Elección presidencial evidenció la derrota de intelectuales que defendían la transición democrática: Israel López

El investigador de la UASLP participó en Laboratorio de Monitoreo de medios sobre campaña presidencial.

José de Jesús Ortiz

La elección del 2 de junio no solo representó la derrota de la coalición opositora, sino también es una derrota de periodistas, analistas e intelectuales que defendían la llamada “transición democrática como si hubiera tenido muchas bondades”, que perdieron relevancia e influencia frente a una generación emergente de columnistas y opinadores con otras categorías de análisis que al final terminaron por explicar mejor lo que sucedía en el país.

La anterior, entre otros aspectos, es una de las lecturas que plantea Israel López Monsiváis Elizondo, investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y doctor en Estudios Latinoamericanos en Territorio, Sociedad y Cultura, sobre los resultados de la elección presidencial del 2 de junio y el triunfo avasallante de Claudia Sheinbaum frente a la coalición opositora que postuló a Xóchitl Gálvez.

Junto con investigadores de diversas disciplinas y facultades de la UASLP, y el apoyo de estudiantes, participó y coordinó el llamado Laboratorio de Monitoreo de Medios a través del cual se dio seguimiento a la cobertura informativa de medios nacionales e internacionales sobre la campaña presidencial en México y presentó tres boletines/informes durante la campaña. Dice que en el monitoreo se encuentran diversos aspectos relevantes, entre ellos, el poco interés de la prensa internacional sobre el proceso electoral, la predominancia en la agenda informativa de los temas de violencia e inseguridad que no se reflejan en el resultado de la elección, así como disparidad de género en los medios con la poca presencia de mujeres que participan en los espacios de análisis y opinión.

También, asegura que las encuestas no fallaron, pues desde el inicio de la campaña y desde antes mostraron una clara tendencia con una ventaja muy amplia a favor de la candidata Claudia Sheinbaum, lo que les permitió proyectar —una semana antes de la elección— una mediana a partir de diversas encuestas y la base de datos del sitio oraculus.mx, el cual arrojó que los resultados de la elección indicaban una mediana de 59 por ciento para Sheinbaum, 34 por ciento para Xóchitl Gálvez y 7 por ciento para Jorge A. Máynez. “En política no hay de alguna manera muchas sorpresas, sino sorprendidos… La evidencia empírica funciona aplicándole las fórmulas correctas y llevando a cabo un trabajo serio”, afirma.

En entrevista con Astrolabio Diario Digital, López Monsiváis comparte sus impresiones de la campaña presidencial y del análisis realizado como parte del Laboratorio de Monitoreo de Medios que en las próximas semanas presentará el reporte final de este estudio.

Astrolabio: ¿Cuáles serían los aspectos más relevantes del monitoreo electoral que hicieron con el apoyo de investigadores de diversas disciplinas?

Israel López Monsiváis: Creo que lo más me llama la atención es que el tema prioritario de la campaña, o los temas prioritarios, son los de seguridad y la violencia política, sin embargo, al contrastar esos datos con las votaciones, incluso revisando municipios con la incidencia y percepción de inseguridad más alta, me parece que eso no influyó a la hora de votar. Es como una contradicción: durante el primer mes y medio logra colocarse como tema en la agenda pública, creo que es el primer acierto de Xóchitl Gálvez colocar ese tema; posteriormente como que se va diluyendo en la disputa. Estamos hablando de más de 30 homicidios de candidatos —no está el número tan exacto, pero nosotros estamos arriba de 30—, y cuando uno tiene el apartado de la violencia política y el tema de la inseguridad me sorprende porque uno pensaría que sería más importante a la hora en que el ciudadano o el elector vaya a votar, de tal manera que si bien es la mayor preocupación hay municipios en los que no se le castiga al gobierno, la población tomó otras decisiones o prioridades de por quién votar.

Eso es lo primero, el tema de la violencia y la inseguridad. Lo otro tiene que ver con el género periodístico de opinión, estuvimos analizando en un apartado ese género y, sin meternos en un análisis de la información, sino nada más en términos cuantitativos, me llamó mucho la atención pues desde el 2021 traemos a nivel local más o menos una fotografía similar de cómo en el género de opinión dominan los hombres, eso me parece que pinta el panorama también de cómo la prensa está muy masculinizada en estos espacios que se pueden interpretar como una parte de poder, porque a las mujeres las mandan tal vez de reporteras, para hacer crónica, pero no en el género de opinión o de análisis. Había meses en que casi por cada pluma mujer había 3.2 o 3.6 de hombres, me parece que está muy dispar, aunque entiendo que sea una decisión de las casas editoriales y de los mismos dueños de los medios de comunicación, pero sí es muy notable cómo los hombres son los que dominan. También, cuando, uno desglosa esta parte de la opinión en las mujeres, muchas de ellas son políticas profesionales que tienen un espacio por su trayectoria periodística.

