Ángel Castillo Torres
En ambos partidos militan seguidores broncos, de sangre caliente, impetuosos. Verdes y morenos no se quieren, se caen gordos. En cuanto se topan de frente gruñen, vociferan, muestran los dientes de manera agresiva y echan mano a sus fierros como queriendo pelear. Son agua y aceite. El concubinato a que los están obligando indigesta a la tropa. Por más que sus caudillos los invitan a comportarse con civilidad y a practicar la hermandad, los milicianos de cada grupo reniegan porque no quieren aceptar este matrimonio de conveniencia. Cada bando está convencido que no necesita guajes pa’nadar. Tienen fe ciega en que por separado cada partido cuenta con sobrada fuerza y votos para ganar de manera contundente las elecciones de 2024. Así se comprobó luego del penoso incidente que militantes del Verde y Morena protagonizaron en un evento organizado para apoyar a la virtual candidata de la 4T, Claudia Sheinbaum. Los más picudos líderes de ambos partidos estuvieron a punto de agarrarse a sillazos por pequeñeces. El conato de bronca en el Salón Chicago’s ocurrido el pasado viernes es un síntoma revelador de que la alianza que han anunciado el gobernador Gallardo y Claudia Sheinbaum no está planchada del todo. Hay enconos que siguen fermentando en las entrañas de ambos partidos.
Estos rencores han sido sembrados principalmente por Gabino Morales y sus huestes, pero también por el líder nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien en la elección de 2021 traicionó a sus compañeros de partido. Los duros de Morena en San Luis Potosí no quieren la alianza con el Verde porque piensan que estos promueven proyectos y principios incompatibles con el ideario de la 4T. Desde una arrogante postura de presuntuosa superioridad moral, estos radicales de Morena piensan que los verdes manchan su pureza doctrinal. Que la alianza que se está armando con ellos es pecaminosa. Por eso es urgente que los mandos de estos partidos comiencen a limar asperezas que sanen la dañada piel de estos fingidos aliados. Y esta tarea corresponde a los dirigentes estatales de Morena y el Verde, Eloy Franklin y Rita Ozalia Rodríguez que tiene mucho trabajo por realizar para construir una hermandad entre guindas y verdes. Porque la noticia de la trifulca escenificada en el Salón Chicago’s ensució la gira de Claudia Sheinbaum. El gobernador Gallardo debe estar muy molesto con los líderes y organizadores de este evento porque no fueron capaces de sujetar los malos humores que salieron a flote entre los asistentes, unos minutos antes de la llegada de la abanderada de Morena. El gobernador, que es el principal promotor de la alianza con la candidata presidencial de Morena, no puede, ni debe andar gastando su tiempo en meter en cintura a los belicosos militantes que no aceptan la alianza. Si un suceso como este ocurrió en un tiempo de relativa calma en el que aún no inicia la campaña formal, imaginémonos que puede ocurrir cuando la competencia alcance su máximo esplendor y las pasiones se desborden.
Pero a pesar de todo, la alianza va
La gira de proselitismo que realizó la precandidata de Morena era muy esperada por el gobernador porque serviría para mostrar públicamente su poderío y capacidad de organización. Además, el joven mandatario aprovecharía la presencia de Claudia Sheinbaum para enterrar cualquier sospecha acerca de su lealtad al proyecto de continuidad del López Obrador. Para ello y en una jugada magistral Gallardo convenció a los dirigentes nacionales del partido Verde para que en San Luis Potosí se firmara el compromiso de ir en coalición en los estados donde se renovarán las gubernaturas. Fue también ocasión para que Gallardo compartiera con Claudia Sheinbaum su diagnóstico político del estado y reafirmar su compromiso de obtener un millón de votos para su candidatura. Pero para conseguir este objetivo es casi seguro que el Pollo le pidió ser él el estratega y tomador principal de decisiones, sobre todo de aquellas que tienen que ver con la selección de candidatos. Por su parte, Claudia Sheinbaum confirmó que habrá alianza entre Morena-PVEM-PT en San Luis Potosí. Lo expresó de la siguiente manera: “Yo dije que íbamos a ir aliados con el Verde y con el PT. Entonces, vamos a ir aliados a nivel nacional. Así es, e incluye a San Luis Potosí”. Más claro ni el agua. De esta declaración se desprende que a pesar del rechazo que han expresado algunos líderes de Morena, como Gabino Morales y Leonel Serrato, la alianza va. Así que luego de este compromiso de la abanderada presidencial los que se resisten a la alianza y buscan competir por separado tendrán que bajarle dos rayitas a su planes independentistas. Deberán aceptar que la estrategia nacional de Claudia y su equipo es que todas las candidaturas a los distintos puestos de elección popular se definan en una mesa de diálogo, negociación y acuerdos donde lo importante será mantener la unidad del Movimiento de Regeneración Nacional para dar continuidad al proyecto de la 4T y ser competitivos de manera que ganen de todas, todas, especialmente la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República. Así que las aspiraciones personales o de grupo deben pasar a segundo plano. Lo importante es el proyecto, no las personas. Esta línea de acción que ya marcó la abanderada de Morena aquí en San Luis Potosí golpea los planes conspiratorios de Leonel Serrato y Gabino Morales, que en los últimos meses se han estado confrontando con el gobernador Ricardo Gallardo y atentando contra la unidad de la alianza oficialista. Y a menos que este par de insurrectos quieran aparecer como rebeldes y egoístas, deberán cambiar de actitud. De lo contrario serán declarados personas non gratas al interior de Morena.
¿Por qué son importantes las alianzas?
Pedagogía política
Las alianzas entre partidos con fines electorales y eventualmente también para formar gobierno, son una práctica cada vez más recurrente en las democracias parlamentarias y presidenciales del mundo. El espíritu de las alianzas es el mismo en todos los casos: sumar ideas, estrategias y fuerzas para alcanzar un objetivo común (alcanzar el poder) para luego abanderar una agenda consensuada a partir de los puntos de convergencia.
Pero haya que dejar en claro y no suavizar con artificios teóricos que las alianzas son decisiones utilitarias, pragmáticas en donde las plataformas de principios de cada partido se hacen a un lado para tener mayores posibilidades de éxito. Y no es que las alianzas sea un acto pecaminoso; las leyes electoral las considera un derecho de los partidos. Pero los dogmáticos que militan en todos los institutos políticos no ven con buenos ojos que pueda haber arreglos con quienes consideran sus adversarios. Muchos de estos celosos militantes desconfían de las alianzas por considerarlas una traición a los principios. Piensan que las alianzas desdibujan su identidad doctrinaria. Pero las élites que controlan los partidos tienden a privilegiar el pragmatismo sobre el idealismo. El criterio que orienta su actuación es muy simple: de lo que se trata es de ganar, no solo de competir.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.