Por Victoriano Martínez
La larga trayectoria de agresiones verbales de Leonel Serrato Sánchez, secretario de Comunicaciones y Transportes, en contra de mujeres no sólo comienza a ser legendaria, sino que sus efectos van muchísimo más allá de lo anecdótico que, por el cargo que hoy ocupa, involucra posturas de tantos actores, que podría considerarse una actitud prácticamente institucional.
El aviso publicado este 6 de enero a las 12:32 horas por Serrato Sánchez en su cuenta de Facebook, lejos de cerrar el desafortunado capítulo de sus ofensivas expresiones en contra de Olga Regina García López, abre uno nuevo en el que involucra a sus compañeros funcionarios, incluido el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, con un cierre en el que los equipara con la Santa Inquisición.
“Me ordenó el Gobernador”, “acato la orden … y voy más allá”, “salvo orden precisa en contrario” resultan expresiones con las que asume una posición jerárquica en la estructura gubernamental, pero que no necesariamente representan que está convencido de la orden de su superior.
Quizá cree que Gallardo Cardona comparte las mismas ideas que motivaron sus comentarios irrespetuosos… y encuentra algunas razones para ello, desde expresiones del propio mandatario hasta respaldos directos e instantáneos a sus comentarios.
Y es que la propia García López fue blanco de un trato irrespetuoso por parte de Gallardo Cardona en el mes de octubre que además atentó contra la autonomía del Poder Judicial: “Háblenle a la presidenta del Supremo Tribunal para que me atienda el caso directamente”, dijo ante la queja de una persona contra la actuación de un juez.
Y si de ignorar autonomías institucionales se trata, el 22 de junio Serrato Sánchez y Gallardo Cardona hicieron mancuerna en un video, a propósito de las becas de transporte.
“Nos está estorbando mucho la actitud del rector, del doctor Zermeño (…) ahí si tú le echas un grito, porque el maestro Garza primero dijo que sí, como siempre, ya después no se supo”, expuso Serrato Sánchez. “Yo habló con él, con todo gusto”, le dijo Gallardo Cardona.
Una actitud tan legendaria que, a pesar de que Serrato Sánchez no hace distinción de género, gremio, grupo vulnerable o representación institucional para protagonizar agresiones verbales, destaca su predilección por agredir y ofender a mujeres, sean servidoras públicas, periodistas o hasta de la tercera edad.
Contribuyó mucho a hacer notoria esa predilección el caso de su agresión a la entonces diputada Rebeca Terán Guevara, por cuyo caso se el Tribunal Electoral del Estado (TEE), por orden de la Sala Regional Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), le aplicó una multa, medidas cautelares y lo condenó a la reparación del daño.
Una actitud tan recurrente que su afirmación en el sentido de que “no resulta ocioso, sino indispensable, pedir públicamente la disculpa de la señora Magistrada Olga Regina García López, y de todas las personas que se sintieron agredidas por mis palabras” podría equipararse con el “no lo volveré a hacer más” de quien afirma que dejará una adicción.
Tan consciente está de lo difícil que le resulta abandonar esa actitud, que se autocensura al anunciar que “no realizaré más transmisiones en vivo” ni “estaré en aptitud de dar respuestas personalmente a los medios de comunicación, sino por escrito”.
Podría haber dicho el clásico: lo que quiso decir es que se conoce muy bien, sabe que le aplica como a nadie aquello de “genio y figura…” y como no tiene control de su lengua, no le queda otra más que no estar en lo que para él se ha convertido en una posición de riesgo: ser él mismo públicamente.
El aviso de Serrato Sánchez expone cuando menos a tres funcionarios; (1) al gobernador y su reacción, limitada a usar de mandadero al (2) secretario de Gobierno, José Guadalupe Torres, para ordenar un “no lo vuelva a hacer”, además de dejar en duda la convicción de Gloria Serrato Sánchez, titular del Instituto de las Mujeres, para asumir postura ante ese tipo de violencia de género.
Tras describir los términos en los que acata la orden, Serrato Sánchez cierra su aviso con la expresión E pur si muove (y sin embargo se mueve) que –según la leyenda– da cuenta de que, por mucho que la Santa Inquisición obligó a Galileo Galilei a negar su visión de que la tierra gira alrededor del sol, ese hecho no cambiaba.
Algo así como que, por supuesto que acatará la orden del gobernador y evitará en público “cualquier afirmación (por el medio que sea) que lastime o pueda lastimar a las personas, señaladamente a las mujeres”… y sin embargo, no dejará de ser él. O como lo sintetizó en su texto Arely Torres-Miranda: “la cabra tira al monte”.