Otro tema son las encuestas, creo que los mismos políticos, en este caso los que iban perdiendo, las descalificaban cuando no les favorecían. Nosotros publicamos una mediana, haciendo un promedio de más de 20 encuestadoras donde nos sacó nuestra mediana 59 por ciento (a favor de Claudia Sheinbaum), es decir en política no hay de alguna manera muchas sorpresas, sino sorprendidos. Desde enero las encuestas venían indicando una diferencia de 20, 25 o hasta 30 puntos, hubo gente que no quiso leer esa realidad, que no quiso salir de esas burbujas y esas cámaras de eco y el 2 de junio la realidad les golpeó en la cara de una manera impresionante a todos estos que descalificaban los ejercicios demoscópicos, que es con lo que nos podemos acercar a conocer un poquito el país. Para mí serían esas tres cuestiones las que me llamaron la atención.

A: En el monitoreo de medios que realizaron para esta elección, seleccionaron seis medios nacionales (Reforma, La Jornada, El Sol de México, El Universal, Excélsior y Milenio) y cinco internacionales (France 24, Deutsche Welle, The New York Times, El País y la BBC, ¿bajo qué criterios se hizo la selección?

ILM: Se buscó un balance en términos de editoriales, por ejemplo: si está el Reforma, pues que esté también La Jornada; si está el Universal, pues que lo contraste el Milenio. Ese es fue un primer criterio. El otro tuvo que ver con el grupo que éramos, tampoco es que tuviéramos tantas manos y entonces teníamos que escoger muy bien los medios con los que podríamos alcanzar nuestra muestra. Nos hubiera gustado tener más medios, pero también tiene que ver con la capacidad de los estudiantes y profesores que participaron en el monitoreo. En el tema de los medios internacionales la idea era seleccionar aquellos que tuvieran una sección específica de América Latina, como France 24, Deutsche Welle, The New York Times, El País o la BBC, que tienen una edición en la que si uno se mete a su zona internacional hay un apartado de América Latina en español. Se buscó que cumplieran cuando menos con esa razón para tener un balance, primero un balance editorial y la otra, que sí tuvieran un patrón en común, porque, por ejemplo, si uno observa The Washington Post o The Guardian, es muy poca la información que fluye, en los que seleccionamos (Deutsche Welle, France 24, The New York Times, El País América y la BBC), son medios con una tradición, que tienen sus corresponsables y que generan información… la idea era analizar cómo los medios internacionales observan la elección de México, porque es otra mirada muy distinta, y que fueran portales digitales que tuvieran su edición para América Latina.

A: ¿Por qué no incluyeron en su monitoreo medios de comunicación locales? ¿Por qué los dejan fuera en el análisis?

ILM:  Porque en esta ocasión, a diferencia de la elección de 2021, que sí fue análisis de lo local, se tomó la decisión que fuera medios nacionales. ¿Por qué? Porque era tratar de ver la perspectiva, principalmente en la elección presidencial. Era una idea de delimitar nuestra muestra y también cuando discutíamos un poco era como, por ejemplo, algunos medios locales la información nacional la generan a partir de replicar lo que se publica en los medios nacionales… también, en esta elección en particular, hubo nada más tres visitas de las candidatas presidenciales, de tal manera que tampoco es que se generara mucha información, y como nuestro objeto de estudio en esta ocasión no eran las elecciones locales sino las presidenciales pues decidimos darle seguimiento a medios nacionales.

A: ¿Qué elementos noticiosos en particular identifican de la cobertura informativa que hizo la prensa internacional de la elección presidencial? ¿Fue un tema que interesó a los medios internacionales?

ILM: Los medios internacionales, ya cuando se empieza a leer cotidianamente, tienen como ciertos patrones. El que tiene mejor cobertura es El País América, me imagino que responde a que tiene una mirada regional, tiene corresponsales en toda la región y cotidianamente generaba entrevistas, encuestas. Si tú quieres seguir una elección en América Latina yo diría que El País América tiene contenido e información para quien le interese América Latina; la otra, tanto la Deutsche Welle como France 24 utilizan la información de las agencias como Reuters o algunas otras y la retoman; el caso de la BBC fue muy esporádico, los dos primeros meses sacó dos, tres notas, como que no volteó a ver mucho y el New York Times sacó algunos temas de opinión como Claudia Sheinbaum la primera candidata judía o el tema de inseguridad. Tomaban más atención por ejemplo en los debates, pero en términos generales no le pusieron mucha atención a la elección presidencial a excepción de El País América, que es el medio internacional que tiene una mirada más regional sobre América Latina. Ocho días antes de la elección o una semana, de pronto se dispara la información, estamos hablando que, si en promedio tenían dos o tres notas entre los cinco medios, se disparó hasta quince notas, hubo días que yo registré hasta treinta notas en los medios internacionales… en lo que ponían mucha atención es el tema de que es mujer, el tema de la paridad, la BBC escribió varios artículos que tienen que ver con la paridad, con las mujeres que han sido candidatas, consejos de las mujeres presidenciales a Claudia Sheinbaum; ya para el primero de junio comienzan a subir más notas, el 2 de junio (el día de la elección) y el tres se disparan, los titulares son con expectativa de tener una mujer presidenta, de que “México entregó todo el poder a Claudia Sheinbaum”, “no llegó sola, llegamos todas”, “la Presidenta científica”, etcétera.

