Abelardo Medellín Pérez
De forma casi imperceptible, silenciosa y apenas percibida, por debajo de la fachada de paz, comienza a crujir y romperse de forma decisiva la relación amistosa y pacífica entre el gobierno de la capital potosina, encabezado por Enrique Galindo Ceballos, y el gobierno del estado de San Luis Potosí, dirigido por Ricardo Gallardo Cardona.
Lejos, muy lejos, quedaron esos días conciliatorios en que el Gobierno del Estado tenía una fija postura de “silencio” ante los escándalos del ayuntamiento.
¿Cómo olvidar cuando se reveló la millonaria suma que pagaba el Ayuntamiento de la capital a José Mario de la Garza Marroquín, por el servicio de asesoría jurídica?, ¿cómo olvidar que cuando esto se reveló el gobernador dijo “no voy a opinar mejor, ahí la dejo?
Tales deslindes y silencios, mostraban una distancia respetuosa, pactada para navegar con bandera pacífica el ejercicio de gobierno que cada uno tenía a su cargo; por la misma razón, nunca vimos al alcalde quejarse o señalar acciones del gobierno estatal con las que tuviera algún inconveniente.
Esa paz artificial, no duró ni seis meses.
En una sana democracia, las enemistades y escisiones políticas comienzan semanas antes del inicio de las precampañas electorales (posteriores a septiembre del año previo); pero en San Luis Potosí somos, hoy, testigos de una división precoz de los dos estratos políticos más influyentes para las definiciones: la presidencia municipal de la capital y la gubernatura.
El primer anuncio de esta ruptura fue el, muy somero, pero contundente, comentario hecho por el vocero de Seguridad, Miguel Gallegos Cepeda, quien responsabilizó al gobierno de Galindo Ceballos por no tener una adecuada regulación de establecimientos de bebidas alcohólicas y señaló que esto había provocado el ataque en una vinatería ubicada en la zona de periférico que aconteció el pasado 24 de abril.
Gallegos Cepeda comentó entonces que el gobernador ha hecho cinco apercibimientos para que el municipio solucione este tema, pero el ayuntamiento no lo ha hecho.
El segundo aviso de esta separación entre autoridades, se deja ver en el tono con que el gobernador habló hace unos días del tema de un posible desabasto de agua generalizado en la capital de San Luis Potosí.
Según el gobernador, dicho desabasto solo podría ocurrir si Interapas (cuya junta de gobierno preside Galindo Ceballos) permite que así sea; de igual manera hizo referencia al plan emergente propuesto por Galindo, lo tildó de ser “una inversión millonaria” y conminó al alcalde a entregar un informe de este proyecto esta misma semana.
La forma es fondo. El hecho de que el gobernador, al ser cuestionado sobre un problema tan serio, haya optado por un “no me toca a mí, le toca a ellos”, demuestra que las cortesías políticas se acabaron y ahora Galindo Ceballos es susceptible a convertirse en el próximo chivo expiatorio del gobierno del estado, en el momento en que lo requieran para ese papel.
La cereza de este pastel de divorcio político, la colocó en lo más alto de la ruptura el secretario general de gobierno, Guadalupe Torres Sánchez. El pasado viernes 21 de abril, durante la rueda de prensa del gobernador para informar sobre su gira a Alemania, Gallardo Cardona fue cuestionado sobre una supuesta petición del alcalde Galindo Ceballos para municipalizar los bulevares río Santiago y río Españita, así como la Zona Industrial, con la finalidad de poder intervenirlos con infraestructura.
El enojo del gobernador ante tal atrevimiento se le escurría por los poros al mandatario, pero Gallardo, poco acostumbrado a mancharse las manos con funcionarios en turno, le dio una señal a Torres Sánchez y éste tomó la palabra para despotricar contra Galindo Ceballos.
Desinformado y con intereses económicos; de ahí no bajaron a Galindo Ceballos. Según Torres Sánchez, la propuesta que el alcalde había presumido esa misma semana, ni la había recibido el gobierno, ni era de lo que decía Galindo.
El secretario afirmó que Galindo estaba interesado en intervenir vías que el gobierno estatal ya había intervenido (y por lo tanto no tenía sentido) y aseguró que el alcalde capitalino solo tenía interés en meter patrullas de tránsito en estas zonas para poder cobrar infracciones: intereses recaudatorios pues (y así lo dijo Torres Sánchez).
Este no fue un comentario aislado y personal del secretario. Mientras Torres Sánchez enlistaba las obras que el gobierno estatal ha hecho y por las que no tenía sentido la propuesta del alcalde, el propio gobernador estaba susurrándole al oído obras del anillo periférico para mencionar y abonar a la crítica contra el alcalde.
La explicación a esta obvia separación entre niveles de gobierno, obedece a los tiempos. Ya es 2023 y estamos a poco más de 150 días para que comience el año electoral. Las aguas no están visiblemente agitadas, pero por debajo de la superficie, muchos perfiles ya hacen remolinos y corrientes con tal de ser los ungidos para conseguir alguna candidatura de cara al 2024.
Con Gabino Morales presumiendo sus ganas de ser alcalde o senador, desbandadas de alcaldes que claramente temen por su cuello y los partidos cada vez más urgidos a cerrar filas y definir proyectos políticos, queda claro que razones sobran para que Gallardo Cardona busque definir quién es útil y quién estorba.
¿De qué lado de ese espectro quedó Galindo? Habrá que preguntarse.
Por los hechos recientes, tal parece que Galindo sigue en el radar del gobierno estatal, pero no en una posición que le convenga. Es bien sabido que una de las metas partidistas (y gubernamentales) del proyecto del Partido Verde Ecologista de México en San Luis Potosí, es ganar la capital potosina. Por eso se requería de Galindo, para que él la entregara en paz y sin oponer resistencia. Sin embargo, tal parece que, hechos los cálculos y midiendo los riesgos, el gobierno estatal pudo haber decidido que Galindo valía más como sacrificio que como aliado.
Solo el 2024 nos dirá con qué tanto prejuicio se dispondrá del alcalde capitalino desde palacio; por ahora, lo evidente es que la comanda, desde palacio de gobierno, es no tener más simpatía con el apestado… y el apestado es Galindo Ceballos.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.