martínez
Después de 232 días, a 10 días de cumplir ocho meses, del inicio del sexenio, y tras un clima de inseguridad que no cede, al contrario, provoca escenas atemorizantes y ejecuciones atroces que muestran el fracaso hasta ahora en brindar seguridad, la puesta en operación de la Guardia Civil aparece como un “ahora sí va en serio la promesa de vivir sin miedo”.
El tema insignia de la campaña de Ricardo Gallardo Cardona como candidato a gobernador ha resultado el más tocado y trastocado en estos primeros ocho meses de su gobierno.
De arranque, Gallardo Cardona calificó las reuniones de seguridad como “engorrosas y quitan operatividad, pues encierran a las personas por una hora, dialogan, pero no hay acción en las calles”, anunció la modificación del formato y dijo que podrían hacerse tres a la semana. Las hizo itinerantes para combinarlas con su adicción a las giras por todo el Estado.
La primera medida que anunció se dio tras la publicación de imágenes de tres camionetas tácticas de seguridad: Gallardo Cardona aseguró que serían para la creación de un grupo “suach” (SWAT) integrado por militares que se incorporarían como grupo de élite a la policía estatal.
“Son militares preparados que van a estar trabajando en San Luis Potosí, aproximadamente se arrancará con un grupo de 200 elementos tácticos que vienen a hacer funciones para repeler todo lo que se hace mal en San Luis Potosí, va a ser una barredora lo que va a llegar”, aseguró.
Una segunda medida (primera publicada en el Periódico Oficial del Estado) se dio el 15 de octubre, no fue general, sino la reestructuración de la Secretaría Particular para crean una guardia personal “para proteger de forma directa y permanente la personalidad del C. Gobernador y de su familia, sus instalaciones, oficinas, domicilios, y demás lugares que así lo amerite según las necesidades”.
Una señal que, si se parafrasea a Mónica Rangel, su contrincante de Morena, representó un “para Gallardo Cardona vivir sin miedo es vivir protegidos por una guardia personal directa y permanente”. Lástima que sea algo con lo que solo puede contar él… con cargo a los impuestos pagados por todos. En el olvido quedó su dura crítica a los ex funcionarios por contar con escoltas.
El anuncio SWAT pareció tener seguimiento el 25 de octubre con la presentación del grupo especial, pero sólo con 43 elementos y la promesa de que para diciembre se llegaría a 200. Informó que se compraron tres vehículos artillados tipo “Rhino”, y la meta de contar con 20, que tendrán un costo de 200 millones de pesos. Emitieron un acuerdo de reserva para ocultar el resto de la información.
Se atravesaron las fiestas decembrinas y con el Festival de Invierno ya no se habló de las cuestiones de seguridad porque Gallardo Cardona estaba más ocupado en cumplir su sueño de encabezar un tour de música de banda y dar cuenta de que lo suyo lo suyo está más en los escenarios que en la política.
Vuelto un poco a la realidad en el mes de enero se habló con insistencia sobre la creación de la Guardia Civil. Grupos SWAT, especiales, de élite, con vehículos Rhino y demás quedaron en el olvido. Se dejó de hablar de ellos y no se informó sobre ningún resultado de la presunta barredora que llegó el 25 de octubre.
La inseguridad siguió sin ceder y sí, en cambio, provocar mayor zozobra y miedo como campo fértil para hablar de una guardia civil como la solución casi mágica: Gallardo Cardona afirmó que con la conformación de la Guardia Civil se va a revertir toda la inseguridad y los problemas que existían en el estado.
Después de la presentación de las iniciativas de reformas para cambiar de nombre a las corporaciones policiacas y llamas Guardia Civil Estatal a la Dirección Estatal de Seguridad Pública, por la vía de una amnesia inducida se aplicó un borrón y cuenta nueva a todas las medidas anteriores que no sirvieron para nada.
Ocho meses en los que la inseguridad se mantuvo campante, las reuniones de seguridad que dejaron de ser engorrosas y las medidas previas desaparecieron de la memoria, se abre paso este 16 de mayo a una nueva cuenta regresiva para ver si ahora sí se comienzan a notar resultados en el combate a la inseguridad, ya no para vivir sin miedo, sino de perdida con menos sobresaltos.