Humo y Espejos: Pseudo gobernantes

Abelardo Medellín Pérez

Las campañas negras, se han convertido en una de esas concepciones sobre explotadas, por ese sector del aparato del estado que no encuentra otra idea que justifique su intolerancia a la crítica.

Si bien es cierto que existen páginas, muy publicitadas, que se han dedicado a difundir datos imprecisos, notas editorializadas y opiniones disfrazadas de información, la tentación por meter a todo lo incómodo en el mismo costal, le ha restado perspectiva a quienes hoy en día ocupan cargos públicos en San Luis Potosí.

Esta semana, el alcalde de la capital potosina Enrique Galindo Ceballos denunció la existencia de una “campaña negra” en contra de su manifestación, orquestada por una decena de páginas de Facebook que habrían difundido un documento oficial falseado.

El alcalde, afirmó que estas campañas representaban “una afectación a la opinión pública”. El señalamiento es pertinente, en efecto; el tejido público necesita datos e información certera y oficial para poder construir sus narrativas y explicaciones sobre lo que ocurre. Si la información es falsa o dudosa, las interpretaciones que se hagan sobre las acciones del gobierno serán poco menos que imprecisas e insuficientes.

Sin embargo, este ánimo de denuncia iniciado por el alcalde de la capital esta semana, fue aprovechado como un impulso por el gobernador potosino, Ricardo Gallardo Cardona.

Hasta ahora, casi toda crítica o señalamiento cierto contra el gobierno estatal era respondido de la misma manera: descalificación, negación y omisión.

El ejecutivo estatal sostenía un ánimo pasivo ante los medios que lo criticaban y al quejarse de ellos, cuando lo creía necesario, lo hacía a través de generalidades tan poco específicas que todos o ninguno podrían sentirse aludidos.

Pese a ello, esta misma semana, luego de los señalamientos del alcalde, el gobernador informó que su administración ya ha iniciado demandas contra “pseudo-periodistas” cuyo pecado más grande fue el haber abierto una página de Facebook, según lo explicó el propio Gallardo.

El gobernador incluso afirmó que la Fiscalía General del Estado debía buscar y encarcelar a todos los “pseudo periodistas” que, en ejercicio único de un interés obscuro, “atacan” a la administración estatal.

Las descalificaciones no se detuvieron ahí. Una cosa es señalar los intereses particulares con los que podría cargar un medio y otra muy distinta es acusar de parciales y conspiradores a quienes, meramente, dedican su vida al periodismo profesional.

Este miércoles 31 de mayo, el gobernador Gallardo Cardona, durante un evento público, volvió a esgrimir el argumento de que había medios que le atacaban y llegó a calificar de “destructiva” la información difundida por estos medios.

El gobernador fue un paso más allá. Tal como hizo con el caso de las unidades de transporte público, el gobernador disculpó a los dueños y culpó al trabajador.

Según Gallardo Cardona, los dueños de los medios de comunicación en el estado no tienen injerencia en lo que hacen y terminan por publicar los periodistas profesionales (de entrada, una visión altamente e inocente), además, comentó:

“Son los que hacen las cabecitas de los medios, los que escriben, que han sido conservadores durante toda la vida y toda la vida defendieron a los que estaban en el poder”.

El gobernador no ve malicia ni mano negra de parte de quienes tienen la propiedad de un medio, sino que ve a un conciliábulo maléfico de conspiradores en los periodistas de calle que se acercan a hacerle preguntas.

Entonces pareciera que el gobernador no está enojado con lo que publica un periódico, sino con aquello que se le pegunta luego de que se publica una nota.

Gallardo Cardona, pareciera tomar una posición de sumisión ante los directores de medios de comunicación: “estoy inconforme con lo que publicas, pero no es culpa de tu medio, es culpa del eslabón más débil de dicho medio”.

¿Qué interés podría tener una periodista profesional en afectar al gobernador, si ambos actores funcionan en esferas distintas?; el gobernador, es parte de un juego finito, mientras que los periodistas son parte de un juego infinito. Para el gobernador la meta era conseguir el poder, ejercerlo y luego salir del cargo para abandonar su encargo (un juego finito), mientras que, para el periodista profesional, siempre está presente el hecho de que participa en una dinámica de registrar con veracidad lo que ocurre con conocimiento de que hubo periodismo antes que él y lo habrá mucho después un juego infinito).

Con todo esto en mente, la idea de “campaña negra” por parte del gobierno, pareciera estar hecha más de miedos que de calumnias.

Al gobierno del estado no le preocupan las campañas de información falsa, porque si mañana sale alguien a decir que, por ejemplo, el gobierno ha ocultado el gasto en adquisición de patrullas… esto no sería una campaña negra, si no una realidad.

Con esto en mente, queda claro que la campaña negra que perciben los servidores públicos, está más bien sustentada por el temor a que la población de entere de verdades incómodas.

Eso no es una campaña, es una resistencia a rendir cuentas ante todos los ciudadanos.  Permítanme repetirlo: todos los ciudadanos.

El gobierno califica a los reporteros que cuestionan como “pseudo periodistas”, por no cumplir con las expectativas particulares de la administración. En ese sentido, ya que el gobierno no cumple con las expectativas públicas de transparencia, respeto a la libertad de expresión y de opinión, es lógico pensar que, actualmente, tenemos un séquito de “pseudo gobernantes”, esperando por un silencio, que está lejos de llegar.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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