Enrique Galindo ninguneado en el PRI

Antonio González Vázquez

El Partido Revolucionario Institucional se hunde en el fango en aras de ilimitadas ambiciones de la cúpula.

Una vez más, las y los revolucionarios exhibieron su ancestral vocación al agandalle, la simulación y la traición.

Lo poco que queda del tricolor se dilapida sin contemplaciones por parte de una dirigencia convertida en grupúsculo faccioso. A semejanza del Comité Ejecutivo Nacional, donde Alejandro Moreno Cárdenas lo maneja a su placer y antojo, Sara Rocha Medina hace lo propio en San Luis.

El oficio de la buena política es algo desconocido en un partido que probadamente no puede dejar de ser lo que siempre ha sido: un arsenal de mañas y usos antidemocráticos.

Lo sucedido en la sede priista el pasado sábado es ejemplo de su vocación por las artimañas y la farsa.

Ese día, el supuestamente primer priista del estado, Enrique Francisco Galindo Ceballos, recibió un duro golpe de su dirigencia estatal: le hicieron ver que su liderazgo no vale nada; es uno más y le guste o no, debe disciplinarse.

Se dieron el lujo de abollar la imagen del alcalde a quien bajaron de la nube en la que andaba; lo redujeron a un vulgar mentiroso.

En el Revolucionario Institucional juegan chueco contra sus propios militantes.

Al alcalde capitalino le hicieron a un lado del Consejo Político Estatal, para el que proponía a Martín Reyna Puente como Secretario Técnico.

Sorpresivamente, esa alternativa que según el edil ya se había acordado con la presidenta del Comité Directivo Estatal, fue desplazada por la propuesta oficial, en favor de Alberto Rojo Zavaleta.

En protesta, Galindo Ceballos y medio centenar de sus seguidores que le acompañaban a la Asamblea de toma de protesta del Consejo para el período 2023-2026, abandonaron el evento y enseguida arrojaron sus acreditaciones al piso de la explanada del edificio sede.

Una muestra de desprecio a la presidenta del partido.

Así se hace política en el PRI: entre el lodazal del que cada quien cree cruzar libre de manchas.

A Rocha Medina le pareció una descortesía el abandono de Galindo y sus huestes de la asamblea porque para ella, lo políticamente correcto fue hacer consejeros estatales a sus hijos.

Lo que empieza mal, mal termina.

En julio pasado, el CEN del PRI emitió la convocatoria para renovar el Consejo. Incluía una jornada electiva a celebrarse el 20 de agosto, aunque advertía que de haber planilla única, se suspendería la elección.

Y eso fue lo que ocurrió: la planilla roja diseñada del Comité Estatal fue la única registrada.

Lo que escandalizó fue la inclusión de Josué Emiliano y David Hernández Rocha como integrantes de ese Consejo. Su único mérito, ser hijos de la presidenta del partido.

El reparto de consejerías por parte de Rocha Medina fue para las estructuras estatal y municipales, empleados del Comité Estatal, así como representantes de sectores y organismos internos. La cereza en el pastel, fue hacer consejeros a las y los integrantes del Órgano Auxiliar de la Comisión Nacional de Procesos Internos.

Alberto Rojo Zavaleta, Hernando Cuello Montañez, María Antonieta García Galaviz y Ricardo Figueroa Castro aprobaron el dictamen en favor de la planilla Roja de la que formaban parte.

Ese es el nuevo Consejo Estatal del PRI o diríase, el Consejo en manos de Sara Rocha.

Ante ese panorama, Enrique Galindo buscó que le dejaran algo a él y su grupo, así que propuso a Martin Reyna para encabezar la Secretaría Técnica, pero llegó el día de la Asamblea y Sara Rocha no cumplió el acuerdo, aunque ella ha dicho que nunca hubo tal acuerdo.

Sin temor a hacer ver mal al alcalde y ponerlo en ridículo, la priista aseguró que éste “debió pensar que me dijo” de su propuesta a la Secretaría Técnica, “pero no fue así”.

En contraste, el presidente municipal afirmó que “lo habíamos estado platicando, no solo el nombre, sino la posición”.

A mayor claridad, el edil quería la Secretaría Técnica para Martín Reyna, pero le hicieron creer que así sería y al final, no le concedieron su deseo.

La molestia de Galindo fue tal que acusó que “me parece que no está representado todo el PRI en el Consejo, no estoy de acuerdo”.

Mientras era entrevistado por las y los reporteros que cubrían el evento, sus acompañantes, en su mayoría funcionarios y empleados del ayuntamiento corearon la consigna: “Galindo es el PRI”; mientras, en el auditorio Plutarco Elías Calles concluían la ceremonia como si nada hubiera pasado.

Al inicio de la Asamblea, Galindo lucía sonriente y saludaba, con el brazo extendido lucía el dedo meñique hacia arriba en señal de todo va bien, pero en la medida en que avanzaba la reunión se fue ensombreciendo hasta que no toleró más y tras hacer unos comentarios a Sara Rocha sobre la nula transparencia del proceso, se puso de pie, tomó de la mano a su esposa Estela Arriaga se encaminó a la salida del auditorio.

Los suyos lo aplaudían y el resto lanzaba arengas a favor de la presidenta del partido avalando así sus actos.

No se trata de un simple berrinche del alcalde, sino que es potencialmente punto de quiebre para ahondar la discordia y la división.

A Galindo ya le habían desdeñado desde antes, pues tras la renuncia de Elías Jesrael Pesina Rodríguez a la dirigencia, había propuesto como secretario General del Comité a Víctor Hugo Salgado y le dijeron no.

Lo invisten como “el principal activo del partido” aunque en los hechos sucede lo contrario.

Con razón, el morenista Leonel Serrato Sánchez le dijo alguna vez a Galindo: “estás del lado incorrecto de la historia”.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.

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