A: Aunque el monitoreo es de tipo cuantitativo, ¿percibes un encuadre u orientación noticiosa predominante en la cobertura informativa de los medios que revisan, más positivo o negativo hacia alguna candidatura?

ILM: Fuera de la información que publica el Boletín (del monitoreo), en mi lectura personal sí detecto que hubo periódicos que se alinearon con alguno de los candidatos, por ejemplo: el periódico Reforma tenía una clara inclinación a favor de Xóchitl Gálvez desde el manejo de la información, el fraseo, el cabeceo de la nota, y su misma barra de opinadores; en cambio a La Jornada podemos verla más alineada con el oficialismo. Los medios de comunicación no dejan de ser empresas privadas, como empresas privadas tienen intereses, y —desde mi punto de vista— tienen todo el derecho de mantener una línea editorial como ellos crean.  

Lo que yo sí noto muy marcado es en la barra de opinión donde había muchos periodistas y columnistas, que parecían más un actor político que quería influir, en una cuestión muy cargada hacia Xóchitl Gálvez, o sea: un 60 o 70 por ciento de los columnistas, como Carlos Loret de Mola, Raymundo Riva Palacios, Sergio Sarmiento o Denisse Dresser, yo detectaría que son intelectuales y periodistas que venían de la transición democrática. En la elección no solo perdió la coalición PRI/PAN, perdieron también esos intelectuales, esos periodistas y analistas de la transición democrática, yo veo una derrota intelectual ahí. A la hora de analizar la información, más allá del Boletín informativo, hay ciertos textos obsoletos que no supieron entender la realidad, muy adjetivizados, con mucho rumor, mucho chisme… en el género periodístico de opinión sí detecto una derrota intelectual de todos estos que acompañaron a la transición democrática y que antes tenían mucha influencia.

Creo que Andrés Manuel López Obrador escogió como antagonista a los medios de comunicación y al escoger él a los medios emprende una batalla cultural y sube a varios periodistas al ring y acaba ganando esa batalla cultural. En esas mesas de opinión post elección, por ejemplo, cuando Denisse Dresser dice ‘los liberamos de las cadenas’, refleja que no entendieron el mensaje y dejaron de ser influyentes. También, viene emergiendo otra serie de opinadores y de columnistas más jóvenes, me parece que es una disputa generacional probablemente entre baby boomers y millennials, porque los baby boomers (como Héctor Aguilar Camín y todo ese grupo) defienden a la transición democrática como si hubiera habido muchas bondades, en cambio los millennials (como Viridiana Ríos o Vanessa Romero) como que la hipótesis de trabajo es que la transición no fue tan bondadosa, tampoco fue tan exitosa y no hay que romantizarla, por lo que empiezan a cuestionar la transición democrática, el consenso de la transición democrática. Ahí es donde intelectualmente creo que perdieron los baby boomers en los medios de comunicación.

Me parece que ahí tenemos elementos de cómo va dándose un cambio generacional también en los medios, la misma Televisa tuvo que dar entrada a otras voces y sí, yo detecto en el género de columna de opinión una derrota intelectual de todos aquellos que acompañaron la transición democrática como Héctor Aguilar Camín o Enrique Krauze… No es un tema de edad, es un tema de ideas y las ideas que creo se agotaron son las de la transición democrática.

A: En las elecciones de 2006 y 2012, el periódico El País en las notas informativas que publicaba sobre Andrés Manuel López Obrador anteponía siempre la etiqueta del ‘político populista’, con una carga negativa; en 2012, días después de la elección cuando se conoce el resultado, hay un editorial de El País diciendo que López Obrador era un lastre para la izquierda mexicana y le pedía que diera un paso al costado para dejar crecer otros liderazgos, a lo que López Obrador respondió con mucha dureza pidiendo que dejaran de hacer ‘periodismo colonial’ en defensa de las empresas ibéricas ¿en esta elección encuentran algo parecido, alguna etiqueta con carga negativa hacia alguno de los candidatos?

