Carlos Rubio
Poco duraron aquellos tiempos en los que Enrique Galindo despertaba por la mañana y le enviaba un mensaje a Ricardo Gallardo para preguntarle ¿qué sigue para San Luis Potosí? Como dijo en septiembre de 2022 durante su primer informe de Gobierno. Aquella forzada relación de amistad por fin exhibió su carencia de elementos para sostenerse y que su construcción se hizo sobre un engaño hacia la población, que solo era espectadora de un show de halagos y alabanzas de mala calidad.
El gobernador se retiró la mascara y dejó de fingir agrado de compartir escenario con el alcalde, algo previsible y la única duda que prevalecía era ¿cuándo va a ocurrir? Quizá sucedió antes de lo esperado. El problema de hoy es que Galindo se resiste a quitarse la mascara de vecino amigable y ha decidido recibir todos los embates que Gallardo ha comenzado a lanzar contra su gobierno. Cual boxeador entrenando con su costal, en espera de aquella batalla en la que pueda asestar un golpe determinante que fulmine a su oponente y lo mande a la fosa política.
Y es que entre más se acerca el inicio oficial del proceso electoral, los ataques del gobernador se vuelven más fuertes y evidentes; el último de ellos fue la acusación por un supuesto fraude de 150 millones de pesos. Pero si de opacidad e irregularidades hablamos, el gobierno de Ricardo Gallardo arrastra una larga cola que se puede pisar en cualquier momento, pero que el alcalde no ha querido accionar aún.
Lo cierto es que el proceso electoral se adelantó –por encima de la ley– y a nivel nacional prácticamente han comenzado las precampañas para la presidencia, por lo que ya no hay margen de esperar hasta el 30 de septiembre para que los interesados en una candidatura se perfilen entre sus simpatizantes. Eso lo entendieron Gallardo Cardona y su equipo, que no solo iniciaron el enfrentamiento verbal con el alcalde, sino que a través de redes sociales echaron a andar la maquinaria de bots y páginas que simulan ser de noticias, pero que incluso pagan publicidad para denostar la imagen pública de sus contrincantes.
El principal cuestionamiento aquí es ¿por qué Enrique Galindo no comienza a mover sus piezas rumbo al 2024? ¿O será que las mueve en lo privado? ¿Por qué? Sea como sea, el riesgo de que el gobernador y su séquito lo devoren y le impidan formar un proyecto sólido para el próximo año, es muy grande. Principalmente porque el alcalde tiene dos grandes problemas frente a él: una administración que no ha resuelto ningún problema y en cambio durante este tiempo se han agravado los que ya existían, y a un equipo altamente capacitado y probado para mandar a la tumba política a sus adversarios, el gallardismo.
Se le hace tarde al alcalde para tomar la rienda de la oposición en San Luis Potosí. Y no porque sea el más capaz o la mejor opción, pero por el cargo que ocupa actualmente, goza de una posición privilegiada para mostrarse como un rival fuerte que le puede plantar cara al gobernador. Ventaja que está desaprovechando mientras Ricardo Gallardo lo utiliza como costal para mostrarse fuerte entre sus simpatizantes.
No hay explicación para que Galindo continúe en su faceta de amigo buena onda, cuando la guerra ha sido declarada y San Luis Potosí necesita de un debate serio en torno a las políticas públicas del gobierno estatal. Eso sí, le conviene incentivar la conversación de forma inteligente y no mediante la acostumbrada denostación que utiliza el gobernador.
Si el alcalde no comienza a responder a los ataques de Gallardo, se quedará varios pasos atrás, pero además abrirá severas dudas sobre sus verdaderas intenciones para el 2024, sobre todo si al final del camino y sin complicaciones, obtiene un cargo que lo posicione en una cómoda silla en el Senado.
Entonces podremos conocer si de verdad la vocación de alcalde es la de servir y proteger, y no fue la de servirse y protegerse.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública.