Abelardo Medellín Pérez
La gratuidad de las dádivas públicas ha sido un estandarte y cuasi logro que el actual gobierno estatal presume en cada ocasión que puede, sin embargo, lo que la administración de Ricardo Gallardo Cardona no ha querido aceptar es que ninguno, repito, ninguno de sus supuestos regalos públicos es gratis.
Desde que arrancó la administración estatal de Gallardo Cardona, el quitarle el costo a las comodidades y necesidades del potosino se convirtió en una de las formas más efectivas, y simplonas, de aparecer día con día en la página principal de los impresionables diarios del estado.
Placas gratis, transporte público gratuito para estudiantes, zapatos gratis para estudiantes, útiles escolares, despensas gratis, medicina gratis para mujeres, Feria Nacional Potosina gratis, estacionamiento gratis en la Feria, festivales culturales gratis, rosca de reyes gratis, juguetes gratis, cientos de boletos gratis regalados a través de su perfil de Facebook; e incluso, el gobernador llegó a ironizar afirmando que buscaría ofrecer liposucciones gratis.
Lamentablemente, como todo negocio efectivo, las cortesías públicas que el gobernador ha utilizado para doblar la voluntad de los ciudadanos trastocando sus necesidades, esconden muy bien las verdaderas ganancias que ha cobrado el gobierno del estado con ellas.
El esquema es simple, muy similar al de las decenas de redes sociales y aplicaciones móviles que aparecen como “Gratuitas” en las tiendas de aplicaciones; el gobierno regala bienes y servicios, porque nosotros como ciudadanos pagamos con nuestra valiosa atención.
Tomemos como ejemplo la Feria Nacional Potosina (Fenapo). El gobernador estrenó su ánimo dadivoso cuando promovió la imposible movida de apropiarse del patronato de la Feria y dejar de cobrar el ingreso. Sin embargo, al mismo tiempo que la entrada dejaba de tener costo, esa misma entrada comenzó a adornarse de monumentales pendones con obras de gobierno, el ingreso fue invadido por una instalación promocional de la figura del gobernador y cada día de feria el aparato del estado se convertía en una empresa de espectáculos que promovía la Fenapo como una conquista de la función pública.
Lo mismo ocurre con todos los programas clientelares ya dádivas de coacción que el gobierno insiste en llamar “becas”. Mochilas, zapatos, útiles escolares, libros y despensas, todos salen de las oficinas de gobierno, no con leyendas de ser un programa social, sino con el logotipo del “pollo” en clara referencia y promoción a Gallardo Cardona.
Recientemente el gobierno ha impulsado un nuevo sistema de transporte público equipado con tecnología avanzada (la MetroRed) que, durante su primera etapa, se presentó como un servicio gratuito para los ciudadanos; no bastando que dichos autobuses estén forrados de colores alusivos a la filia partidista del gobernador, en las pantallas instaladas dentro de ellos, si los llegaste a utilizar las últimas semanas, aparecía el gobernador dando un mensaje navideño y pasando imágenes de sus acciones en 2023.
La estrategia es evidente, el gobierno utiliza los programas y servicios que dice son gratuitos como un caballo de Troya para diseminar su propaganda y promocionar la imagen y perfil del gobernador como un líder paternalista.
De acuerdo con la lógica de esta estrategia, el objetivo inmediato sería formar una sólida base, no de militantes de un proyecto político, sino de consumidores y usuarios sin sentido de su condición ciudadana. Esto es grave. En el estado actual de las cosas, el gobierno pretende que el ciudadano conciba a la administración como una ventanilla milagrosa de los regalos, pero ese mito populista es peligroso hasta para el gobierno mismo.
Si el grupo al que sirves (la ciudadanía) te percibe como el responsable de que las cosas se hagan, se entreguen y se regalen, entonces le restas al ciudadano promedio su responsabilidad y parte en la toma de decisiones y construcción del orden público; como consecuencia, cuando falles en tu cruzada por hacer gratuito el mundo, tendrás todas las culpas sobre ti y ningún ciudadano dudará en exigirte la silla.
Si dejaste de ser un administrador ciudadano de la cosa pública y convertiste el gobierno en una lámpara de los deseos, cuando se acaben los tres deseos, todos te verán como un adorno inútil.
Los potosinos hemos pagado la gratuidad de la gallardía con nuestro espacio público, con nuestras guardas que ahora son verdes, con nuestros camiones que ahora promocionan lemas de gobierno, con nuestras calles que ahora se pintan con la marca del PVEM y todo para que el gobierno crea que puede asegurar un 2024 planchado a su favor.
La insistencia megalómana del gobernador por convertir cada obligación del cargo en una promoción personal, ha provocado que en el gobierno de San Luis Potosí deje de tener comunicación institucional y se dedique con ahínco a la propaganda personalizada. La gratuidad se ha convertido en el mejor vehículo de esa propaganda y poco falta para descubrir como invadirá los estacionamientos gratuitos con ese ánimo avasallador.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.