Abelardo Medellín Pérez
Mientras que el 19 por ciento del territorio nacional padece sequía extrema y en San Luis Potosí el 78 por ciento del territorio presenta sequía excepcional y extrema, los funcionarios públicos con la responsabilidad de atenderla, no han encontrado soluciones, pero se han esmerado, como nunca, en encontrar y señalar culpables. En medio de esto, el gobierno estatal encontró una nueva estrategia: convertir la crisis en un secuestro técnico del voto.
En la entidad que habitamos, la sequía avanza sobre el territorio con cada reporte que publica la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA); los números del porcentaje de llenado de las presas disminuyen cada que se les revisa y con cada revisión aparecen nuevos problemas (fisuras, sequías, lirio); los programas para atender el desabasto de agua se han convertido en datos vacíos sobre las buenas intenciones inconclusas del alcalde Galindo Ceballos y el gobernador Gallardo Cardona.
La consecuencia de esta profunda crisis: Gallardo culpa los planes de Galindo, Galindo culpa la postura del Congreso, el congreso afirma que hay que estudiar el asunto, la universidad y las organizaciones se enfrascan en una cámara de eco dónde apuntan a las soluciones y se quedan sentados viendo la catástrofe pasar.
Desde noviembre pasado, el alcalde capitalino aceptó que en la capital hay al menos 300 mil viviendas afectadas y explicó que la situación por el desabasto de agua se encontraba en su peor punto; y sí, al alcalde pueden adjudicárseles muchas culpas por no saber cómo atender el tema del desabasto, sin embargo, nunca llegó al punto al que ha llegado el jefe del poder ejecutivo estatal.
“Ahora que el Partido Verde gane la capital, lo vamos a resolver”, dijo Gallardo Cardona cuando se le preguntó si su administración intervendría para ayudar al municipio de San Luis Potosí.
De lejos, algunos podrían aludir a un mal entendido, pero de cerca, se aprecia que lo dice en serio.
Para el gobernador Gallardo Cardona cualquier inversión es poca si se trata de sus lacayos y toda obra es cara si se trata de quienes no le besan la mano. El personal modo de gobernar de Gallardo Cardona es: primero te hincas y después te ayudamos.
Ejemplos sobran. Era claro que el gobierno ocupaba la sumisión de los alcaldes cuando en diciembre de 2021, una decena de alcaldes migraron al Partido Verde Ecologista de México y la mayoría aceptaron que era para recibir mejores apoyos estatales. Era obvio que la sumisión era un requisito cuando el PVEM, el partido del oficial del gobierno, les retiró la dirigencia del partido a un grupo de verdaderos militantes en el municipio de Catorce, para darle tal dirigencia a un personaje impresentable que se dedicó a repartir despensas de la administración estatal. Es evidente que la sumisión es la vía de la supervivencia política en San Luis Potosí y basta con ver como agachan la cabeza diputados, consejeros electorales, magistrados del poder judicial, dirigentes de partidos… y todos aquellos que por temor prefieren celebrar los desfiguros de este peculiar gobierno.
Las chicanadas por el hambre de aprobación son la constante de este gobernador, pero lo que ha declarado sobre el problema del agua es una actitud altamente condenable.
Muy fiel a su estilo pasivo agresivo e indirecto con las cosas importantes, el gobernador sugiere que la situación del agua en la capital solo podría solucionarse si el candidato que él impondrá llega al poder.
La ilusa suposición de que el gobernador intentó decir algo más, no justifica al gobernador, ni tampoco dejaría claro el por qué no se explicó mejor.
¿Por qué no dijo “los candidatos del Partido Verde tienen la solución”?, ¿por qué no dijo “el PVEM tiene la solución que otros partidos no han implementado”?, ¿por qué no comentó “el gobierno del estado tendría más disposición de trabajar con un perfil emanado del Verde, en temas del agua”?, aun cuando con esto confesara una omisión alevosa al resto de los gobiernos, sería mejor que confesar el chantaje al que intenta someter a los electores.
Porque no hay otra forma de verlo, el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, emitió un claro y rotundo chantaje a la ciudadanía: o votan por mi ungido o todos se quedan sin agua.
Y con esta simple frase, el gobernador dejó atrás la fase de buscar culpables y comenzó la fase de convertir a los 800 mil habitantes de la capital en las víctimas de sus exigencias autoritarias.
Él no está dispuesto a negociar, el agua, ese derecho humano que las malas decisiones públicas y la permisibilidad con el sector industrial han puesto en vilo, se ha convertido en el rehén de Gallardo Cardona, y a cambio nos exige un rescate pagadero con nuestro derecho a la elección del próximo alcalde capitalino.
No solo parece que el gobernador quiere obligar a los ciudadanos a que voten por la opción más sumisa a él, sino que en el fondo impone un juego macabro grave que trastoca los derechos humanos y políticos:
“Elige, ¿derecho al agua o derecho al voto libre?, solo puedes tener uno… eliges el agua y pierdes tu criterio propio, o eliges votar libremente, contra mi candidato y pierdes el acceso al vital líquido”.
En una época donde los próximos comicios exigen posturas neutras y firmes de parte de nuestros gobernantes y la crisis del agua se agrava día con día para cada vez más personas, el gobernador prefirió convertir esto en una situación de rehenes que, como toda expresión incauta del gobernador, no hace otra cosa que reafirmar el miedo que tantos le tienen.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.