Los sótanos del poder: Gallardo, el Partido Verde y una oposición debilitada

Ángel Castillo Torres

En San Luis Potosí los partidos de oposición están en crisis, divididos y desacreditados. En algunos casos su deterioro amenaza con llevarlos a la extinción. En las elecciones de 2021 se expresó un voto de castigo a sus candidatos. Así quedó registrado en la estadística electoral. Y como sus problemas internos siguen agudizándose, es probable que en las elecciones de 2024 pierdan su registro estatal y con ello el derecho a participar en futuros comicios.

El PRD es el más trágico ejemplo de esta especie en extinción. Sin liderazgos emergentes que tengan experiencia política o prestigio público el partido del sol azteca agoniza. En sus filas solamente quedan cartuchos quemados. Pero esta condición de enfermo terminal no es una cualidad exclusiva que le distinga, también el PAN, Conciencia Popular, Nueva Alianza y hasta el PRI, mueren lentamente.

La debilidad de la oposición en San Luis Potosí está facilitando que el partido gobernante se consolide. El Verde Ecologista ha estado utilizado estrategias exitosas que le permiten por un lado debilitar a sus adversarios y por el otro engrosar sus filas con nuevas clientelas políticas. Para menguar a sus competidores, principalmente al PRI y al PAN, el Verde y su gobernador están utilizando una exitosa campaña de propaganda que ha convencido a la opinión pública de que éstos partidos y sus gobernantes han sido los responsables de las desgracias que azotan a la sociedad. Los han convertido en perros del Mal bautizándolos como donantes de una “Herencia Maldita”, piojos que han chupado la sangre de los nobles potosinos. Al convertirlos en enemigos públicos indefendibles, los estrategas del Verde explotan a su favor el resentimiento social que ha fermentado durante años en la mente de los agraviados ciudadanos, es decir, la ira, decepción, dolor y frustración originados por innumerables abusos, actos de corrupción e ineficiencias. Y la psicología de las masas resentidas es un resorte que impulsa a participar en linchamientos colectivos contra los responsables de estos males; aplauden a rabiar que el gobernador Gallardo meta a la cárcel a los más cínicos y torpes aprendices de famosos ladrones mexicanos como lo fueron en su tiempo Chucho el Roto, Jorge Calva Márquez “El Fantomas” y Efraín Alcaraz Monte de Oca “El carrizos”. Pero el ciudadano de a pie quiere más, está pidiendo una ofrenda mayor que sea sacrificada en la Plaza Pública, exigen la cabeza de Juan Manuel Carreras y sus principales cómplices, algunos de ellos atrincherados hoy en cargos públicos gozando de impunidad.

El encarcelamiento de Mónica Rangel, la doctora muerte, la de Jaime Pineda Arteaga y la de Leopoldo Stevens Amaro ha otorgado legitimidad y respaldo social al gobernador Ricardo Gallardo porque en la mente de miles de potosinos esto significa un acto de justicia.

Pero razonaba al principio de este análisis que hay una segunda estrategia que ha estado utilizado el partido Verde y el gobernador Gallardo para debilitar a sus adversarios. En efecto, otra línea de operación política llevada a cabo por el primer mandatario y sus más cercanos colaboradores de la secretaria de gobierno y del Congreso del estado ha consistido en seducir con destreza y finas maneras a los liderazgos y representantes populares de los partidos del PRI y PAN, principalmente. Algunos diputados y diputadas, así como alcaldes de estos partidos de “oposición”, han aceptado una alianza de facto para colaborar con el partido Verde y su gobernador. Sin reconocerlo públicamente como su patrón porque sería políticamente incorrecto, reconocen a Gallardo como su jefe político. No tienen la menor intención de pelearse con él, menos aún ser un contrapeso al evidente poder que ha acumulado el joven mandatario. Se han convertido en una “oposición funcional” y mercenaria, apostando incluso a que su futuro político dependa de un visto bueno del gobernador, o al menos para que Gallardo no los ataque secando a la luz pública los cadáveres putrefactos que tienen ocultos en sus closets. Así de alineados y dispuestos a cooperar se muestran algunos segmentos de la élite opositora del PRI y PAN. Esto explica por qué 9 alcaldes y sus Cabildos que originalmente ganaron sus respectivas presidencias municipales por partidos de oposición, ahora se han pasado o están por sumarse al partido del gobernador.

En las elecciones de 2021 el partido Verde contaba con 20 alcaldías, ahora ya son 29, es decir nueve más, producto de este hábil lance de seducción utilizado por el gobernador y su partido.

Por eso afirmamos que el partido Verde y Gallardo se están consolidando y que la oposición se está debilitando. Esta realidad va dibujando desde ahora lo que podría ser un escenario favorable para el Verde y su gobernador en las elecciones de 2024. Si esta tendencia continua serán los competidores más fuertes y el enemigo a vencer. Y como una consecuencia natural de esta situación hay dos beneficiarios, Morena y el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador. No hay ninguna duda de que el Verde y Morena en San Luis Potosí van a apoyar al candidato o candidata a la presidencia de la república que apadrine AMLO.

Lamentablemente no se ve por donde los partidos de oposición puedan superar sus problemas. En estos días aciagos para la oposición se está cerrando un ciclo que duró más de 80 años y ya se vislumbra en el horizonte un tiempo nuevo en el que ocurrirá un relevo generacional en la clase política tradicional. El dinosaurio político se extingue, vive sus últimos días.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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