Ecología de propaganda

Por Victoriano Martínez

El compromiso de las autoridades con el medio ambiente parece estar más enfocado hacia los dividendos de una promoción de proyección de imagen que a lograr la recuperación ecológica de áreas devastadas, parques descuidados y un control real de la contaminación, al grado incluso de medidas con sospechoso fin recaudatorio.

No importa el origen partidista de la autoridad que presuma acciones ecológicas, el común denominador es que se trata de proyectos o programas sobre los que se hace tal despliegue propagandístico que al final se quedan muy cortos sobre los objetivos prometidos y, lo que es peor, resultan contraproducentes para el medio ambiente.

El gobierno estatal, a pesar de enarbolar la bandera verde-ecologista, ha dado más muestras de una actitud depredadora que de protección a la naturaleza, que se ha topado con una ciudadanía y organizaciones civiles, entre las que destaca Cambio de Ruta, que han frenado ecocidios proyectados por las ocurrencias gubernamentales.

La pretensión de convertir la avenida Himno Nacional en una arteria totalmente asfaltada y sin árboles y la forma irresponsable con la que se han derribado árboles en las inconclusas obras en el Barrio de San Miguelito son ejemplos de la actitud anti-ecologista de un gobierno que se proclama verde.

Así como en el Barrio de San Miguelito, ahora ese gobierno anti-ecologista anuncia una inversión de 102.3 millones de pesos para remodelar el Parque de Morales, pero otra vez sin tomar en cuenta a la población, ni hacer públicos los proyectos y permisos necesarios, que aseguren una intervención planificada y con el menor impacto ambiental posible.

El Juzgado Primero de Distrito otorgó este martes la suspensión provisional en un juicio de amparo promovido por la organización Cambio de Ruta contra la remodelación anunciada y citó a la audiencia incidental para las 10:23 horas del próximo viernes, entre otras cosas, porque el gobierno reconoció vía transparencia no tener permisos y autorizaciones.

Ya solo falta que la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas (SEDUVOP) se apresure a destrozar la fachada principal y algunos otros puntos para replicar lo ocurrido en el Barrio de San Miguelito y así desquitarse de los usuarios del parque y del atrevimiento de una organización ecologista por buscar garantizar que no haya un daño ambiental.

Y si de medidas para el control de la contaminación se trata, por segunda ocasión el Congreso del Estado aplazará la aplicación del impuesto ambiental con ajustes al decreto que lo único que exhiben es que, antes que bien planeado se impuso por ser la tendencia en otros estados que permite una nueva fuente de recaudación de recursos.

Uno de los ajustes fue para dejar sin gravar las emisiones indirectas de contaminantes, no porque sean inocuas, sino principalmente porque en otros estados también se dejaron fuera. ¿Hasta ahora se dieron cuenta? ¿Si allá se tolera esa fuente de contaminación por qué aquí no?

“Es importante decir que gravar las emisiones indirectas de gases a la atmósfera será negativo para el Estado, ya que le restaría competitividad ante las entidades federativas vecinas que eliminaron dicho tipo de emisiones”, señalan en la iniciativa que mañana se presentará al Pleno de la Legislatura.

El Ayuntamiento de la capital no se queda atrás. El programa Pulmones Urbanos arrancó con una presunta reforestación a la Sierra de San Miguelito sin ninguna consideración sobre las especies más apropiadas para esa Área Natural Protegida.

Un gran contraste entre una reforestación propagandista por parte de la autoridad municipal y el ejemplo puesto por estudiantes de preparatoria del Colegio Internacional Terranova, con el proyecto Foresta Vivero, que a convocatoria de los colectivos como Guardianes de la Sierra de San Miguelito y La Sierra de San Miguelito somos todos, se replicará con más voluntarios.

Tan propagandístico ha resultado el programa de Pulmones Urbanos, que se promociona con una plataforma digital en la que aparece un mapa con miles de puntos verdes que presuntamente corresponden a árboles sembrados por toda la ciudad. No obstante, que hayan sido sembrados no significa que sean cuidados.

El caso más descriptivo de esa situación es el Bosque de la Vida, en el Camino a la Presa San José, que se puso en marcha el 6 de agosto de 2023 y donde se sembraría un árbol por cada niño que naciera en la ciudad. María Ruiz acudió para constatar el crecimiento de ese bosque y lo que encontró fue abandono y apenas diez árboles sobrevivientes.

“Nosotros como ayuntamiento, además de dar las condiciones (para sembrarlo), nos comprometemos a cuidarlo, nos comprometemos a regarlo”, aseguró entonces el alcalde Enrique Galindo Ceballos a quienes en aquel acto del 6 de agosto sembraron los primeros árboles.

La consistencia de los programas con buen cartel como acciones a favor del medio ambiente no depende del acto propagandístico con el que se inician o el despliegue publicitario con el que se promocionan, sino con el resultado en mejoras de carácter ecológico, su aportación a contrarrestar el cambio climático y lograr que la población padezca menos contaminación.

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