Óscar G. Chávez
Hace una semana el gobernador de San Luis Potosí comentaba a medios de comunicación que en una reunión con funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se le había informado que para 2024 no habría un alza en lo referente a las participaciones que la federación otorga a los estados. Dicho de otra forma, es tanto como si hubiera ocurrido un recorte presupuestal; no lo hay, en efecto, sin embargo al no haber incremento frente a la inflación la situación será similar.
Lo que no nos dicen es si la reducción será para todos los estados o sólo para San Luis Potosí; esto debería ser investigado a detalle, porque de ser sólo San Luis Potosí, o incluso algunos otros estados, muy probablemente la medida derive de las disminuciones experimentadas en los sistemas recaudatorios de cada uno de los estados incluidos en este supuesto.
En el caso de San Luis Potosí, y de haber ocurrido en este supuesto, era previsible que sucedería después de tanta benevolencia en el sistema recaudatorio de gobierno del estado y muy seguramente el gobernador lo sabía pero decidió jugársela. Es éste el precio de las placas y licencias gratuitas que ahora tendremos que pagar entre todos.
La solución de gallardo fue certera: “Vamos a tener que meterle todos a los ingresos propios, trabajar con los ayuntamientos en los prediales; con la recaudación local que eso nos puede ayudar a compensar un poquito el desequilibrio que se pueda venir en el siguiente año, sin embargo no nos rajamos“.
Tampoco tendría por qué rajarse, no le queda de otra, pero la traducción hace suponer que la recaudación de impuestos estará a todo lo que da y los municipios tendrán que apoquinar con su respectivo moche. Ahora comienza a tener lógica la importancia para él de pintar de verde todos los ayuntamientos y convencer de que a él brincaran los pocos de otros colores.
Cabe la duda, desde luego, y en el supuesto que el recorte no derivara de una situación como la descrita, posiblemente la explicación sea que el siguiente es año electoral y se tendrán que destinar los suficientes recursos para avituallar a una de las dos contendientes. En San Luis Potosí tampoco habrá mucha diferencia: el gobernador tendrá que poner toda la carne en el asador para que la muy probable ganadora lo comience a mirar con simpatía o al menos no lo toque con el látigo de su desprecio.
La cosa podía ser mejor si tuviéramos un gobernador austero, ahorrativo y visionario, pero desafortunadamente nos tocó no sólo uno más despilfarrador que la Bartola sino también que asigna obra pública innecesaria y que además es fea e inútil, pero que precisamente se vuelve indispensable para quien gobierna, por regirse bajo la dinámica del troche y moche.
También es válido pensar, en tanto no se conozcan realmente los montos de las participaciones federales asignadas a los estados, que lo dicho es un distractor y que en eso se escudará para partir y repartir el pastel de acuerdo a las necesidades del partido y sus candidatos, no olvidemos que en caso de que el Verde no vaya en alianza con Morena y haya diversidad de candidatos, los gastos pueden ser mayores para el gobernador, ya que como aliado de la Cuarta de alguna manera tendrá que apoyar también a sus candidatos.
Dentro del contexto descrito sería interesante tratar de averiguar hacia dónde se están dirigiendo y a qué se destinarán los recursos asignados a diversas instituciones y dependencias secuestrados o al menos retenidos por la secretaría de Finanzas estatal, ya que no hay nada hasta el momento que justifique o que permita comprender el porqué de esta perversa y recurrente dinámica.
Y ya que mencionamos dinámicas perversas, resulta que el gobernador está prometiendo al municipio de Villa de Pozos (cuando lo sea y si es que llega a serlo) el oro del moro, porque “va a nacer con mucho dinero, con mucho respaldo de gobierno del estado. Va a ser un municipio que va a estar financiado; bien financiado para la obra pública […] ahora sí tendrá las calles y vialidades de las cuales carece…”. La pregunta obligada sería ¿de dónde saldrá si ya dijo que no lo habrá?
Pareciera más bien que el gobernador busca, a partir de promesas de este tipo, caldear los ánimos de algunos poceños buscando ejercer presión social e incluso generar conatos de violencia contra aquellos que se oponen a su capricho de la municipalización por ahora detenida.
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