Arely Torres Miranda
Termina marzo coincidiendo con “los días de reflexión” de Semana Santa… quince años en colegio de monjas y tres en el Instituto Potosino dirigido por maristas, me hicieron aprender de memoria lo que significan estos días y cómo la culpa se utiliza como una poderosísima arma de control para la sociedad, no importa cuántos años pasen, siempre habrá quién se aproveche de la ignorancia y la culpa, para ejercer la manipulación.
Sin duda, desde que empecé en los caminos del feminismo, marzo se convirtió en 31 días diferentes a los demás, hace 20 años, bueno, ni quién nos pelara, recuerdo esas primeras marchas que organizábamos en San Luis, donde éramos solo unas cuantas mujeres, quince cuanto mucho, y ni siquiera las llamaré marchas, eran concentraciones en la céntrica Plaza de Armas, donde exigíamos que la Iglesia Católica dejara de interferir en asuntos de Estado, donde pedíamos que los violentadores recibieran castigo y donde la política pública dejara de ser falocéntrica y que se crearan condiciones dignas para todas las mujeres.
Es por eso, que ahora, que veo cómo cada año somos muchas, muchísimas mujeres más que a lo largo y ancho del mundo, el 8 de marzo salimos a las calles para evidenciar esta deuda histórica que sigue sin cumplirse. Claro, ahora que, debido a la constitucionalidad de los Derechos Humanos y la obligatoriedad de la implementación de la perspectiva de género, marzo se ha vuelto para muchas instituciones en una oportunidad de campaña y marketing que le ayude a sumar puntos.
No les puedo ni explicar cómo me revientan los ovarios que cada 25 de mes, en esa absurda apropiación que hizo ONU Mujeres al tema de “cero tolerancia a la violencia contra las mujeres” ver a muchos violentadores portando orgullosos un lazo, corbata o playera naranja como si eso hiciera que desaparecieran sus omisiones y encubrimientos en materia, les sigue quedando grande el discurso pero se sienten los más cumplidores y sí, cumplidoras, porque nunca se nos olvide la máxima del feminismo: “cuerpo de mujer no garantiza pensamiento feminista ni MUCHO MENOS, compromiso con la agenda”.
Y así como violentadores y omisos cada 25 de mes se “disfrazan” de aliados, cada 8 de marzo se ponen de cabeza para poder “conseguir” a “alguien” – no forzosamente mujer, ni feminista- pueda estar “disponible” para acompañarnos en los “eventos” que estas instituciones forzadamente organizan. Miren, como les conté hace ya un año en este espacio mediante la colaboración llamada “sororas pero no pendejas” muchas feministas hemos tomado la decisión de no colaborar en NINGÚN espacio que no represente un lugar donde verdaderamente el 8 de marzo va mucho más allá de fechas “obligatorias” y ocasión perfecta para tomar fotos que después serán utilizadas en una maliciosa manipulación del ejercicio del presupuesto y así comprobar en esos informes oficiales, que sí han hecho algo para cumplir con la política pública con perspectiva de género. Así de ignorantes son.
Este marzo solo asistí a dos eventos en el marco del 8 de marzo, ambos organizados por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el primero de ellos, realizado el 7 de marzo, fue la presentación del Programa Institucional para la Igualdad Sustantiva y Erradicación de la Violencia de Género, que sin duda, marca la línea de meta – o de inicio, ya veremos- de lo que pasa cuando quien encabeza una institución, escucha a las personas expertas y se atreve a enfrentar una problemática que por años ha permanecido en nuestra Alma Mater.
Porque miren, seamos honestas, el tema del acoso y la violencia que vivimos las mujeres que transitamos por las aulas de la máxima casa de estudios en San Luis Potosí, siempre ha sido utilizado por diferentes voces, pero nadie, hasta hace casi cuatro años a la llegada del Dr. Zermeño, se había colocado en el centro de las acciones. Como dije ese día en la intervención donde señalé públicamente el alto costo político que la llegada de la Dra. Urenda Navarro como titular de la defensoría tuvo para mucha gente. Para empezar, es la primera mujer que encabeza la defensoría y miren, nos caiga bien o no, es alguien que quienes tenemos el honor de conocerla o haber trabajado con ella, sabemos de su ética intachable y su gran conocimiento en materia de género, derechos humanos, derecho penal y que fue quien valientemente acompañó a las jóvenes estudiantes de la FEMU cuando empezó esta revuelta feminista universitaria, que ahora, en tan solo cuatro años, ha dado sus frutos.
