El triunfo de la luz

Octavio César Mendoza

Para Abigail, que me enseña a pensar mejor.

Claudia Sheinbaum Pardo representa mucho más que el triunfo de un movimiento político o de un presidente: ella representa el triunfo de la clase trabajadora, del feminismo, de la democracia y, por consecuencia, la derrota de la oligarquía, el machismo y el autoritarismo. Mucho más importante que la transmisión del poder entre personas de distinta ideología o signo partidista, es el hecho de que, por primera vez, una mujer alcanza la mayor posición de poder en este país.

Bajo esa óptica se aprecia que AMLO cierra el cuarto tomo de 200 años de historia de México como el personaje más importante del último episodio, y CSP abre el de una quinta era política y gubernamental porque es un primer caso, y rompe paradigmas instalados (casi) en el hipotálamo de la sociedad mexicana.

Quienes aún parecen estar confundidos por el enorme tamaño del cráter que ha dejado el impacto histórico del 2 de junio de 2024, son algunos sectores cuyo voto fue una expresión de rechazo hacia las políticas sociales implementadas por la 4T y, más allá de eso, una sincera declaración de racismo y clasismo. A diferencia de los dinosaurios, los whitexicans pudieron anticipar el escenario, pero decidieron seguir contemplando el paisaje detrás de las oscuras gafas de la soberbia.

Tomemos como caso de estudio el quinto distrito federal de San Luis Potosí, donde el voto anti-López y anti-Gallardo también era el voto anti-Claudia y anti-Sonia, y donde la esperanza de un ilusorio triunfo de Xóchitl Gálvez llevó, como nunca, a llenar las urnas en los fraccionamientos de mayor plusvalía de esta ciudad; fenómeno que, aunque en menor medida, también ocurrió en sectores de clase media. Esto fue lo que llevó, de rebote, a que Enrique Galindo fuese reelecto, y con él fuesen electos o reelectos los pocos personajes del PRIAN que lograron colarse entre la marea verde. No fueron sus campañas, ni su trabajo previo o sus propuestas lo que los llevó al triunfo: fue la falsa creencia de que iban a derrotar al régimen obradorista. Aunque estrecho, Xóchitl fue un paraguas para esos candidatos de esos partidos en esos sectores donde antes, durante y después del periodo de campañas, afloraron el racismo y el clasismo. Los comentarios misóginos en torno a las candidaturas femeninas de la izquierda antes mencionadas, en ese quinto distrito, se convirtieron en ataques hacia la clase trabajadora y en burlas hacia la precaria condición de las personas que, en efecto, sirven a quienes hacen uso del poder adquisitivo como de un látigo o una zanahoria. No los repetiré por respeto hacia todas y todos.

Sin embargo, no omito reafirmar que, tanto las mentiras como los rumores de la derecha de que pronto seremos la Venezuela del Norte, no son otra cosa que un acto de negación de la realidad, pues aún no aceptan que México se encuentra en plena transición hacia un nuevo modelo de gobernabilidad democrática basado en la justicia social, y los reductos de supuesta oposición por los cuales votaron son aquellos que también van a desaparecer como las curules de representación proporcional sin las cuales los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, prácticamente no tendrían presencia en el Congreso Federal a partir de la siguiente legislatura.

El problema es que esas personas y sus liderazgos de cartón no quisieron ver que México está más allá de Instagram o X, de Latinus o Imagen TV, y muy alejado de Televisa, TV Azteca, Facebook o los medios tradicionales, y no podían ver más allá porque el constructo social de toda realidad es, al mismo tiempo, una muralla que impide observar al otro y, por ende, comprender su circunstancia.

Esta elección que derivó plebiscitaria, tuvo asaz efecto en San Luis Potosí con el triunfo del Partido Verde en la persona de Ruth González Silva, por cerca del 40 por ciento de la votación estatal emitida, así como de la subsecuente obtención de 13 de 15 distritos locales y 6 de 7 distritos federales alcanzados por la fuerza política comandada por el Gobernador del Estado. Salvo en los distritos locales 2 y 5, no hubo competencia para la marea verde y guinda, cuya unión superó casi por 200 mil votos lo que “el pollo” ofreció en su momento a Claudia Sheinbaum: al menos 600 mil votos. Lo logró con creces. ¿Cómo?

Desde hace tiempo que AMLO, Claudia y Gallardo saben cuáles son los males que aquejan a la sociedad. La sociedad somos todos, incluyendo los pocos privilegiados y los muchos no privilegiados. Así que imaginemos que esa sociedad es humanistamente homogénea como una colmena, donde todos somos iguales, y donde los empresarios o grandes inversionistas también contratan a madres solteras, jóvenes sin experiencia, personas de la tercera edad o discapacitados, y hasta médicos cubanos. Entre otras razones, esa especie de “estudio de mercado” político tuvo la virtud de reconocer las necesidades de la enorme masa que llevó a la izquierda al poder. A esos mismos mexicanos “invisibles” que no van a Starbucks es a los que los partidos políticos tradicionales y su voto conservador siguen sin ver, y sin inspirar el mínimo deseo de votar nuevamente por ellos.

Así que si no observan la luz, seguirán siendo voluntariamente ciegos, y por ello no serán más el problema de los mexicanos; salvo de aquellos que piensan que seguimos viviendo en el feudalismo y amenazan con dejar de darle propina al mesero o limosna al limpia-parabrisas, porque estos últimos votaron por Claudia. “Los miserables” versión siglo XXI.

Estemos del lado que estemos, por convicción o interés, por accidente o disciplina, por guapos o por inteligentes, finalmente debemos entender que los cambios políticos en México se comenzaron a acelerar desde el año 2000, y no han parado. Los que se quedaron estacionados en el pasado fueron los dirigentes de los partidos políticos tradicionales. Es cierto: México no es un paraíso, la delincuencia azota a cientos de miles de mexicanos en muchos lugares del país guinda con corazón verde, y los retos para la primera mujer presidente son enormes, a decir lo menos. Por eso esperamos que, por su perfil intelectual y su experiencia en el poder, la presidente sea capaz de enfrentarlos y superarlos.

Si el triunfo de Claudia se traslada de las urnas al Gobierno, los niños que hoy están naciendo sabrán, por los libros de historia de sexto de primaria, que una vez existió una era partidista conservadora cuyos gobiernos sólo obedecían a la clase alta; sobre todo, a esa que está enferma de racismo clasista machista y misógino, pero que esa era comenzó a extinguirse el 2 de junio de 2024 con el triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo: el triunfo de la luz que es la razón, la justicia y la verdad.

Así sea.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.

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