Óscar G. Chávez
Ya ni para dónde hacernos, ya no se sabe en quién confiar. La ciudad y el estado se encuentran a nada de ser una vez más entregados a diversas gavillas delincuenciales que lo único que buscan es beneficiarse con el control político, social y económico de los potosinos.
Tampoco es necesario ser inteligente para percatarnos que la actual obsequiosidad de los aspirantes a un cargo público terminará, ganen o pierdan, en cuanto concluya el proceso electoral. La ciudad y los municipios volverán a la desatención, al caos, a la indiferencia o al saqueo, según convenga a los intereses de los elegidos.
Pongamos por ejemplo la capital, donde el botín lo pelean un ineficiente alcalde con licencia, una camaleónica vividora transexenal que bien sabe vivir de los cargos públicos o un extraño y anticarismático ente propuesto como experimento. Como se le quiera ver, la ciudad y sus habitantes se encuentran condenados a ser víctimas de cualquier cantidad de males y perversiones en manos de cualquiera de estos desviados y degenerados políticos.
¿Quédate con Galindo?, mal lema de campaña para quien tiene la ciudad en tal estado: mala iluminación, poca seguridad, escasa e inútil obra pública, un centro histórico en patéticas condiciones, sin agua, con casi la totalidad de sus funcionarios inútiles e incompetentes, pero con un culto desmedido a la promoción personal y con las direcciones municipales convertidas en agencia familiar o partidista de colocación laboral. Además, su socarronería habitual lo muestra como en realidad es: le vale un cacahuate la ciudad, mientras se pueda reelegir y acomodar como suplente de senadora a su mujer. Quédate con los vicios del pasado.
¿Es con Sonia?, ¿qué? entregar la ciudad a los cavernarios verdes a través de las manos de una mujer que defeccionó del panismo cuando no se le entregó de nueva cuenta otra candidatura más. Dice su propaganda: San Luis con agua, San Luis incluyente, San Luis eficiente, San Luis en familia y con atención, San Luis integrado. ¿Con agua?, ¿incluyente?, ¿eficiente?, ¿en familia y con atención?, ¿integrado? No sabemos que tanto será con ella, pero nada irá ni será más allá de la voluntad del gobernador; San Luis capital no tendrá más de lo que el gobernador quiera o permita; lo único que se integrará son los intereses verdes y la única familia que la atenderá será la Gallardo. ¿Es con Sonia o es Gallardo?
Sebastián Pérez, el candidato naranja. ¡Qué horror!, prófugo del ayuntamiento Montessori que seguro lo tomará como ejemplo. Nadie ha olvidado el desastroso experimento que fue el ayuntamiento dirigido por Xavier Nava, y del que Sebitas fue miembro activo. En nada dieron pie con bola y no pensaron en otra cosa que no fuera la reelección, en la que acabaron fracasando lastimosamente. Pero, además, es la propuesta de un partido cuya dirigencia estatal está integrada por expanistas radicales que al no encontrar beneficio de la dirigencia azul acabaron convertidos en mercenarios al servicio del mejor postor: movimiento naranja de azules con movilidad. La única promesa es el desastre.
Quién sabe si al poli Galindo le alcance la maquinaria municipal repartiendo despensas (que por cierto dicen repartirán con generosidad el domingo electoral), ojalá así hubiera sido de eficiente Martincillo durante el ejercicio de su cargo. Porque, también, Sonia no trae toda la maquinaria verde con ella, pero al fin para eso están sus cuadernos azules; pero como sea, de algo le ha de servir el terrorismo estatal que obliga a los burócratas (ni en los peores o mejores tiempos del PRI) a ser promotores de voto. Hay que darse hoy una vuelta en el Tangamanga o mañana recorrer una que otra colonia popular para ver cuantos burócratas encontramos volanteando y bailando al son que les marca un pollo.
En San Luis sólo hay dos sopas…
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