Ángel Castillo Torres
Se acerca el mes de noviembre y con su arribo comenzará oficialmente el proceso electoral 2024. Los aspirantes presidenciales iniciarán una frenética carrera para ganar la delantera.
En las elecciones del próximo año casi todos los espacios de poder estarán en disputa. Se elegirá al presidente o presidenta de la república. Se renovará el total del Congreso de la Unión (cámara de diputados y senadores). En nueve entidades federativas habrá elecciones para elegir al titular del Poder Ejecutivo local; además, se votará por un nuevo jefe de gobierno de la ciudad de México. En treinta y una de las treinta y dos entidades federativas (con excepción de Coahuila) se renovarán los congresos locales. En treinta de los treinta y dos estados se renovarán los gobiernos municipales. Los ciudadanos decidirán con su voto si consolidan a un partido para que se convierta en hegemónico o si distribuyen de manera más equilibrada el poder que se deposita en las instituciones de la república.
El partido Movimiento de Regeneración Nacional va por todo y por lo que reportan las encuestas se le percibe como el más competitivo. Está ganando la guerra de las percepciones. Morena y su poderoso líder mesiánico van por la consolidación de su proyecto. En la acera de enfrente los partidos de oposición no acaban de resolver sus problemas internos y es una incógnita saber si en los próximos meses serán capaces de convencer al electorado de que son una alternativa de gobierno.
Si bien en política no hay nada escrito y la historia se va construyendo día a día, ya desde el inicio de este procesos electoral se observan tendencias que parecen indicar que el partido del presidente de la república lleva las de ganar. Tienen a su favor el aparato de Estado, cuenta con cuantiosos presupuestos para comprar votos y conciencias, en sus filas hay miles de activistas que son los responsables de los programas sociales (operadores que aceitan la maquinaria del clientelismo gubernamental), gobiernan la mayoría de los estados de la república (23 de 32) y cuentan con un líder que goza del favor y simpatía de más del 50% de la población. En contraste, la oposición da tumbos, se ve errática y probablemente no logre formar un gran frente opositor debido a que el partido Movimiento Ciudadano (MC) se niega a firmar alianza con PRI, PAN y PRD.
MC, tiempo de definiciones
El Frente Amplio por México piensa que puede ganarle a Morena si Movimiento Ciudadano (MC) se suma a su causa. Pero hasta ahora Dante Delgado, líder y dueño único de este partido ha repetido hasta el cansancio que con PRI y PAN no va ni a la esquina. Al PRD ni lo menciona porque es un fantasma, hace tiempo que dejó de existir políticamente, es un espectro.
Dante Delgado ha manejado muy bien la incertidumbre y los tiempos de la política futurista. Ha dicho que será hasta principios del próximo año cuando tendrán candidato. Y ciertamente, solo ellos han respetado los tiempos que establece la ley para seleccionar candidato presidencial. El resto de los partidos ha cometido fraude a la ley y ya desde hace semanas cuentan con candidatas para disputar la silla presidencial que hoy ocupa López Obrador. Pero para Movimiento Ciudadano ha llegado el tiempo de las definiciones, las precampañas comienzan en el mes de noviembre y el partido naranja debe poner fin a las especulaciones y empezar a mostrar sin la capucha de monje, a su tapado. Y empieza a haber evidencias de que ya ha comenzado a hacerlo. El gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha solicitado licencia para separarse del cargo para estar en condiciones de competir por la candidatura presidencial. Aunque lo más seguro es que el Congreso local rechace su solicitud. Pero independientemente de esto resulta evidente que esta jugada se hizo con el consentimiento de Dante, quien, al parecer, está jugando al gato encerrado. La hipótesis que muchos sostenemos es que Dante está esperando que a más tardar el diez de noviembre Marcelo Ebrard renuncie a Morena para ofrecerle la candidatura presidencial. Si este augurio se llega a cumplir las posibilidades de éxito del partido naranja se verán incrementadas. Marcelo como candidato es de temer. Tiene millones de seguidores, es un hombre con amplia experiencia y puede ser una alternativa con posibilidades de triunfo, sobre todo tomando en cuenta que Xóchitl Gálvez, virtual candidata del Frente Amplio por México no logra despegar y en el arranque del proceso electoral está 20 puntos abajo de Claudia Sheinbaum. Ebrard sería un candidato con amplias posibilidades de atraer el voto de los ciudadanos desencantados con las políticas de la 4T y con el estilo radical y autoritario del presidente Andrés Manuel López Obrador. Amplios sectores de la clase media y simpatizantes de centroizquierda moderada, e incluso miles de la derecha progresista verían con buenos ojos a Marcelo. Adicionalmente podría convertirse en un imán para muchos panistas y priistas que están asqueados de los abusos y sectarismos que cotidianamente cometen sus dirigentes nacionales. Marcelo Ebrard puede crecer y ser muy competitivo en el transcurso de la campaña. El ex secretario de relaciones exteriores es quizás el aspirante más preparado y con mayor experiencia política y de gobierno que hay en este momento. Ebrard podría convertirse incluso en el candidato del PAN, PRI y PRD si Xóchitl Gálvez se sigue desinflando y encabezar una oferta de gobierno de coalición. Si este escenario se llegará a presentar, Morena y su candidata estarían en peligro de perder las elecciones. Marcelo Ebrard es un político con sobrada inteligencia y capacidad de operación política como para conseguir la unidad de todos los partidos y organizaciones ciudadanas opuestas y hartas de Andrés Manuel López Obrador.
Por lo pronto vamos a esperar la decisión de Marcelo Ebrard el próximo 7 de noviembre cuando regresará de Europa en donde anduvo tejiendo alianzas y buscando apoyos. Igual de importante resultará el movimiento estratégico que realice Dante Delgado una vez que Marcelo renuncie a Morena.
Como puede observarse, el juego de estrategias se está poniendo bueno.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.