Cuando reelegirse no se justifica: caso Matehuala

Abelardo Medellín Pérez

Entre todos los casos de reelecciones de alcaldes en los municipios potosinos, el que más resalta es el de Alejandro Segovia Hernández, actual diputado federal del Distrito I por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y quien, según las más agudas especulaciones, pretende repetir como candidato a la presidencia de Matehuala este 2024.

En Matehuala el rumor es más que conocido, la avasallante presencia en el espacio público y las múltiples dinámicas en redes que ha desplegado el diputado federal, han dibujado lo que pareciera la más obvia campaña para posicionarse rumbo a un cargo municipal.

Pero no solo es la asfixiante difusión de su imagen y promoción de su paternalista personalidad, a todas luces, Alejandro Segovia y alguna mano amiga en el gobierno estatal, han nivelado la cancha a favor del diputado.

De entrada, el Verde Ecologista tenía un estratégico interés por dominar Matehuala, ya que fue el único municipio grande que se les escapó y no le rindió tributo al gobierno del líder moral del movimiento (Ricardo Gallardo Cardona); sin embargo, en lugar de comenzar a fortalecer a nuevos liderazgos leales y funcionales (como Ramón Sánchez o el Güero Candelaria) los grupúsculos políticos del PVEM desfondaron sus cuadros prometedores y comenzaron a dejar el campo abierto para que Segovia Hernández impusiera su proyecto.

En consecuencia, el PVEM, al menos en el altiplano (y prueba de ellos es lo que ha ocurrido con el Partido en el municipio de Catorce) abandonó sus cuadros más leales y, como ya es costumbre en el Verde, se vendió al mejor postor, sin importar que tan desleal o disfuncional fuera.

Luego vino el desplazamiento de la autoridad local. El Verde Oficialista no pudo obtener a Matehuala como sí obtuvo otros municipios (por la coacción presupuestal y las promesas de continuidad), por tanto, decidió comenzar a invisibilizar al ex alcalde de origen panista. Si el gobierno iniciaba una obra o la inauguraba, no se convocaba al ayuntamiento; si había reunión de seguridad en tierras matehualenses se le jalaba la oreja a la autoridad; si el gobernador visitaba el municipio, preferían invitar a otros alcaldes del altiplano y a sus contratistas favoritos, antes que al jefe del ejecutivo local.

Luego vino la embestida; el gobierno estatal, haciendo uso del manual básico de desplantes autoritarios, intervino las policías municipales, llevó preso al director de Seguridad Pública, orquestó una avanzada contra el alcalde en turno, lo llevó a juicio, fue vinculado a proceso (así como otros trabajadores del ayuntamiento) y al final Matehuala se quedó con un sabor amargo de incertidumbre y de ingobernabilidad que, ni con todo lo mediático del alcalde interino, se ha podido quitar.

La jugada era clara: desestabilizar, infundir miedo en cualquier rival político y emitir una amenaza tácita: quien juegue contra el verde, juega contra el Estado, y quien juega contra el estado, pierde.

Esta descarada afrente contra el orden público de Matehuala, aunque se presuma como una “limpieza de corrupción”, fue una “limpieza de obstáculos políticos” y toda la pretensión era dejar el campo de juego listo para que Alejandro Segovia jugara él solo, con balón propio, sin rival en el campo y la portería sin guardameta.

¿Significa esto que es Jano Segovia el favorito del Verde y del Gobernador? Pues probablemente no. El PVEM es una institución sin vergüenza ni pudor que, al primer vistazo de una oportunidad pasea, presume y promueve a sus candidatos por todos lados y aprovecha los micrófonos que tiene el gobernador para promover perfiles. Desde el año pasado el gobernador, quien se decía ajeno al proceso electoral, no dejó de presumir las relecciones que esperaba en Rioverde, Ciudad Valles e incluso Soledad de Graciano Sánchez. De igual manera, el gobernador destapó, no uno, sino hasta tres candidatos probables para el ayuntamiento de San Luis Potosí; y si no reveló más candidatos para ayuntamientos, era porque no se sabía todos los nombres.

Caso contrario, cuando se trataba de Matehuala el gobernador se fue al extremo de complicar la jugada y afirmar que habría una encuesta para este ayuntamiento; y claro, esto es normal en los tiempos del régimen obradorista (promover encuestas obscuras y sin procedimientos claros), pero hasta en el municipio de San Luis Potosí, donde supuestamente también hubo una encuesta, se registraron precandidatos públicos desde febrero pasado… ¿Y para Matehuala? Pues para este ayuntamiento nadie alzó la mano, nadie se inscribió, el gobernador no presumió a ningún perfil fuerte, no mencionó ni un apellido, pareciera incluso que quería evitarlo.

Algunos podrían argumentar que “Jano Segovia está esperando los tiempos”, pero no parece ser el caso para un hombre que lleva haciendo campaña desde mediados del año pasado y ha invertido cantidades obscenas de recursos varios en publicitar su imagen.

No, el diputado no está “esperando los tiempos”, está esperando que concluya la, seguro complicada, negociación al interior del partido; si esta negociación no ha concluido, probablemente es porque alguien, cercano al gobernador, no quiere que Segovia Hernández sea el próximo alcalde de Matehuala.

Así estarán las cosas, que el gobernador y los suyos, ampones de primera, no quieren que uno de su casta llegue a un cargo que ocupan con desesperación.

Lejos de la especulación política sobre por qué no se ha destapado al incómodo ungido, queda la pregunta válida: además de al Partido Verde, ¿a quién le sirve que Alejandro Segovia llegue a la silla?

Por lo que hace a la ciudadanía, a pocos les será trascendente. Un gobierno municipal de reelección, funciona cuando es consecutivo, porque el presidente reelecto puede continuar proyectos que dejó sin terminar, rinde cuentas ante el electorado, recibe su voto de castigo en caso de haberlo hecho mal e incluso se puede considerar que afianza la simpatía con el partido al recibir aquellos votos duros de los militantes más confiados.

En este caso nada de eso aplica. Segovia Hernández dejó de ser alcalde y, por tanto, a menos que se comprometa a continuar las obras de un gobierno panista, no tiene nada que continuar que le sea propio. No llega a rendir cuentas, ni recibir votos de castigo, porque él no es alcalde, el es diputado; si su interés es rendir cuentas, debería ser reelecto como diputado federal y ahí se vería si el electorado lo considera valioso o no en su cargo. Tampoco puede venir a afianzar la credibilidad de su partido, porque luego del 2021 el PVEM perdió amplio terreno en Matehuala, como consecuencia de haber promovido a un candidato gris al que terminaron traicionando; si el Verde Ecologista ganó medio metro de terreno en Matehuala, es por la operación política del gobierno, no del partido.

Con tan pocas cosas que aportar a la vida pública de Matehuala, queda claro que una reelección de Jano Segovia, solo beneficiaría a Jano Segovia. A nadie más. Probablemente justo por eso el gobierno estatal, no está seguro de si entregarle la candidatura y se ha dilatado en entregársela.

Incluso la propuesta política de Cinthia Verónica Segovia Colunga como candidata al ayuntamiento de Cedral se ve más fresca, propositiva, estratégica, inteligente y auténtica, en comparación de la propuesta que lentamente se cuaja para Matehuala.

La ciudadanía de Matehuala lo sabe, el gobierno lo sabe, probablemente el diputado lo sabe, quizá lo que se ocupa ahora, es un fracaso en las urnas para dejar en claro que hay reelecciones forzadas que de nada sirven y nada las justifica.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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