Supuestos

Óscar G. Chávez

Dentro de los supuestos que podrían darse dentro y a partir del próximo proceso electoral existe uno que no es aventurado suponer, porque que hay un alto nivel de posibilidades en que ocurra: que “eso que llaman gallardía” pierda el control del municipio de Soledad de Graciano Sánchez.

Son varios factores que pueden llevar a este deseable desenlace, pero hay dos que son los principales: 1) el gobernador (a través de la franquicia verde) en su afán por controlar todos los municipios del estado ha descuidado su fortaleza tradicional y, 2) los cinco candidatos que participan en el proceso más allá de la dispersión de votos generarán una importante concentración de éstos que, como consecuencia lógica, los restará al Verde.

Hay que observar que dentro de estos candidatos (Juan Manuel Navarro Muñiz, Verde; Juan Carlos Velázquez Pérez, Morena; Juan Gaitán Infante, PAN-PRI-PRD; Jorge Arreola, Movimiento Ciudadano y Érika Velasco, Conciencia Popular), el del oficialismo estatal es un perfecto desconocido aún en el contexto soledense, en tanto que el de Morena, ha incrementado (en parte por el efecto Sheinbaum) su popularidad en el municipio. Consideremos que los 56,553 votos que en 2021 obtuvo Leonor Noyola (52,725 partido Verde y 3,818 partido del Trabajo) estuvieron apuntalados por el efecto Pollo, los cuales se reducirán al no contar con un referente de peso en las boletas. Se agrega a lo anterior el desgaste del partido en el municipio, más el hartazgo del propio electorado frente a los caprichos y maltratos de los operadores verdes.  

En el caso del candidato de Morena ocurre lo contrario, la empatía que trae por sí solo el candidato, más los incentivos disfrazados de apoyo social que suman popularidad al partido, sumados a la presencia de la candidata oficial en la boleta para la presidencia de la República, pueden generar un muy interesante número de votos.

Como se señaló al inicio del texto, se parte sobre supuestos, pero suponiendo que el Verde ganara, los votos obtenidos pueden ser indicadores muy claros de la fortaleza o deterioro del control verde en ese municipio; también, de perderlo, sería la muestra perfecta de lo que puede ocurrir en tres años, cuando se contienda por la gubernatura.                     

El asunto de la capital, parecido en cuanto a consecuencias de los resultados (establecer control verde o mantener el control aliancista), ofrece ciertas aristas que se deben entender para considerar las posibilidades que tiene Sonia Mendoza (candidata del Verde) o Enrique Galindo (alcalde con licencia y candidato de la alianza antinatural), de llegar o de reelegirse en la alcaldía.

Las posibilidades de Sonia, más allá del apoyo y recursos de la maquinaria verde, no son nada remotas. Recordemos que va como abanderada de tres partidos (Verde, Morena y del Trabajo) o bien los votos que en las pasadas elecciones para la alcaldía (2021) obtuvieron los candidatos Leonel Serrato (Verde y del Trabajo) con 110,860 votos y Xavier Nava (Morena) con 53,589. De llegar a captar estos votos, estaríamos hablando de 164,449 votos, poco más de veinte mil votos por encima de los 143,630 votos que dieron el triunfo a Enrique Galindo. Con todo y eso hay que considerar un detalle, significativo o no, pero presente: no tendrá todo el apoyo de Morena (ni en estructura ni en votos), partido que desde un inicio pugnaba por la separación y con quien los verdes han tenido fricciones de consideración a lo largo de la campaña.     

Para Galindo, por el contrario, aunque se percibiera en firme su llegada, la tiene complicada y nada fácil; primero, por rechazo a sus acciones administrativas y por el desgaste natural que le genera la alcaldía, más las propias circunstancias previas al inicio y desarrollo del proceso electoral, pero también por las campañas adversas que le ha obsequiado el gallardismo, que acaban restándole un buen número de votos. También (ya lo he escrito antes) habría que restar los votos de priistas decepcionados y panistas que se sienten traicionados, porque podrán hablar de cohesión, pero hasta ahora no se ha visto, por ejemplo, el apoyo de Rubén Guajardo o David Azuara; menos de los dirigentes estatales del PRI, que más ocupados y preocupados se encuentran atendiendo los datos de la elección federal u organizando marchas.

Sinteticemos: Galindo mantiene cierta presencia, pero la aceptación ha disminuido; carece de respaldo institucional efectivo y la campaña la ha mantenido a partir de apariencia y una supuesta proyección de imagen, pero detrás de esto no hay mucho, más que el reparto masivo (al igual que los Verdes en Soledad) de despensas. Vendedor de aire.          

Sin embargo, el efecto Xóchitl y rechazo al morenismo puede ser un muy útil generador de votos a favor del alcalde, pero sólo en algunas áreas de la capital y pensando en que el día de las elecciones los votantes llegaran al medio millón, de otra forma el abstencionismo puede ser un elemento que le juegue en contra.

Más allá de lo deseable y de forma simultánea a lo indeseable, lo ideal sería que Galindo conservara la capital (nos guste o no) y que Morena ganara la alcaldía soledense, como únicas formas de comenzar a poner fronteras y fin a la hegemonía y proyecto de Gallardo. Pero como siempre, lo ideal no es lo real y lo real es surrealista.  

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

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