Por un comunismo cristiano
1478-1535
Frater Ignatius
Acendrado católico, fiel a sus ideas literalmente hasta la muerte. Enrique VIII lo mandó matar a causa de su inflexible posición católica. No aceptó el cisma que proponía el monarca y le negó la anulación de su boda con Catalina de Aragón.
Por otra parte, las pretensiones del rey eran francamente ambiciosas, Añoraba ser la cabeza del cambio en Inglaterra y casarse con Ana Bolena. Afortunadamente, el pensador logró completar su obra más importante, Utopía, realizada en 1535.
En el imaginario de Moro, un viajero informa sobre la isla de los mares del Sur donde todo es administrado de manera óptima. El libro consiste en un diálogo en el que el viajero Rafael Hythloday, da a conocer las maneras en que vivió mientras estuvo por aquellas lejanas tierras.
Esa visión es una especie de comunismo cristiano en donde se suprime la propiedad privada, el comercio interno y toda ambición personal. Cada individuo labora seis horas por día, cualquiera que sea la actividad a desempeñar. Lo anterior para el pensador es completamente satisfactorio porque proporciona suficiente trabajo. En casi todas las sociedades se requiere una explotación de los pobres para que se sostengan los ricos perezosos.
La Utopía provee siempre lo necesario por medio de un sistema de granjas, cada una de las cuales cuenta con unos cuarenta trabajadores. Existen intelectuales en esta sociedad, pero son elegidos por mérito y solo permanecen en sus cargos cuando los justifican trabajando eficientemente. De igual manera existe un príncipe que es responsable y cabeza del Estado, pero puede ser removido en caso de que se convierta en un dictador.
En tal sociedad o comunidad que tiene ciertos visos de corte anarquista, es permitida la esclavitud, pero como una opción para limpiar culpas. Se cumplen sentencias por romper cualquiera de las leyes, como la virginidad antes del matrimonio y la castidad.
Si observamos con calma esta sociedad, se parece a un régimen opresivo como los coreanos del norte o los maoístas. Además, en lo referente a la arquitectura es aburrido, como ciertas construcciones de la antigua Unión Soviética o Corea del Norte. Todo con la finalidad de que las personas no pretendan más que lo que se les brinda con buena voluntad.
Evidentemente, es casi imposible lograr una comunidad así. Lo que se valora en el pensamiento de Tomás Moro es la voluntad de crear una sociedad más justa. Caemos inevitablemente en una paradoja, en cierta contradicción. Imposible ser felices en un mundo en donde todo se iguala. La diferencia es un motor que nos hace ir hacia adelante.