Centinela: El año de Gallardo

Antonio González Vázquez

El gobernador José Ricardo Gallardo Cardona colgó en sus redes sociales un video que arroja sesenta fotografías suyas en ocho segundos.

“Así se vio mi 2022 en San Luis Potosí”, dice sobre la especie de ensayo titulado 2022 en 60 fotos.

Enseguida pregunta a sus seguidores, ¿el suyo cómo estuvo?

El kit de fotografías muestra al mandatario en toda suerte de actividades y escenarios.
Para él, fue un año completo: marcó la agenda política e informativa de manera cotidiana y se erigió como el personaje más poderoso en la entidad.

Su presencia y mandato imperó en todos los rincones del estado y se anidó en los Poderes Legislativo y Judicial donde se tiene la certeza de quién manda en San Luis Potosí.

Extendió su influencia hacia una otrora poderosa clase empresarial a la que sumó como aliada y de la que no surgió voz alguna que le contradijera. Les concedió el derecho y atribución para decidir en el ejercicio de los recursos públicos a través del Consejo Consultivo Potosí.

Les compartió la dicha de palomear el destino del presupuesto para obras de infraestructura y les concedió vía libre al despacho del Ejecutivo para “planificar” el destino y desarrollo económico de San Luis Potosí.

Les entregó la Secretaría de Desarrollo Económico para que se sientan a sus anchas como parte de la “nueva era” de progreso bajo la especie de que San Luis Potosí tiene para los que nunca han tenido nada y para los que tienen y quieren tener más.

Palabras mágicas para una clase empresarial que de eso pide su limosna: vía libre para tener más.

2022 fue un año completo para un gobernador que se lanzó sobres los municipios en manos de la oposición, de modo que alcaldesas y alcaldes, al escuchar el canto de las sirenas se unieron al Partido Verde y a un gobierno que les ofrece futuro y prosperidad, sino a la población, sí a quienes gobiernan los ayuntamientos.

En esa encomienda le fue tan bien al mandatario, que el Verde gobierna ya formalmente 25 municipios, aunque de facto lo hace en al menos 30.

Entre ellos, la autodenominada Capital del Sí, donde el gobierno estatal realiza tanta o más obras que el alcalde Enrique Francisco Galindo Ceballos.
El primer priista del estado fue en el 2022 el telonero en templetes de un mandatario que lo acapara todo.

La presumida coordinación en la que trabajan Gallardo y Galindo en la capital es en los hechos una jugada política en la que el gobernador hace las veces de presidente municipal alterno para llevar a todas las colonias las bondades de La Gallardía.

En el 2002, al edil le comieron el mandado en sus propias narices, y a eso le llamó “llevarse bien” con el gobernador.

Y a Gallardo también el 2022 le significó un año completamente satisfactorio en términos de partidos, pues ni el PAN ni el PRI le significaron preocupación alguna: los tiene comiendo de la palma de la mano.

La oposición es silente y no se atrevió a molestar al gobernador con alguna crítica.
De vez en cuando se mostraron tímidamente, pero sin ir más allá de comentarios tan ambiguos como anodinos.

Fue como si no existieran.

A los organismos autónomos y descentralizados también los tuvo en su puño, sino baste ver la pusilanimidad de la Auditoría Superior del Estado, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí o la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública.

Al gobernador Gallardo le fue muy bien en el 2022.

Pobló la infinita mayoría de medios de comunicación que difundieron la actividad oficial con suficiencia laudatoria. El que paga manda, ha sido por mucho tiempo la consigna de empresas mediáticas más interesadas en el negocio que en la información.

Fue un año pleno para la narrativa oficial que logró socializarse masivamente con terminajos como la “herencia maldita” que funcionó a la perfección para hacer caer en el olvido aquello de “vivir sin miedo”.

Más redituable hilar el discurso de la corrupción de los otros que de las promesas incumplidas de hoy.

Le fue de las mil maravillas al lograr contener a la burocracia y a sus sindicatos que se empequeñecieron ante una administración apabullante. Los maniató y avasalló como quiso en detrimento de sus “conquistas laborales”.

Hasta con la poderosa Iglesia Católica le fue bien, pues sus jerarcas estuvieron más ocupados en las cosas divinas propias de la fe que en las penurias de la población.
Ni que decir del buen año del gobernador como aliado de la cuarta transformación y con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien incluso lo defendió en una “Mañanera” cuando la plantearon el negro presente que vivía San Luis Potosí.

Apoyó al presidente firmando desplegados con sendos pronunciamientos sobre reformas legales de gran calado, y a cambio el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, lo abrazó con todo el respaldo del Gobierno Federal.

Sin duda que fue un gran año para el gobernador.
Para las y los potosinos, quién sabe.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias NOTIMEX, La Jornada y Milenio.

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