Octavio César Mendoza
La difamación, la calumnia, el chisme, el chiste y los infundios, son el menú de la carta que los críticos actuales de Ricardo Gallardo Cardona ofrecen a sus comensales de prójimo de la ultraderecha y el conservadurismo potosino; estos últimos siguen alimentando, con los recursos obtenidos durante su paso por el poder público, a comentaristas de radio, internet y televisión, así como a periodistas, columnistas y caricaturistas, y a su hambriento resentimiento contra el hombre del pueblo que les vino a arrebatar el poder.
Este circo de caníbales se ha vuelto tan divertido que, haga lo que haga el titular del poder Ejecutivo, hay un pero como respuesta, seguido de una desacreditación de sus acciones y un desafortunado juicio ad-hominem. La idea, según ellos, es mantener al gobernador ocupado con sus ataques, aunque “El Pollo” tenga una agenda de trabajo de muy alto nivel, y no necesita ver ni oír a quienes son ciegos y sordos; menos si anda en Alemania cerrando más negocios no sólo para San Luis Potosí, sino para México.
En lo cotidiano, las charlas de los “intelectuales” que figuran en nóminas de ayuntamientos e instituciones dominadas por los conservadores, están llenas de odio hacia el único líder democrático que ha logrado obtener más de medio millón de votos en este Potosí que ahora sí es de las y los potosinos. Sus comentarios en mesas de diversa forma y en columnas también poligonales o esotéricas, son escritas con tinta biliar.
Lo que sucede, en realidad, es que la Campaña Negra y la Guerra Sucia son los únicos espacios donde para estos soldados de la obediencia a ciegas cualquier hoyo es trinchera, ya que mucha de esta tropa se quedó sin su pequeña o gigantesca cuota de poder, influencia o chayote, y eso los ha transformado en un ejército de mercenarios de la opinión dispuestos a servir al mejor postor -que suelen ser sus ex patrones en el Gobierno, y ahora en la IP de la ultraderecha.
Pero esto, en la relación Pollo-Sociedad, no tiene mayor impacto ni hace mayor mella; al contrario: cada vez hay más rumores de que AMLO tiene evaluado el factor popular del mandatario potosino a la hora de inclinar la balanza de un lado u otro de su corcholata a sucederlo en el poder, lo que ya le asegura una cartera en el gabinete del siguiente presidente de la República. También, es parte de los posibles candidatos de la izquierda plural del México moderno, y tienen amplias posibilidades de crecer como figura nacional.
Pero lo que en el fondo molesta a los conservadores, a la ultraderecha, a la par del éxodo de las instituciones del cual han sido objetos, es que este joven les esté arrebatando el futuro patrimonialista. Como ya vieron que con su caballo negro apenas llegaron a la alcaldía de la capital, y no tienen un sólo liderazgo que posea la fuerza necesaria para hacer frente al tsunami verde que se viene en el 2024, están retomando sus ya risibles prácticas de criticar hasta lo que come el gobernador, desempolvar carpetas de investigación que ya son propiedad del Archivo General de la Nación, reabrir la cripta de Nosferatu e invocar a todos los demonios beneficiados por el neoliberalismo, a emprender la madre de todas las cruzadas clasistas: pégale al Pollo.
Así, elevan a “especialistas” en cultura a personajes de bajísima talla intelectual para que opinen por qué los que los echaron del poder deben ser medidos con la misma vara; o gritan a los cuatro vientos que los grupos del crimen organizado son sus empleados y por eso estos, muy obedientes, entregan a personas secuestradas, armas, drogas, vehículos y dinero al Estado, con tal de que “su jefe” no se enoje y los castigue; o se mofan de las patrullas Mustang porque estas no son helicópteros Tomahawk y submarinos nucleares a la vez “y pos así cómo” -sesean-; o ponen el grito en el Facebook porque la Procesión del Silencio duró 45 minutos más, gracias a la más amplia participación de potosinos en su historia. Si el gobernador se viste de verde, hay tabla. Si el gobernador señala a los distinguidos prestanombres detrás del negocio de la presa El Realito, hay tabla. Si el gobernador prefiere ir al baile de la Feria de la Enchilada en Soledad junto con otros cien mil potosinos en lugar de aplaudirle a Los Ángeles Azules con otros veinte mil potosinos, hay tabla. Desde los medios de la ultraderecha, hay tabla todos los días.
Total: para tirar lodo no se necesita saber usar la cuchara, y en eso se las gastan desde varios medios de nostálgica raíz conservadora sus cada vez más mermadas ganancias aquellos que ven en sus sponsors una tabla pero de náufrago que se comienza a convertir en astillas. Hay de tablas a tablas, y las del gobernador están haciendo historia en la política local.
El efecto social, en oposición, dice que los desinformantes están haciendo muy mal su chamba, pues Ricardo Gallardo Cardona, El Pollo, RGC24, El Padrino, o como lo quieran llamar, se ha impuesto dentro del ánimo popular como un hombre que ayuda a la gente, que trabaja sin descanso, y que tiene mucho más qué dar a la sociedad, y es por eso que es uno de los “gobers” mejor evaluados de México, sin que eso signifique tener que pagar a los medios que llevan a cabo sus evaluaciones para que lo pongan en primer lugar. Solito, solito, Gallardo subió a esos primeros lugares, y ahí lleva un año y medio, y los que le faltan. Para eso hay un proyecto social que puede durar 5 décadas. Asústense, sepulcros blanqueados.
Sin embargo, lo realmente preocupante para un servidor es que los desinformantes quieren que le vaya mal al gobernador y, por consecuencia, a San Luis Potosí. Tratar de golpear con el mazo de lo ocurrido en Matehuala, por ejemplo, evidencia que la ultraderecha conservadora está desesperada ante el crecimiento continuo de la figura de nuestro mandatario y, también, que no hay un poco más de IQ en los genios que siguen maquinado planes y planas de “opiniones” cuya única búsqueda es confundir a la sociedad, por lo que ya recurren al refrito hasta niveles de colesterol insoportables. Les va a dar un infarto.
Es más: ya se hartaron de ese concepto de “La Herencia Maldita” porque les cala, les duele en el alma y en el corazón ser parte de esa antigua estirpe de vividores del sistema, y ya no tienen más espacio que los medios, propios o creados por sus patrones, para seguir subidos en el tren del mame. Así se la pasan.
Pasan y pasan y pasan y pasan y pasan y pasan y pasan y pasan, vagos y vagones cargados de hilarantes mentiras, y no se cansan, y no se cansarán mientras haya algunos ingenuos dispuestos a pagar bajo la ensoñada idea de la reelección o del retorno al poder. Se resisten al cambio porque creen que en el 2024 se les renovarán el contrato y las canonjías que seguirán impulsando su riguroso intestino desinformativo.
Nel. Se les acabó el veinte, y el diezmo, y el centavo; pero no las ganas de estar chingando. Es su vocación. Ahí sí ni cómo hacerle.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Nació en San Luis Potosí en 1974. Actualmente es director de Publicaciones y Literatura de la Secretaría de Cultura, y también dirige la Casa del Poeta Ramón López Velarde y la Editorial Ponciano Arriaga. Ganó el Premio Nacional de la Juventud en Artes en 1995 y el Premio 20 de Noviembre en 1998 y 2010. Ha publicado siete libros de poesía y uno de cuento. Fundador de las revistas Caja Curva y CECA, también colaboró en Día Siete, Tierra Adentro, entre otras. Asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, siendo él presidente municipal, gobernador y director de Casa de Moneda de México.