Octavio César Mendoza
El Partido Acción Nacional (PAN) es un instituto político que vive su peor momento en San Luis Potosí. Vacío de liderazgos, de intelectuales y de perfiles ciudadanos, aferrado a una alianza que le ha restado votos, bien podría convertir su sede estatal en un albergue a fin de dar utilidad social a un espacio en cuya bodega podría caber su comité completo.
Su historia está salpicada de eventos dramáticos, de victorias épicas cobijadas por la iniciativa privada y la Iglesia Católica, y de una especie de destino manifiesto orientado hacia la derrota del instituto para el beneficio de sus caciques en turno. El pesimismo empina el cansino andar de su militancia hacia la grandeza prometida y siempre aplazada, porque el cascarón del otrora partido fuerte, ciudadano y democrático, está secuestrado por una gavilla rapaz.
Del pináculo del marcelato a la debacle del azuarismo, el PAN renunció a todo principio ético y moral, a toda corriente humanista y a todo anhelo de bienestar de la patria para orientarse a mantener en los cargos públicos a un grupo de juniors que están y han estado siempre muy lejos de poder comprender el sentir de los ciudadanos.
La mayor parte de quienes lograron los triunfos electorales de dicho instituto han emigrado, y los que se quedaron lo hacen más por nostalgia que por utilidad. Puede que la ideología sea lo único que une a un puñado de panistas potosinos que se mantienen en resistencia, pero también es cierto que son como los músicos del Titanic.
Mientras en el PAN se profundiza cada vez más la herida del abandono, el Partido Verde, Morena y el Partido del Trabajo, incluso el PRI, y recientemente Movimiento Ciudadano, están trabajando en el único modelo electoral exitoso: aglutinar votos a través de liderazgos. Es evidente que si el gobernador Ricardo Gallardo Cardona decide ir por todo, no sólo generará el más alto volumen de votación por la fuerza que elija orientar hacia el triunfo, sino que también será el sepulturero de las ambiciones económicas (que no políticas ni sociales) de aquellos panistas que traicionaron hasta a su familia por obtener un botín a perpetuidad.
El gobernador conoce muy bien a su equipo, y sabe quienes pueden representar su propio liderazgo en cada municipio, y seguramente impulsará a los mejores perfiles para mantener la inercia que generó su triunfo en el 2021.
La verdad, el PAN trae auténticas corcholatas para un proceso electoral tan complicado, para un tablero de ajedrez donde los ciudadanos expresarán su cansancio de ver las mismas caras.
Sin ciudadanos enarbolando las candidaturas, el PAN se convertirá en una franquicia más, en una apología de la necedad que lleva al desastre, en una ruina que ningún panista de los buenos, ningún opositor real y leal llegó a imaginar.
Qué pena.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Nació en San Luis Potosí en 1974. Actualmente es director de Publicaciones y Literatura de la Secretaría de Cultura, y también dirige la Casa del Poeta Ramón López Velarde y la Editorial Ponciano Arriaga. Ganó el Premio Nacional de la Juventud en Artes en 1995 y el Premio 20 de Noviembre en 1998 y 2010. Ha publicado siete libros de poesía y uno de cuento. Fundador de las revistas Caja Curva y CECA, también colaboró en Día Siete, Tierra Adentro, entre otras. Asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, siendo él presidente municipal, gobernador y director de Casa de Moneda de México.