Abelardo Medellín Pérez
Atender las irregularidades de una administración, como la estatal, es una actividad necesaria para poder sostener la gobernabilidad (y también las finanzas) de los Estados, sin embargo, en muchas ocasiones quienes gobiernan tienden a cuestionar, no los problemas que les afectan, sino los que les convienen.
Esta semana el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, reveló una serie de gráficos a través de los cuales evidenció los gastos excesivos que emprendió la Oficialía Mayor de la administración pasada durante el año que se declaró la pandemia por Covid-19.
Según Gallardo Cardona, los gastos de hasta 59 millones de pesos en consumibles de cómputo durante 2020, no se explican si se considera que ese año se solicitó que la burocracia del estado trabajara desde casa, razón por la que no se pudo haber consumido ese material.
Estas acusaciones, no se quedaron solo como un comentario suelto al hervor de una de las tantas entrevistas a las que se expone el gobernador; Gallardo Cardona, introdujo este tema de manera artificial e incluso, se difundió esta información a los medios con el título de “EL REY DEL TONER”, desde las oficinas de comunicación social del gobierno.
La intención era obvia el gobernador, a través del aparato del estado, tenía como principal interés posicionar el tema de una irregularidad aparente en el sexenio pasado dentro de la agenda mediática, sin importar las cuestionables formas para lograrlo.
Por un lado se revela una desmesura; en entrevista el gobernador se aventuró a decir que “ojalá” su gobierno no tuviera ya ningún contrato con las empresas vinculadas con este gasto excesivo del gobierno pasado. Esto sin importar que, el problema no es la empresa (hasta que se demuestre lo contrario), sino la forma en que se gastaba el dinero en ellas.
En suma, Gallardo Cardona buscaba insertar un tema de su personal interés y disgusto, aunque tuviera que sacar de proporciones las relaciones comerciales que el gobierno sostiene con las empresas.
Por otro lado, está el absurdo del específico y el tiempo: ¿por qué solo los gastos de la Oficialía Mayor? Si todo era un bodrio que dejó una situación deplorable, ¿dónde están el resto de los gastos irregulares por los que se han presentado las 12 denuncias a ex funcionarios de las que tanto se han hablado?, ¿por qué el gobierno se da la libertad de revelar las especificidades de este tema y no del resto de los temas por los que se investiga a la administración pasada?, ¿dónde están las gráficas impresas del sexenio de Marcelo de los Santos?, ¿acaso el nuevo enemigo público no se merece su propia ventilada de datos?
Más importante, ¿por qué publicar estos datos ahora?
¿Será porque el estado, pese a sus buenas intenciones, perdió la oportunidad de concursar por la nueva planta de Tesla que busca instalarse en México?, ¿es por el problema del IMSS y el servicio médico privado que tiene actualmente la administración con los sindicatos de la burocracia?, ¿intenta eludir la responsabilidad que tienen las autoridades de los Servicios de Salud en el juicio que se sigue contra el ex secretario de Salud?
Con certeza es imposible saber la razón detrás de esta movilización para incrustar un nuevo escándalo del pasado, pero no por ello es menos probable que esto sea una pantalla de humo forzada que, de otra forma, no parece justificarse.
Si la intención real era atender los gastos irregulares o sospechosos, ¿por qué la necesidad de voltear hacia atrás? Si aquí en frente el gobernador acumula gastos cuestionables. Parque Tangamanga I, Tangamanga II, Parque Las camelias en Matehuala, la adquisición de patrullas de la Guardia Civil Estatal, la construcción de tramos en el circuito potosí, son tan solo un par de ejemplos de acciones de gobierno de las que se desconoce su costo real.
A este paso, parece ser que las obras y programas emblemas del gobierno actual, podrían convertirse, no en un logro, sino en la herencia maldita del gobernador que llegue después. Con la oportunidad de explicar sus opacidades presentes, la administración ha preferido ventilar irregularidades pasadas para simular un enojo con la corrupción de antes y (probablemente) ocultar la corrupción de ahora.
No acusamos de falsedad en las intenciones de aclarar gastos que pudieron haber lesionado las arcas públicas, solo señalamos que el ánimo de atender problemas de ayer, sin tomar en cuenta los de hoy, es un ánimo a medias que promueve acciones incompletas.
Sorprende entonces que, en un gobierno de “cambio”, un gobierno “dinámico” y con una mirada hacia el futuro, se maneje el proyecto no con la vista en el camino, sino en el retrovisor.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.