Carlos Rubio
Triunfó Alejandro Zermeño en su búsqueda de la reelección como rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. No es una hazaña; sus impresentables antecesores lograron lo mismo. Lo raro hubiera sido que ganara alguno de sus adversarios. Lo que sí sorprende es ver la cantidad de felicitaciones que ha recibido de gente que celebra su continuidad y lo solitario que ha estado durante los últimos años.
En su cuenta de Twitter, hasta ahora, el rector ha compartido 18 felicitaciones por su reelección, de diferentes actores como empresarios, activistas, diputados, dirigentes de partidos, alcaldes, organizaciones, líderes de opinión; mientras que desde la cuenta oficial de la UASLP se han replicado 57 mensajes positivos.
Seguramente hay mucha gente que compagina con el doctor y su trayectoria. Pocos ponen atención a los proyectos y se inclinan por el perfil sin importar sus propuestas, pero esto pasa en todos lados, en cualquier elección.
Sin embargo, hoy quisiera cuestionar, cuántas de esas felicitaciones que se lanzaron a raíz de su victoria, se emitieron también como apoyo durante las ocasiones en las que en el pasado recibió embates por parte del gobierno estatal.
Me atrevo a decir que ninguna.
Hoy todos los gremios de empresarios, abogados, contadores, médicos y un largo etcétera, celebran que su alma mater sea otra vez dirigida por Alejandro Zermeño, pero cuántos de ellos se pronunciaron cuando Leonel Serrato como secretario de Comunicaciones y Transportes dijo directamente al gobernador que les estorbaba el rector y días después lo llamó fifí.
Dónde estaban en enero cuando el Gobierno del Estado no proporcionaba los recursos que anualmente entrega para que la UASLP pueda hacer el pago a sus trabajadores.
Aquellos diputados que hoy celebran, qué han hecho por otorgar la autonomía financiera que tanto ha pedido el rector en diferentes ocasiones. Dónde están cada diciembre que aprueban el Presupuesto de Egresos y autorizan tan solo un aumento inflacionario a la Universidad.
¿Dónde está el apoyo de los empresarios por la educación? ¿Cuántos de ellos no hablan porque al mismo tiempo son aliados del gobierno estatal?
Ya ni si quiera es que realicen una acción a favor de la UASLP, eso ya sería mucho pedir para tanta tibieza, pero ni un pronunciamiento público, un llamado a la movilización. Nada.
El lunes al rector le salieron amistades hasta de las alcantarillas. Aquellos que solo había visto en las felicitaciones de hace cuatro años cuando ganó por primera vez la Rectoría.
Muy seguramente para hoy ya se acabaron los festejos y felicitaciones, y todo regresó a la normalidad. En las buenas todos, en las malas quién sabe.
Por lo que toca al rector es momento de pasar la página y seguir. Tiene otros cuatro años para mover al enorme elefante que es la UASLP. Siempre será imposible mantener feliz a una comunidad tan grande, como la universitaria. Sueldos, materiales, condiciones laborales, siempre serán tema de conflictos en cualquier esfera de trabajo. No obstante, hay dos rubros en los que sí sigue existiendo una deuda de años atrás.
Es un hecho que el nivel educativo de la Universidad ha ido en decadencia, según los rankings. Me baso en estas mediciones para hacer tal afirmación porque en su momento, la propia institución los presumió cuando obtuvo buenos lugares.
Pero este tema no solo se remonta a lo que diga una evaluación, todos como estudiantes lo vivimos. La calidad de las clases que se imparten deja mucho que desear. Incluso los métodos que se utilizan suelen resultar bastante arcaicos. Que los docentes sean grandes profesionales, no quiere decir que serán buenos profesores. Hacen falta mayores filtros para elegir a quienes se encargarán de enseñarles a futuras generaciones y un compromiso mayor por parte de quienes asumen esa responsabilidad.
Haya sido por la pandemia o por cualquier otra situación, es obligación del rector en turno retomar el rumbo.
Es cierto que el éxito en la educación tiene mucho que ver con el empeño de cada estudiante, pero sería una gran ventaja que la institución pudiera facilitar más ese empuje.
Otro de los pendientes es la violencia de género en la institución. Si bien es un hecho que se sigue combatiendo, la UASLP sigue siendo blanco de acusaciones, ya sea por más casos o por la tardanza en la obtención de justicia. Difícilmente podrá ser algo que se erradique, porque los niveles de violencia en todos los sentidos escalan rápidamente a nivel nacional, sin embargo, sí se pueden crear más mecanismos que eviten la revictimización de los procesos y aceleren la emisión de sanciones.
Para eso y aquello el rector tiene cuatro años más. Veremos si en el 2028 su nombre resalta más allá de las paredes del Edificio Central o se queda para la anécdota de un rector más de la UASLP.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.