Frater Ignatius
Kant es uno de los filósofos más importantes desde Aristóteles. Es un auténtico explorador de la mente humana y de alguna manera revela principios universales del pensamiento aplicables en muchas situaciones de la vida.
Kant nunca salió de su natal Köninsberg y dicen que las mujeres ajustaban sus relojes en el momento exacto en que Kant salía a dar clases a la Universidad. Era un hombre de disciplina férrea y poco proclive a los gustos musicales o al arte en general, a pesar de que escribió La Crítica del Juicio.
Podemos afirmar que sus dos obras sobre la crítica son esenciales para entender toda la filosofía moderna. En la monumental Crítica de la razón pura (1781) se propone descubrir y justificar los principios en que subyacen los juicios objetivos sobre la realidad. En el caso de la Crítica de la razón práctica (1788), pretende dar una justificación racional a los juicios éticos, destacando el imperativo categórico. La mencionada Crítica del juicio (1790), trata las ideas de belleza y propósito.
En su obra cumbre, Kant da una justificación de la metafísica y se da a la tarea de superar las posiciones tanto racionalistas como empiristas de manera absolutamente brillante.
La genialidad de Kant radica en encontrar una forma de sintetizar estas dos posturas contrarias. Su visión fundamental se originó al hacer una pregunta esencial: ¿Cuáles son las precondiciones necesarias para tener experiencia alguna? Aseveraba que para poder interpretar el mundo, la mente humana tenía que imponer ciertas estructuras en el flujo de toda la información provista por los sentidos. Kant pretendió definir estas en términos de doce juicios a los cuales llamó categorías (sustancia, causa/efecto, reciprocidad, necesidad, posibilidad, existencia, totalidad, unidad, pluralidad, limitación, realidad y negación) que solo pueden aplicarse en un marco espacio temporal. Tanto las categorías y el tiempo-espacio son formas de intuición que la mente impone a la experiencia fenomenal para darle sentido al mundo. Es la famosa idea llamada por él mismo como Revolución copernicana. Kant da solución al problema de cómo la mente adquiere conocimiento de la experiencia al sustentar que ella impone principios sobre la experiencia para general conocimiento.
En su segunda obra descubre una ley moral universal a la cual llamó “el imperativo categórico”. Dice Kant: “Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio”.
Kant en pocas palabras intenta dar respuesta a cuatro preguntas fundamentales: ¿Qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué cabe esperar?, ¿qué es el hombre?
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Administración y Maestro con especialidad en Educación por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Amante de la cultura, la filosofía, la literatura, el cine y las matemáticas. Gusta de leer y escribir sobre historia, psicología y filosofía.