Porque dirían los clásicos, “Roma no se hizo en un día” y cuatro años ha sido un tiempo record para construir una universidad que merecemos las mujeres, para aquellas voces que utilizando el tema de la violencia y acoso en la universidad reclaman que no se ha hecho nada, les regalo este resumen del arduo trabajo realizado, en 2020, llegandito el Dr. Zermeño se instaló en Mayo el Comité Institucional para la Erradicación de la Violencia de Género (CIEVG-UASLP) presidido por el Rector y conformado por las entonces colectivas feministas universitarias (sí, aquellas a las que les tienen miedo y que por allá de noviembre del 2018, el entonces abogado general de la UASLP, Reynoso Sandoval, DENUNCIÓ ante la fiscalía encabezada por el cáncer universitario, Federico Garza, digo se los cuento como dato curioso), las representaciones sindicales, la Oficina de la Abogacía General y la Defensoría como Secreraría Ejecutiva del Comité. Desde este espacio se desarrolló el trabajo para generar el Protocolo Universitario, que sustituiría al anterior, y que fue aprobado por el Consejo Directivo Universitario del 29 de noviembre de 2020. Este protocolo se socializó con la comunidad, tuvo la revisión del IMES, INMUJERES, la Comisión de Igualdad de la Cámara de Diputados y la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado de la República.
Posteriormente, en 2021 se comenzó a instrumentar el programa de difusión de las jornadas académicas y se postuló el proyecto para la generación del Diagnóstico sobre la Violencia, trabajo que tomó un año completo en 2022, su levantamiento y sistematización, siendo presentado en marzo de 2023 para entonces, ahora sí, con la opinión del estudiantado y la participación de expertas, se presentó el nuevo proyecto (ya con los resultados del diagnóstico) para ahora sí, no nomás de invención, construir la política institucional sobre igualdad sustantiva y erradicación de la violencia que se acompañó de tres ejercicios inéditos: un proceso de socialización de resultados, la primer consulta universitaria y foro universitarios para definir los ejes de trabajo. Este proceso igual duró un año de abril de 2023 a marzo de 2024.
Así que no le digan, que no le cuenten, quien venga a decir que no se ha hecho nada, es porque seguramente no sabe que, durante este tiempo, la defensoría ha recomendado la imposición de 25 sanciones que son: 7 amonestaciones, 10 suspensiones, 1 remoción del cargo, 2 expulsiones definitivas y 5 rescisiones laborares, porque sí, la defensoría tiene la facultad de emitir medidas precautorias, dictar medidas de apremio y brinda contención emocional y psicológica, pero los realmente responsables de imponer las sanciones es una Comisión Institucional de Justicia (en el caso de sanciones estatutarias) y en el caso de despidos, es la Abogacía General, previa aprobación del Consejo Directivo Universitario, pero a ver…. ¿cómo van a ejecutar las sanciones si ambos personajes – Federico Garza y Joel González- se sabe que no les interesa el tema y hasta me atrevo a asegurar que siguen abonando al pacto patriarcal y hacen guerra sucia contra el Rector y la Dra. Urenda obedeciendo a intereses externos? Seguramente también con fines políticos y monetarios, estos dos no dan paso sin huarache.
También lo dije hace unos años cuando el entonces Rector Villar Rubio se atrevió a asegurar que “ya tocaba que una mujer encabezara la UASLP”, no nos dejemos manipular ni que nos llenen de culpa con la falsa paridad y con la “carga” de no ser sororas. El utilizar a las víctimas y el reclamo de las mujeres universitarias, también es violencia. La sororidad no es un cheque en blanco, y volviendo al inicio, lo que sí es pecado y más en Semana Santa, es utilizar la lucha justa e histórica que hemos dado muchas mujeres universitarias, para fingir adelantos en igualdad sustantiva y la erradicación de la violencia. Ojalá este lunes primero de abril, se resuelva la continuidad de la apertura y compromiso del Dr. Zermeño y sea reelecto para lograr la materialización de esa justicia que no ha llegado para quienes vemos cómo quien nos acosó hace 24 años, sigue siendo profesor de tiempo completo. Agarren juicio, diría mi abuelita.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es abogada, comunicóloga y activista por los Derechos Humanos y género. Es fundadora y coordinadora del Observatorio de Violencia Feminicida en SLP. Fue consejera social del Instituto Nacional de las Mujeres (2012-2018). Tiene estudios en política pública con perspectiva de género por FLACSO y CEPAL. Es asesora y capacitadora en Derechos Humanos, feminismo y género. También ha sido asesora y promovente de iniciativas y reformas de ley coadyuvando a la armonización legislativa con perspectiva de género, feminismo y derechos humanos.