¡Secuestrados!

Óscar G. Chávez

El uso y abuso de la imagen en ocasiones acaba convirtiéndose en un arma de doble filo que acaba lastimando a quien la genera. Uno de los personajes más adictos a promocionar su imagen en redes sociales es el alcalde de la capital, pareciera busca seguir la tendencia iniciada por su antecesor y llevada a los extremos por el gobernador.

No es que Enrique Galindo se sitúe en la media entre ambos, simplemente es un amartelado del culto a su persona, desconozco si por sugerencia de especialistas en el manejo y proyección de la imagen o por decisión personal, lo cierto es que en ocasiones pareciera no darse cuenta que puede transmitir más de lo que esperaba. Una muestra precisa de esto la dio la maestra Adriana Ochoa, al interpretar una de tantas fotografías que el alcalde compartió durante su reciente visita a España.

Secuestrado por su ego el alcalde aparece embelesado frente a “La rendición de Granada”, de Francisco de Pradilla, que muestra al último sultán de la dinastía nazarí, Boabdil, rindiendo pleitesía a los reyes católicos en enero de 1492, a poco más de un mes de la caída de Granada frente a los ejércitos aragonés y castellano. El cuadro de gran formato, a petición del presidente del Senado de España, debía ser percibido como “punto de partida para los grandes hechos realizados por nuestros abuelos bajo aquellos gloriosos soberanos”.

Si con esta imagen buscaba Galindo enfatizar un punto de partida para sus grandes hechos, el alfanje se le volvió tranchete que la aguzada periodista supo dirigir a la perfección hacia el capitulo subsecuente conocido como el llanto del moro, en que la madre del sultán recrimina: “no llores como mujer, lo que no supiste defender como hombre”, en clara alusión a la ciudad que se le fue de las manos (al sultán).

Similar por el abuso de redes (y quién sabe si de copas), la rebatinga al interior del PAN potosino, acabó en un intercambio de reproches a parias y malagradecidos. De donde resulta que se señala que este partido ha sido y es oposición frente a la administración estatal de Ricardo Gallardo. Busco, vuelvo a buscar, y trato de hacer memoria, pero no encuentro un solo ejemplo de este dicho.

El preguntarnos si ¿hay oposición en San Luis Potosí? Definitivamente no viene al caso, todos sabemos que no la hay, aunque algunos quieran creer que sí, y otros jueguen a ser que lo son. Mientras la presidente del partido azul, Verónica Rodríguez, afirma que su partido será la opción para 2024 (en lo federal lo dudo y en lo local ni pensarlo).

No es tanto, desde luego, porque no lo sean, sino porque no existen; tan inexistentes son que el pleito de comadres entre Rolando Hervert, Juan Francisco Aguilar y Xavier Azuara, no pasó a mayores, y de no ser por la ya tan recurrente excusa del jaqueo, nadie se hubiera enterado.          

Xavier Azuara no sólo secuestró el corazón de su esposa, también en su momento el entendimiento de don Marcelo, aunque nunca sabremos si por arrumacos o por toloache, lo cierto es que al secuestrador, según dice, le secuestraron su cuenta de tuiter. Lástima, a todos nos gustó más esa imagen lúdica y perversa que proyectó en los tuites, que la del acartonado e institucional cacique. En lo personal, porque sé de su particular gusto por la cocina, pensé que contaba con más ingredientes. 

Por lo pronto, mientras el diletante y exquisito alcalde anunciaba un fabuloso incremento salarial a los policías municipales, casi puesto a la par del de Galindo, el gobernador se apareció a desmerecerle el anuncio, para reafirmar que si hay un héroe ése es él, quien gracias al apoyo de Adán Augusto López Hernández, logró doblegar a Aqualia, la empresa que controla la presa del Realito y el acueducto abastecedor. Él sí supo defender el agua de y para la ciudad.

De las relaciones iglesia y Estado ni hablar, nunca han estado mejor, tanto que ni se atrevieron a reglamentar los festejos de recepción del nuevo arzobispo. La gracia episcopal seguro protegerá a todos los concurrentes al multitudinario evento de los contagios de covid.

No era para menos, ni por el arzobispo tampoco, cómo echarle a perder al gobernador el lucimiento de entrega de las escrituras del predio por el rumbo de Ciudad Satélite para la construcción de la iglesia a la virgen de San Juan de los Lagos.

Los de buena voluntad, mientras se persignan y miran al cielo, seguro dirán que es la devoción de un hombre de fe,  pero los de malévolo y torcido entendimiento, afirman que el apoyo celestial es necesario, no sólo para continuarse legitimando, sino para repoblar y dar cierta plusvalía a aquella alejada zona.    

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