La derrota de la sombra

Octavio César Mendoza

Tras las elecciones del 2 de junio de 2024, el Partido de la Revolución Democrática perdió su registro a nivel nacional. En lo local, otro partido político de relativa larga vida hasta entonces, llamado Conciencia Popular, también perdió su registro. Obvia una diferencia en torno a dichos institutos políticos un elemento de carácter ontológico: al primero lo fundó Cuauhtémoc Cárdenas, en tanto que al segundo lo fundó Óscar Vera. Nadie regatea el legado histórico de Cárdenas, y para pocos es ajeno el historial lucrativo de Vera.

En lo local hubo otro gran perdedor: el PAN. Primero cedió la candidatura a la presidencia municipal de la capital del estado de San Luis Potosí a un militante del PRI que no piensa dejar de ser tricolor: Enrique Galindo. Su reelección es una derrota para el PAN porque este partido aportó la votación mayoritaria para lograr dicho triunfo que coloca al alcalde como precandidato a la gubernatura, pero, también, como blanco de toda crítica razonable. Serán dos años de desgaste que iniciaron con la tragedia del antro denominado “RICH”.

Segundo: hacia el interior del estado, el resultado del PAN en las elecciones municipales es otra clara muestra de su derrota moral, pues este partido no consiguió colar un solo regidor en 32 de los 58 municipios, y perdió Ciudad del Maíz, un municipio que gobernaba Mireya Vancini, a quien recompensaron con la primera diputación plurinominal del añil: un regalo demasiado grande para quien no pudo evitar que la presidencia municipal, que estaba en sus manos, no fuese arrebatada de las mismas por no saber gobernar.

La propia Mireya Vancini, así como Rubén Guajardo y Aranza Puente, quienes fueron reelegidos como diputados, Verónica Rodríguez, hoy flamante senadora electa, y David Azuara, cuyo mérito es ser hermano de Xavier Azuara y que resultó electo como diputado federal, más un puñado de alcaldes y regidores desperdigados como cuotas de los distintos grupos que son liderados por caciques dentro del añil, fueron los únicos ganadores del PAN. La militancia salió derrotada, y las instituciones a las que arriban los ganadores, también.

En el PAN se ha normalizado el fracaso electoral como un modelo útil para obtener sueldos, prerrogativas y espacios de tranza para sus reducidos grupos de mafias. Sus comités directivos nacional y estatal se han convertido en administradores de las derrotas porque, aunque resulte una paradoja, es evidente que tienen los mismos principios de AMLO de priorizar la lealtad al “moche” por sobre la capacidad de servir al pueblo; aunque su noventa por diez es equivalente a su capacidad de ser derrotados y de ganar para robar.

En San Luis Potosí habrán de pasar otros tres años antes de que la sociedad caiga en cuenta de que es hora de arrojar al PAN al basurero de la historia, en caso de que los nombres y las caras de sus candidatas y candidatos sigan siendo los mismos. El PAN desperdició una oportunidad histórica de mostrar una renovación, pero optó por mantenerse en el ejercicio del poder patrimonialista. Los potosinos de la Capital, por su parte, también desperdiciaron la oportunidad histórica de tener una ciudad chingona; o al menos con agua y seguridad.

Pero sólo serán tres años de espera, porque los resultados de quienes han sido beneficiados por esos electores seguirán siendo un recordatorio de este yerro histórico. Y aquí va la recomendación de un servidor para los (diría Fernández Noroña) “prianiaguados”: el sombrero de la soberbia no sólo se debe quitar cuando se entra en una iglesia, sino también cuando se reciben críticas, se exigen resultados, y se pide un mínimo de decencia a quienes se refugiaron en aquellos bastiones que lo son porque siguen intoxicados de clasismo.

¿Qué decir del PRI? El PRI es “Alito” y peor derrota histórica, ética, política, moral, intelectual y electoral no puede haber; y en San Luis Potosí, el PRI tomó por asalto al PAN. Esa combinación de corrientes ideológicas ajenas es lo que ha conducido al desastre al antiguo partido humanista de México. Y pasará en San Luis Potosí, donde el salto parasitario de militantes del PRI al Ayuntamiento de la capital termine por acabar con el huésped, después de haber depredado todo lo posible hasta dejar el puro cascarón.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.

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