Los sótanos del poder: La reforma electoral que viene, el PRI pactará con AMLO

Decía Winston Churchill: “La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra solo se muere una vez”.

Ángel Castillo Torres

En sus respectivos cuartos de guerra –corazón y cerebro donde se diseñan las estrategias políticas– los partidos ya trabajan para ganar las elecciones de 2024. Falta poco más de un año para que inicie la batalla electoral pero eso no los detiene. Tienen hambre de poder y eso los impulsa a trabajar sin descanso, con inteligencia, pragmatismo y precisión milimétrica.

Como en muchos temas de interés nacional, ha sido el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador quien ha logrado imponer los tiempos y la agenda de las elecciones 2024. Ya “destapó” a sus corcholatas preferidas (aspirantes presidenciales) y al hacerlo, alborotó la gallera en Morena y en el resto de los partidos. Como buen estratega, AMLO aspira a ganar la batalla antes de ser librada, tal y como lo recomienda el general Sun Tzu en su libro El Arte de la Guerra. El presidente ha empezado a mover las piezas en el tablero de ajedrez para tomar ventaja. Un primer movimiento estratégico es intentar imponer las reglas del juego electoral. Esto le daría ventajas a su partido y a quien resulte finalmente el candidato o candidata de su clan. Con ese propósito ha propuesto desde el pasado mes de abril modificaciones a diversas leyes electorales y a la Constitución General de la República. Sólo que antes el presidente tiene que resolver algunos impedimentos para conseguir su objetivo. Necesita al PRI como aliado para que algunas de las propuestas de reforma constitucional prosperen ya que no cuenta con mayoría calificada en el Senado de la República.

Históricamente las reformas en materia electoral han sido hijas del acuerdo (transición pactada) y en la mayoría de los casos tuvieron su origen en actos de resistencia civil, movilizaciones callejeras y propuestas de avanzada impulsadas por la academia, el movimiento ciudadano y diversos liderazgos honorables (Salvador Nava y el navismo como uno de los ejemplos más conocidos). Hay que reconocer también que algunas organizaciones como el Partido Comunista Mexicano y el Partido Acción Nacional, en su modalidad de místicos del voto y luego de sufrir los rigores de la brega de eternidad, lograron arrancarle el control de las elecciones al gobierno. Las fuerzas políticas y el Estado mexicano en muchas ocasiones se sentaron a la mesas de las negociaciones y lograron avances importantes que hicieron posible la llamada “transición a la democracia”. Pero pocas veces, como ahora, desde el poder se pretende lograr una reforma electoral con una clara intención de obtener ventajas para afianzar la hegemonía de Morena. Las iniciativas de reforma a las leyes electorales y a la Constitución General de la República han comenzado a discutirse desde el día de hoy en las comisiones de dictamen legislativo de la Cámara de Diputados. Las Comisiones de Gobernación, presidida por Alejandro Moreno Cárdenas (PRI), de Reforma Político-Electoral, a cargo de Graciela Sánchez Ortiz (Morena), y de Puntos Constitucionales, liderada por Juan Ramiro Robledo (Morena) trabajan en ello.

Lo que quiere el presidente

El presidente quiere controlar al árbitro de la contienda (reventar al INE y a los OPLES), desaparecer las diputaciones plurinominales, reducir al mínimo la pluralidad política y el financiamiento a los partidos políticos y que los jueces electorales sean electos por voto directo, confiando en que las masas devotas a su proyecto sufragarán a favor de perfiles aliados. Son propuestas que millones de ciudadanos ven con buenos ojos debido a que nuestra democracia es una de las más caras del mundo y a que nuestra clase política se ha caracterizado por defender primero que nada sus intereses antes que los de la ciudadanía. AMLO ha sabido diagnosticar con precisión el malestar social, el estado de ánimo de las masas, y, por ello, inteligentemente propone una reforma electoral para extirpar estos males de nuestro sistema político-electoral. Esta jugada le permitiría al presidente y a su partido controlar anticipadamente las condiciones en que se dará la disputa por el poder en 2024 (al respecto es oportuno recordar nuevamente las enseñanzas de Sun Tzu: “Lo más deseable es someter al enemigo sin librar batalla con él. En la guerra lo mejor es atacar los planes del enemigo; luego, atacar sus alianzas; a continuación, atacar sus tropas; y en último lugar, atacar sus fortificaciones”).

Si este plan tiene éxito, AMLO conseguirá consolidar su legado e imponer sucesor a través de reglas electorales que facilitarán la llegada de un heredero.

En este contexto el dilema para el PRI es decidir de una vez y sin hipocresías si está dispuesto a traicionar nuevamente a sus aliados de la coalición Va Por México.

Todo indica que una nueva ingratitud se gesta en la retorcida mente de “Alito” Moreno. Convertirse en verdugo de la oposición le garantizaría impunidad y sobrevivencia política, aunque sea como actor de reparto. En los antecedentes y testimonios que nos ha ofrecido el dirigente nacional del PRI lo que menos encontramos es vocación democrática o afición por la arqueología política. Queda claro que “Alito” no quiere dedicarse en los próximos años a estudiar las ruinas arqueológicas del otrora partido de la revolución mexicana.

Conclusión: Se gestan acuerdos PRImorosos en las entrañas del partido gobernante en complicidad con el tricolor.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

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