Las elecciones confirman la urgencia del sistema de usos y costumbres para las comunidades indígenas: OIM

Estela Ambriz Delgado

Los partidos políticos y sus candidatos ejercen una manipulación sobre los electores indígenas, pues existen diversas condiciones que lo facilitan, como su vulnerabilidad económica, los débiles lineamientos electorales para este sector, la ausencia de fiscalización electoral, falta de información, entre otros, lo que hace evidente la necesidad de la población tének y náhuatl potosina de cambiar a un sistema de usos y costumbres, de acuerdo con el Observatorio Indígena Mesoamericano (OIM).

Tras el periodo electoral que acaba de culminar, el integrante de dicha organización, Juan Felipe Cisneros Sánchez, hizo un recuento de lo que esto ha representado una vez más para la población indígena de la Huasteca potosina, donde mestizos con poder económico se disputaron el voto para legitimar su acceso al poder político, hacerse de los recursos públicos y controlar espacios en el territorio municipal.

En este tenor, indicó que en la batalla campal por este “botín” algunas candidaturas ofrecieron 500 pesos por asegurar un voto; en otros casos mil pesos y un tinaco adicional para quienes les promovieran, además de que repartieron “medias despensas”, maíz, láminas de zinc, agua en pipas, camisetas, gorros, mochilas, y la promesa de generar vivienda cuando lleguen.

Cisneros Sánchez precisó que todos estos “apoyos” son en realidad condicionamientos, y hay casos donde hasta la credencial de elector se llevan y nadie dice nada, porque siembran temor, además de que existen elementos que les facilita a los partidos la manipulación de los electores indígenas, como su vulnerabilidad socioeconómica, los débiles y superfluos lineamientos electorales para el sector, la ausencia de fiscalización electoral, falta de información, y codependencia del elector indígena ante sus victimarios políticos que comúnmente son mestizos.

Asimismo, dijo que en su mayoría los candidatos no dialogan con la gente, sólo emiten un monólogo e incluso llevan escolta para evitar que alguien se atreva a cuestionarlos.

El integrante del IOM enfatizó que son innumerables los casos en que las autoridades comunitarias formales son rebasadas por “operadores políticos” de los partidos y de los candidatos, quienes polarizan y fraccionan a la comunidad, por lo que la figura del partido es un ente ajeno y destructivo de la unidad comunitaria indígena, la cual comúnmente toma sus decisiones con base al consenso construido en asamblea comunitaria, no por “dedazo” o imposición.

“Lo más preocupante no es este escenario complejo; si no que la pelea real y visceral por los ayuntamientos, es una pelea por territorios y soterradamente se da entre grupos de dudosa calidad moral, presumiblemente vinculados a ilegalidades, siendo la figura de los partidos utilizados solo como pantalla medio para hacerse del gobierno local”.

Cisneros Sánchez consideró que esta problemática no sorprende, más bien confirma que la demanda indígena por transitar del sistema de partidos al de una elección por usos y costumbres, mantiene su vigencia, pues el mismo proceso electoral hacen evidente que el sistema de partidos en regiones de mayoría indígena es inoperante y excluyente para ejercer los derechos político electorales de las comunidades y las personas indígenas.

Por último, comentó que las autoridades electorales son organismos incapaces de normar los procesos electorales, más aún cuando existen casos como el del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac), que no cumplen con las sentencias del Tribunal Electoral al ser omiso para realizar la consulta indígena en los municipios de Tanlajás, Tancanhuitz y San Antonio, para transitar a la elección por usos y costumbres, con lo que se evitaría el despilfarro de recursos, pues las condiciones de vida de este sector siguen sin cambiar.

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