A seis meses de las elecciones

Antonio González Vázquez

Hoy es año nuevo e inicia un 2024 esencialmente político electoral cuyo desenlace será inédito: por primera vez, México elegirá a una mujer como su presidenta.

Dos coaliciones concentran la fuerza de seis partidos políticos: “Sigamos Haciendo Historia” integran la alianza Morena, PVEM y PT, mientras que “Fuerza y Corazón por México” formada por el PAN, PRI y PRD.

Cada una tienen como precandidatas a Claudia Sheinbaum Pardo y Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, respectivamente.

De ellas, surgirá la próxima presidenta del país. Nunca antes en la historia nacional, se había tenido un escenario así; más aún, a como están las cosas, sería de izquierda.

De superior trascendencia es el proceso federal a la presidencia, el Senado y la Cámara de Diputados: continúa la transformación o vamos de regreso al pasado, es la cuestión.

Las precandidatas en precampañas y sus partidos en abierta confrontación en un contexto de polarización que se vislumbra complicado.

Pasado mañana cierra el plazo de precampaña y la mayor parte de encuestas serias colocan a Claudia Sheinbaum con una ventaja de hasta 30 puntos en la intención del voto sobre Xóchitl Gálvez, cuya imagen no levanta y parece haber llegado a su límite. El “fenómeno” se desinfló prematuramente.

El PRIAN y las figuras del poder económico que las respaldan hacen lo que pueden, aunque es poca cosa. Las campañas empiezan oficialmente el primer día de marzo y concluirán el 29 de mayo, espacio en el que Gálvez intentará acercarse a la puntera.

Hace seis años, al concluir las precampañas, Andrés Manuel López Obrador llevaba una ventaja similar a la que ahora tiene Sheinbaum y tras las campañas eso no se modificó, de modo que se confirmó el día de las elecciones.

López Obrador alcanzó la cifra histórica de 30 millones 113 mil 483 votos, 53.19 por ciento de la votación total emitida.

En un lejano segundo lugar, el panista Ricardo Anaya Cortés, con 12 millones 610 mil 120 votos, que representó 22.28 por ciento.

En tercer lugar, el priista José Antonio Meade Kuribreña, 9 millones 289 mil 853 votos, equivalente a 16.41 por ciento.

Para el 2 de junio próximo, el escenario es aún más dramático para la oposición pues juntos PAN y PRI, están en notoria desventaja.

San Luis Potosí, también tiene lo suyo: la ciudadanía podrá juzgar en las urnas, para bien o para mal, al gobierno de José Ricardo Gallardo Cardona y al Partido Verde Ecologista de México.

Hacia el mediodía de mañana, el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac) sesionará para dar inicio formal al proceso y en seis meses será la jornada para renovar ayuntamientos y la legislatura estatal.

La Gallardía va por todo. Con el poder que da tener en sus manos el gobierno estatal, las ambiciones de ese grupo se han potenciado.

Se proponen sacar la mayor raja posible a la alianza con la cuarta transformación y pelean con garras y dientes las candidaturas más preciadas, empezando por el Senado y las diputaciones federales.

Sin embargo, los obradoristas no están dispuestos a quedarse con las migajas.

Del reparto de candidaturas como resultado de las encuestas y probables acuerdos, seguramente saldrán chispas.

Lo mismo en el plano local, donde es posible que los partidos vayan por separado.

En los próximos días y semanas se irán clarificando las cosas, pero lo fundamental para la coalición Sigamos Haciendo Historia será la unidad.

El gobernador Gallardo Cardona, como jefe del Verde, gestiona directamente con Sheinbaum la fórmula al Senado con el objetivo de que su padre, Ricardo Gallardo Juárez y su esposa, Ruth Miriam González Silva lleguen a la Cámara Alta.

Ya se verá si eso se concreta. De la oposición poco se puede esperar.

Las candidaturas al Congreso de la Unión se definirán por designación una vez que las dirigencias nacionales cierren las negociaciones.

Para los cargos locales, el PRIAN adelantó postular candidatos por la misma vía a través de comités o comisiones internas.

El problema real que enfrentan es que, desde el inicio del gobierno de Gallardo, ni el PAN ni el PRI han dado visos de vida.

Debieron llegar los tiempos preelectorales para mostrarse y lo hacen de manera tan tímida que parecen imperceptibles. No se les ve traza competidora.

Está por iniciar el proceso con una autoridad electoral debilitada, cuya autonomía e independencia se encuentra en tela de duda.

Las y los consejeros han sido incapaces de defender a la institución de los afanes injerencistas del gobierno gallardista y para el colmo, les recortaron el presupuesto.

El árbitro electoral está obligado a enmendar las cosas, es su deber y responsabilidad garantizar unas elecciones limpias, impedir cualquier tipo de anomalía tendiente a torcer la voluntad popular y cerrar todo resquicio de fraude.

Este martes se empezará a escribir la historia de la que el capítulo principal será el dos de junio, lo deseable es que el proceso siga un cauce de civilidad y respeto a la legalidad y a la ciudadanía.

Los partidos y sus candidatos sacarán a relucir sus más nefastos hábitos, para lo cual, el órgano electoral deberá mostrar firmeza y apego a la ley.

Campañas de altura basadas en las propuestas y al final, elecciones altamente participativas que no dejen lugar a duda de quiénes son las o los ganadores. Al menos eso es lo que las y los potosinos esperan, lamentablemente, es muy probable que no suceda así.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.

Skip to content