Carlos Rubio
Ni es digno caminar por calles con una banqueta llena de baches que apenas mide 50 centímetros ni tampoco lo es quedarse atorado 30 minutos en el tráfico. Tanto para peatones como para conductores, la movilidad es una crisis en San Luis Potosí. Con sus matices y respectivos peros, ambos sectores han sido severamente afectados por decenas de políticos que poco han pensado en derechos humanos y mucho han volteado a ver su beneficio propio.
Lo que ocurrió el lunes con los semáforos de la glorieta de Lomas fue una situación totalmente atípica y por eso vale la pena analizarla. Apenas funcionaron durante un día para que luego se diera el anuncio de su cancelación y ya se está pensando en quitarlos definitivamente.
Los semáforos estuvieron más de un año prendiendo y apagando, y la justificación era que fueron instalados por la tienda HEB sin autorización y sin estudios. Se afirmó que se tendrían que llevar a cabo dichos estudios para que pudieran ponerse en marcha.
En ese sentido, sorprende que el gran tráfico que se generó en la zona luego de su activación haya agarrado desprevenido a todo el Ayuntamiento y a la Policía Vial. ¿Hicieron los estudios a las 3 de la mañana o por qué jamás se esperaron ese caos?
A través de dicha zona se trasladan hacia su trabajo y hogares personas pertenecientes a grupos de un sector económico de nivel medio-alto, que en cuestión de minutos tomaron su celular y colocaron su respectiva queja del tráfico vía Twitter. El más destacado, claro, fue el mensaje del ahora exsecretario de Desarrollo Económico y futuro candidato a diputado federal, Juan Carlos Valladares.
¿Qué tanto obedeció el apagado de estos semáforos a una evaluación seria del Ayuntamiento y qué tanto fue el miedo a que los miembros de este grupo económico castiguen al alcalde Enrique Galindo en las elecciones?
Cualquier error en este momento podría ser determinante para el 2 de junio y el equipo de Galindo lo debió haber analizado muy bien, una vez que las quejas comenzaron a llegar.
Imagínese a una Sonia Mendoza en campaña prometiendo quitar los semáforos y construir un verdadero distribuidor vial, seguro para transeúntes, ciclistas y automovilistas, que reduzca el tiempo de traslado. Sin duda hubiera convencido a más de un fifí que pasa por la zona, que sin dudarlo habría cambiado de bando para calmar la rabia que le causó aumentarle cinco minutos a sus recorridos matutinos.
El problema aquí es que, en este escenario, el alcalde habría visto primero por su beneficio personal, antes que evaluar si se trataba de una medida adecuada para peatones, ciclistas y automovilistas.
Un par de quejas en Twitter fueron suficientes para presionar a la administración municipal y hacerlos recular.
Sorprende sobre todo por la postura que ha tomado Galindo respecto a la ciclovía de Venustiano Carranza, donde ha asegurado que no le importa quedar bien o mal con algún sector, dice que él tomará la decisión que sea mejor, según le digan los expertos y los estudios.
Así que una de dos: o en Lomas no tuvo expertos ni estudios o no es tan franco como dice y sí hay grupos y sectores que lo hacen recular. Cualquier alternativa deja muy mal parado al alcalde que acaba de recibir un reconocimiento llamado “Ciudad del Aprendizaje”.
En el Distribuidor Juárez los semáforos se mantuvieron, pese a que también hubo quejas de los conductores, solo que, el automóvil del señor Valladares Eichelmann no circula hasta esa zona.
¿Cuántas veces se han hecho llamados desde la sociedad civil para que el Ayuntamiento establezca una verdadera agenda de movilidad?
¿Cuántas organizaciones se han pronunciado y han exigido seguridad para los peatones y ciclistas? Cada jueves Vida Sobre Ruedas organiza una rodada por la ciudad, que más que una simple actividad, es una protesta y una forma de apropiarse de los espacios, que sí, también les pertenecen.
Hay tantas formas de protesta presentes todos los días y el Ayuntamiento a quienes escuchó fue a los automovilistas que se quejaron del tráfico en una zona (en la que por cierto, ya había tráfico).
En cuanto a los potosinos comunes y corrientes, nos quedamos con lo mismo: sigue siendo una actividad de riesgo intentar cruzar a pie la glorieta de Lomas y los conductores aún deben enfrentarse a aquellos que les gusta “aventar la lámina” para pasar.
Aunque es una realidad que la ciudad está hecha para circular en automóvil, esto afecta a peatones y ciclistas, pero también a los propios conductores, aunque parezca poco coherente.
Para empezar, el hecho de que la movilidad esté enfocada solo en los automóviles, para muchas personas lo vuelve la única opción a la hora de trasladarse hacia su trabajo y se ven forzadas a adquirir un automóvil, endeudarse para los próximos tres años y de paso contribuir a la contaminación de la ciudad, que una vez más, nos afecta a todos.
Con cada nuevo puente y calle pavimentada se incentiva el uso de vehículos motorizados. ¿O qué le vamos a decir a una madre que haga cuando debe llevar sola a tres niños a la escuela?, ¿o a la persona con discapacidad que debe trasladarse en silla de ruedas? Si están en posibilidad de comprar un automóvil, lo van a hacer, quizá ni si quiera por gusto, sino porque de lo contrario deben enfrentarse a una ciudad insegura, con un pésimo servicio de transporte público y con calles que ni si quiera tienen banquetas.
Algo muy diferente sería si la infraestructura pública fuera digna para todas y todos. Si se contara con un verdadero sistema de transporte urbano. Si cada administración realizara acciones con enfoque de derechos humanos. Pero en San Luis Potosí aún hay autobuses a los que les faltan asientos, con aval del gobierno. Así poco podemos esperar porque esto cambie.
Para rematar el Gobierno del Estado acaba de retirar la obligación de realizar un examen de manejo para obtener la licencia de conducir. Con lo imprescindible que es la educación vial en esta ciudad. Tampoco es que fuera un gran examen, pero al menos existía un filtro que avalara que se tienen dos pesos de cabeza para andar por la ciudad con un vehículo de una tonelada capaz de quitarle la vida a cualquier persona.
Pero bueno, por tan solo 270 pesos usted podrá obtener una carta compromiso que avale que es un buen conductor y le darán su licencia gratuita.
Así de fácil, así de sencillo. Así las medidas de dos gobiernos que construyen todo, menos una ciudad incluyente y segura. Y los que faltan…
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.