Gloria Serrato
La salud emocional de las personas es hoy por hoy uno de los temas más importantes para gobiernos y sociedad, para los organismos internacionales de derechos humanos, como son la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, después de la pandemia del COVID-19 las personas hemos tenido que afrontar una forma distinta de relacionarnos, no ha sido nada fácil sobre todo para los grupos de personas que han presentado condiciones de mayor vulnerabilidad.
Cuando hablamos de bienestar de las personas incluimos también la salud mental porque es el elemento indispensable para podernos relacionar con nuestro entorno, la mente organiza la forma en que pensamos, sentimos y actuamos ante situaciones que se nos presentan, por supuesto que nos ayuda además a relacionarnos con las personas y a tomar decisiones.
La Ley General de Salud se refiere a la salud de las personas como un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. El derecho a la protección de la salud pretende el bienestar físico y mental de la persona, para contribuir al ejercicio pleno de sus capacidades así como para mejorar la calidad de vida humana. Desde esa premisa la salud consiste en el bienestar integral de las personas.
Sabemos que hay diferentes factores que pueden alterar nuestra salud mental, que pueden ser aspectos biológicos, las experiencias de nuestra vida, los antecedentes familiares, el estilo de vida, el consumo de sustancias perjudiciales, uno de los grandes acontecimientos que ha vivido la humanidad fue la pandemia del COVID-19 que marcó un antes y un después sobre la forma en cómo nos relacionamos las personas, tuvimos que permanecer aislados y quienes más afectación tuvieron fueron las niñas, los niños y adolescentes.
Ha habido diversos estudios e investigaciones por parte de especialistas en todos los campos del conocimiento tanto en ciencias sociales como en ciencias de la salud, para exponer los cambios que se han experimentado las personas en su salud emocional tras la crisis sanitaria mundial, y han revisado la situación que vivieron niñas, adolescentes y mujeres como parte de los grupos vulnerables, y advierten de la urgente necesidad de alcanzar el bienestar integral que nos permita la disminución de las enfermedades mentales que afectan nuestra interacción emocional con las personas a nuestro alrededor.
La violencia contra las mujeres desde el año 2005 fue considerada por la Organización Mundial de la Salud como un problema de salud pública, por lo que se hizo necesario identificar los nuevos factores de riesgo que arrojó con la pandemia
El Instituto nacional de salud pública ha referido que en nuestro país, una de cada cinco personas presenta un trastorno psiquiátrico, más el 75% de los casos graves y moderados es en adultos, de acuerdo con datos en la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, la prevalencia de depresión es mayor en mujeres que hombres.
Por otro lado la Encuesta Nacional de las Dinámicas en los Hogares (ENDIREH 2021), ofrece datos que muestran el aumento de los trastornos emocionales en mujeres y niñas, el reto ahora es atender de manera integral a las niñas. Adolescentes y mujeres que han vivido algún tipo de violencia para que tengan el diagnóstico adecuado y luego tratamiento.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es periodista y abogada, doctora y maestra; especialista en atención a víctimas, derechos humanos, transparencia y salud. Actualmente es directora general del Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí. Anteriormente se desempeñó como directora de Derechos Humanos en la Fiscalía General del Estado; fue comisionada de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas y presidenta de la Mesa Interinstitucional de Feminicidios. Cuenta con diversas publicaciones entre las que destaca su tesis doctoral Construcción de Personajes: El Subcomandante Marcos y la prensa en México 1994 a 1995.