Candil de la calle

Óscar G. Chávez

Mientras incrementan los casos de coronavirus en la ciudad capital y ésta enfrenta una problemática variada que va desde la falta de agua y la deficiencia en iluminación hasta la inseguridad o la muy posible desintegración del organismo abastecedor de agua potable, el alcalde Enrique Galindo anuncia un próximo viaje a España, el segundo en lo que va de su administración.  

Lo de siempre: está viendo y no quiere ver. Por un lado una ciudad que si bien no reclama su presencia, porque finalmente no sirve de mucho, pero sí su dedicación, y por el otro un gobernador berrinchudo al que le dan torzones de vísceras cada que el alcalde figura más que él.

Pareciera que lo de Galindo no es necesariamente la administración pública sino el culto a su persona; primero verse y después que lo vean. De otra manera no pueden explicarse viajes a destinos que nada aportarán a la ciudad (con todo y que haya ido por la escoba de plata), ni su interés por presidir cuanto membrete le resulta interesante.  

No es que esto sea malo y aunque cada alcalde tiene sus propuestas (y obsesiones) en las relaciones con estas ciudades, queda claro que ya no es lo mismo que hace casi cincuenta años, cuando era una novedad hermanar ciudades para después en aras de cualquier similitud que pueda gustar o imaginare, invocar ese hermanamiento que en la práctica servía para nada.

En este sentido, pareciera que mientras el alcalde se proyecta fuera de la ciudad, a ésta le sobran razones para evidenciar el estado en que se encuentra, sobre todo en los momentos en que se busca desacreditar la imagen del alcalde, desde palacio de gobierno.

Porque se podrá decir que no y que se está trabajando por la ciudad, pero luego se percibe que más que el trabajo, la verdadera vocación del alcalde es la socialización; casi como en los tiempos aquellos en que el gobernador era invitado no sólo “para bodas, quinceañeras y banquetes”, sino todo tipo de eventos. Pareciera que la asesoría del abogado Ferragamo, viene por otro lado y que le aconsejó participar, y de ser posible presidir, cuanta asociación fuera presidible.

La novedad es que San Luis Potosí ya no sólo es la capital del Sí, sino también la Capital del Deporte y no es malo, por el contrario, son encomiables estas iniciativas que benefician directamente a ciertos sectores, el problema es que (al igual que en gobierno del estado) muchas cosas banales y superfluas se priorizan sobre lo realmente necesario: la atención integral a la ciudad.

Porque el posicionamiento de la ciudad en diversos rubros culturales o comerciales es obvio que importa, pero también resulta más importante el atender en tiempo real los problemas que se enfrentan, como por ahí dicen, derivados de las malas administraciones que nos antecedieron.

De qué sirve, por ejemplo, que el alcalde sea vicepresidente de ciudades patrimonio de la humanidad, cuando el centro histórico de la ciudad que él gobierna se encuentra hecho un asco y enfrente diversos y constantes malestares que acaban perjudicando a sus habitantes.

No todo es malo, por supuesto, en los últimos días se ha visto en el centro histórico que elementos de la policía municipal, tienen a su cargo la integración de comités vecinales por sectores, encaminados a lograr una comunicación con los cuerpos de seguridad. Pero (siempre hay uno) con todo y que la estrategia es encomiable, como que ya resulta un poco tarde para ponerla en práctica ahora; debieron conformarse desde un inicio, sobre todo considerando el origen profesional del alcalde.

Por lo pronto y entre que se organice el viaje, se desarrolle y vuelvan a casa los funcionarios paseantes, habrá que esperar las reacciones que en el caciquil ánimo del gobernador aparezcan. Igual y en una de esas, y todo por andarse paseando, le acabe dando si no un madruguete al menos un susto.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio. 

Skip to content