Todos somos movidos por un dios omnipotente
1638-1715
Frater Ignatius
Malebranche fue teólogo y filósofo. Intentó unir el pensamiento de San Agustín y Descartes. Padeció siempre de su salud y sufrió de ciertas decepciones. Su principal obra se tituló Búsqueda de la verdad, en donde toca temas importantes y expone su ocasionalismo y su ontologismo.
Es contrario a Descartes en el sentido de que no antepone la dualidad mente y cuerpo. Hace un símil con dos relojes perfectamente sincronizados referidos a lo material y a lo mental. Argumenta que es Dios el que da cuerda a los relojes con perfecta sincronía y que los dos pertenecen al ámbito de ese mismo Dios que todo lo abarca. El hombre o cualquier ente no puede ser una causa eficiente sino solo esa substancia creadora y dador de la vida y de todo lo existente. Las mentes individuales son limitaciones de la única mente universal que es Dios. No tienen poder para causar nada en el mundo físico. Ni los objetos físicos tampoco tienen el poder de causar movimientos en otros objetos físicos, puesto que para lograr que algo suceda hay que saber cómo hacer que ese evento se dé. Por lógica el único poder causal y primario es Dios.
Malebranche desde muy joven tuvo una gran capacidad para las tareas intelectuales. Pertenecía a una familia acomodada y podía darse ciertos lujos y cuidar de su salud con los mejores médicos. Estudió en la Sorbona y luego ingresó en la Congregación del Oratorio de san Felipe Neri y fue ordenado sacerdote en 1664.
Resulta evidente la influencia de las ideas de Platón y del pensamiento religioso de San Agustín. Descartes también deja su impronta en este pensador y teólogo que poseía a pesar de todos los inconvenientes un pensamiento original y con una lógica teológica muy interesante.
Era un hombre de un temperamento de índole reflexiva y meditativa. Era una persona flexible. Permitía la polémica y se mantenía firme en lo que él creía y pensaba. Era un hombre de fe que incluso fue criticado por la excesiva reflexión sobre distintos temas, sobre todo de corte teológico.
Muchos de los grandes pensadores intentaron desafiar algunas de sus convicciones. Autores como Arnauld, Bossuet, Leibniz su maestro, Fenelón, Valois, entre otros, le plantearon preguntas y desafíos intelectuales de gran profundidad. Con Arnauld, por ejemplo, hablaba sobre la naturaleza y la gracia; con Fenelón sobre el amor puro; con Dortous de Mairán sobre la filosofía de Spinoza.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Administración y Maestro con especialidad en Educación por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Amante de la cultura, la filosofía, la literatura, el cine y las matemáticas. Gusta de leer y escribir sobre historia, psicología y filosofía.