Estela Ambriz Delgado
El templo de El Saucito reanudó sus actividades tras una reunión de representantes del Arzobispado con los ciudadanos que se oponen a la construcción del paso a desnivel a un costado del templo.
Al manifestar que la Iglesia no puede avalar un proyecto que desconoce, acordaron revisar la documentación respectiva y emitir un posicionamiento al respecto.
En la reunión los eclesiásticos reconocieron la fe que mueve a los habitantes y dijeron desconocer todas las irregularidades que manifestaron.
Entre los puntos que se destacaron es que las medidas del proyecto y las de la calle no corresponden, es decir, no es suficiente el espacio; que se terminará con la vía procesional que se realiza desde hace dos siglos, así como una grave afectación a las correntías subterráneas de agua, y por consiguiente mayor desabasto de agua potable para la zona.
La arquitecta María del Carmen Ramírez Ramos, que también es vecina, consideró que el proyecto está plagado de irregularidades, como por ejemplo la adjudicación de la obra desde diciembre de 2022, cuando fue hasta el 12 de junio de 2023 que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) emitió su fallo, además del operativo policiaco y la fuerza innecesaria que se utilizó contra ellos en la madrugada del martes 11 de julio.
“¿Cómo puede ser que la autoridad venga a iniciar una obra con decenas de elementos policiacos fuertemente armados? No puede ser, eso no es una buena gobernanza y estamos en la lucha, porque hay una serie de irregularidades desde la misma adjudicación de la obra”, señaló.
Por otra parte, la arquitecta destacó que el dictamen del INAH es contradictorio, pues otorga una autorización de la obra sin tener un estudio antropológico de la zona, y el mismo dictamen reconoce que hay una gran manifestación de fervor religioso, una práctica cotidiana de la religiosidad, cultura e identidad, por lo que recomienda al Ayuntamiento sociabilice lo más posible el proyecto, lo que nunca se hizo.
“Nadie nos preguntó y nos quieren imponer un proyecto que altera y daña nuestro patrimonio cultural y material. El mismo INAH en su dictamen dice que se tienen que salvaguardar sus manifestaciones culturales, religiosas, y resulta que la calle de Fray Diego de la Magdalena, en el tramo de la iglesia a Vasco de Quiroga, en una época del año es un paso procesional de más de dos siglos”.
En el mismo sentido destacó la importancia de que se considere la vía procesional, pues la transformación física de la calle va a impedir completamente el desarrollo de la tradición que en marzo cobra un gran valor religioso, lo que se ha documentado en diversas investigaciones.
“Es un proyecto totalmente desvinculado, no hay un análisis del entorno, de barrio, lo hizo un despacho de Monterrey grabando durante una semana con un dron. No es posible, nosotros no nos vamos”.
Al respecto, la antropóloga Piña Garnica indicó que el Colegio de San Luis (Colsan) ha dado seguimiento al caso y han revisado el dictamen del INAH, con lo que coincidieron que efectivamente han visto que es contradictorio.
“Hay una serie de procedimientos que se han saltado, y lo digo como científica social y como observadora social, quisiera destacar el que se tenga que tomar la calle para llegar a un diálogo. En nuestras investigaciones hemos visto continuamente que no se toma en cuenta el punto de vista de las comunidades afectadas, esto ha pasado en múltiples veces en nuestro estado y en nuestro país, es un patrón del Estado”.
Por su parte, la antropóloga Gabriela Buda, quien también es bióloga, alertó que además de la ruptura de las manifestaciones culturales está la parte ambiental, pues se eliminará el arbolado y se afectará el abastecimiento de agua potable al afectar las corrientes subterráneas.
“La obra afectaría las escorrentías que están por debajo, no solamente que se va tapar la afluencia del agua hacia los vertederos, va a dejar secos muchos pozos de por aquí y va a dejar a la gente sin agua, lo que aumentará el problema de escasez en la zona metropolitana de San Luis. Sería muy lamentable que además del daño social, cultural, y patrimonial que se le va a hacer a El Saucito con esta obra, además vayan a dejar sin agua a todos”.
Después de escuchar el sentir de los inconformes, el representante legal del Arzobispado, Marco Antonio Luna, consideró que la Iglesia no puede avalar un proyecto que desconoce, pues el Ayuntamiento nunca les ha hecho llegar el proyecto ni la documentación correspondiente, y por consiguiente el Arzobispado tampoco ha emitido un documento en donde lo avale.
“Tenemos conocimiento del proyecto, pero no nos han hecho llegar los estudios de factibilidad ni los permisos. La iglesia no puede avalar de ninguna forma un proyecto que no cuenta con todas las condiciones, las formalidades y sobre todo con el compromiso de haber socializado un proyecto y que la comunidad lo vea como un beneficio”.
La arquitecta María del Carmen también hizo referencia a los señalamientos del presidente municipal, Enrique Galindo Ceballos, quien dijo que no son de El Saucito los que están inconformes con la obra.
“Estamos defendiendo una herencia cultural que nos dejaron nuestros antepasados, nosotros somos generaciones y generaciones que vivimos en El Saucito y que no lo estén considerando, que nos estén minimizando, ninguneando… Ahorita sí los medios están diciendo que somos una bola de vándalos, pero no es cierto, a nosotros nos mueve la identidad, lo que somos. Si permitimos que pasen por encima de lo que creemos no somos nada, de lo que nuestros ancestros han construido, no valemos nada”.
Asimismo, la vecina expresó que lo que está atrás de este paso a desnivel son una serie de desarrollos inmobiliarios privados, y es por eso que están indignados, pues por intereses privados de inmobiliarias afectan la cultura, tradición y fe religiosa de un pueblo que se reúne año con año en una procesión.
