Ángel Castillo Torres
Decidió vender su alma al diablo, tirar al bote de la basura el poco prestigio que le quedaba, abandonar el barco antes de que se hundiera. No pudo resistir el embriagador canto de las sirenas y como Judas, traicionó a su manada. Su adicción enfermiza por los reflectores, su megalomanía y necesidad de reconocimiento social lo llevaron a ser desleal. Él, que siempre se sintió destinado a ocupar la gubernatura y que en sus sueños de opio fantaseaba que era un ser único, extraordinario, fuera de serie, dio un salto al vacío. Su arrogancia y ambición lo perturbaron. Sus años como rector y luego como presidente municipal lo volvieron adicto al poder. Pero el exrector olvidó que el poder es una droga que trastorna a los inteligentes y vuelve locos a los pobres de espíritu. No todos están preparados psicológicamente para ejercerlo.
En la Grecia antigua existía una palabra muy precisa para definir los desvaríos que produce el poder y sus excesos: Hybris. El vocablo hace referencia a ciertas enfermedades del temperamento; describe esa obsesión de aspirar a más de lo que en realidad es posible. Reseña los rasgos de personalidad de alguien que está dominado por los demonios de la Hybris: desmesura, orgullo y arrogancia.
La precipitada, aventurera e imprudente decisión que Mario García tomo hace unos días al aceptar ser secretario de Cultura del gobierno del estado lo ha colocado en una situación harto difícil. El deshonor lo envuelve, el repudio social lo golpea de manera inmisericorde. Su imagen pública está por los suelos, zangoloteada en el lodazal de la ignominia. Está siendo juzgado despiadadamente en el tribunal de la opinión pública porque su decisión lo muestra como un hombre incongruente, desleal y oportunista. Mario, siendo priista por accidente y no por convicción, ha puesto en ridículo a su partido y al grupo de potosinos que lo invitaron a ser promotor “ciudadano” del Frente Amplio por México. Al aceptar formar parte de un gobierno aliado de Morena debilita la autoridad moral del bloque opositor formado por el PAN, PRI y PRD. Con su desleal comportamiento, Mario da la razón al presidente López Obrador cuando afirma que “la oposición está moralmente derrotada”. Sin embargo, al exrector no le importo dañar de esta forma a sus compañeros de lucha. Pero por más baquetón que sea Mario en su vida, le va a doler haber cometido esta afrenta y lo va a pagar con tormentos atroces que lo harán sentir culpable; el tiempo que dure en el cargo de secretario de Cultura se verá atormentado por el tribunal de su conciencia que no lo dejará en paz y le recordará que ha cometido una infamia. Una persona pierde su dignidad cuando se deja utilizar por otros. La dignidad también se pierde al cometer actos indignos.
El gobernador Ricardo Gallardo fue muy inteligente al escoger a un personaje veleidoso como Mario para exhibir a sus adversarios como incongruentes y proclives a la traición. Siguiendo las enseñanzas de Julio César, el famoso emperador romano, El Pollo aplico su eficaz receta: “Divide y vencerás” (divide et impera) y reclutó a Mario García para fracturar a sus opositores. Pero no debemos juzgar por esta sagaz maniobra al joven mandatario, la política es, entre otras cosas, un juego de estrategias. Y como la política la hacen los imperfectos hombres y no los ángeles del cielo, este episodio de nuestra vida pública en la que Mario García es el villano de la película, nos permite entender por qué millones de ciudadanos vomitan a los políticos.
Algunas metáforas que ilustran la debilidad humana en casos como el que hoy comentamos
1.- Judas.
Judas traicionó a Jesús a cambio de treinta monedas de plata. El discípulo condujo a los esbirros enviados por el sumo sacerdote al Jardín de Getsemaní, donde se encontraba Jesús, y lo identificó por medio de un beso. Por este acto el nombre de Judas, las treinta monedas y el “beso de Judas”, son sinónimos de traición.
2.- Fausto, el que le vendió su alma al Diablo.
Fausto es el protagonista de una leyenda clásica alemana. Él es un hombre inteligente y de gran éxito, pero también insatisfecho con su vida, por lo que hace un pacto con el diablo en un cruce de caminos entregando su alma a cambio de conocimiento y placeres mundanos ilimitados. La leyenda de Fausto remite directamente al tema de Job (el justo que sufre injustamente) y es la base de muchas obras literarias, artísticas, cinematográficas y musicales que la han reinterpretado a través de los años. “Fausto” y el adjetivo “fáustico” implican una situación en la que una persona ambiciosa renuncia a la integridad moral para alcanzar el poder y el éxito durante un plazo limitado.
3-. Venderse por un plato de lentejas. (Dejarse convencer, sobornar o intimidar muy fácilmente).
Según un relato bíblico, Esaú le vendió su herencia (primogenitura), con todo lo que implicaba, a su hermano Jacob, por un plato de lentejas. Entregó algo muy preciado a cambio de una cosa de escaso o nulo valor.
4. Las ratas abandonan el barco previo al naufragio.
Es una metáfora (parábola) para decirnos que cuando las cosas van mal, la gente huye. Se considera como una traición, y esto se representa mediante un animal que a la mayoría de las personas les da asco. El barco hundiéndose representa una situación difícil que hay que afrontar. Y los primeros que se van son considerados cobardes o traidores, y los llamamos ratas.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.