ILM: No, incluso hay un cambio en la dirección del periódico, ahora creo que está Pepa Bueno como directora editorial y desde que deciden incursionar en mercado mexicano, no sé si fue en 2018 como El País América y la edición para México, como que van entendiendo el momento y si bien son críticos del gobierno y realizan investigaciones, dejaron de utilizar ese tipo de adjetivos. No lo tengo tan presente en el caso mexicano, pero sí recuerdo muy bien, por ejemplo, en el caso argentino cuando la presidenta Cristina Fernández nacionaliza la empresa Repsol y cómo también fueron muy duros; o con Hugo Chávez también adjetivaban muchísimo. Creo que cada vez El País ha tratado de buscar más balance para posicionarse en el mercado latinoamericano.

A: Comentabas al inicio lo que hicieron en su monitoreo y la proyección a partir de 25 encuestas, usando la base de datos del modelo de Oráculos sobre la elección presidencial, en la que estiman la mediana del 59 por ciento en favor de Claudia Sheinbaum, el 34 para Xóchitl Gálvez y el 7 para Jorge Maynez, que coincide casi exactamente con el resultado de la elección en el caso de Claudia, ¿cómo hacen esta proyección?

ILM: Mi colega Héctor Alonso, un politólogo que está entre los colaboradores del estudio, saca esta proyección, registramos todas las encuestas que medianamente encontramos serias, de ahí él hace un cálculo y saca la mediana. En el caso de Claudia atinamos con el 59 por ciento y creo que en el de Xóchitl Gálvez y Maynez había una sobreestimación en algunas encuestas y por eso nos sale un poco más arriba. Lo que se hace es un promedio de las encuestas, del agregado, y se saca la mediana que nos da el dato del 59 por ciento a favor de Claudia. Esto habla de que las encuestas fueron como un cardiograma, no se movieron y al final pues coinciden con el conteo rápido, con el Programa de Resultados Electorales Preliminares y con el cómputo final. Entonces, la evidencia empírica funciona aplicándole las fórmulas correctas y llevando a cabo un trabajo serio.

A: Te dedicas también, en términos académicos, al estudio de los procesos políticos en América Latina ¿cuáles serían para ti las particularidades principales del proceso político en México durante el gobierno de López Obrador y las diferencias con otros procesos de gobiernos progresistas?

ILM: México siempre va a contracorriente de lo que pasa a veces en América del Sur, es decir: la marea rosa, la primera la de los gobiernos progresistas porque así se llamaba y acá se piratearon el nombre, pero en la primera ola de gobiernos progresistas del 1998 al 2015, México no se insertó en esa lógica; viene después el Grupo de Lima, tres años en los que había aparentemente una serie de derrotas y venía como un giro conservador en la región. De pronto viene la victoria de Andrés Manuel y como que el péndulo se detiene, después viene la victoria (de proyectos progresistas) en Perú, Argentina, Brasil, Colombia, Chile y parecía que comenzaba otra ola de gobiernos de izquierda, pero entre la pandemia, la crisis económica y otras variables han ido castigando a los gobiernos de izquierda que fueron llegando o fueron perdiendo popularidad muy rápidamente.

Un tema ya en esta segunda ola o este segundo grupo es el de los gobiernos divididos: Gustavo Petro (presidente de Colombia), Gabriel Boric (presidente de Chile), no tienen mayoría en las cámaras legislativas y no han podido impulsar sus proyectos de país, aparte de tener un ecosistema de medios muy hostil, similar al mexicano. Ahí es donde creo que Andrés Manuel detectó muy bien que aparte de la batalla política había que dar una batalla cultural en los medios de comunicación, en el debate público. Creo que la conferencia Mañanera fue un instrumento de comunicación política que López Obrador utilizó y fue muy importante, pararse tres horas al día a hacer política porque ni siquiera era una cuestión de que siguiera los consejos de marketing o publicidad. Era hacer política, hacer pedagogía desde sus coordenadas, cayendo incluso hasta en esto de los otros datos, en las fake news, pero construir un relato, para tener esa narrativa épica de ‘yo me levanto, yo intento, pero hay un grupo de conservadores que no me dejan’ y eso creo que logró sostener el gobierno primeramente y mantener índices de publicidad muy altos. Cuando en Brasil preguntaban a la gente ‘oye, gracias a quién saliste de la pobreza’, decían gracias a Deus y en cambio aquí dicen ‘oye y gracias a quién tienes programas sociales’ y es gracias Andrés Manuel López Obrador. Eso me parece que tiene que ver con la construcción de una hegemonía cultural en términos de lo que ellos llaman la cuarta transformación.

A: ¿El tema de la comunicación política lo consideras fundamental en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador?

ILM: Sí totalmente. El populismo para mí es un estilo de hacer política con lo que diría Carl Schmitt el ‘antagonismo’, es decir: yo necesito la confrontación y esta relación amigo-enemigo. Al momento de que utilizan esta comunicación directa con lo que ellos llaman el pueblo, sea Javier Milei, Gustavo Petro, Lula da Silva, Nayib Bukele o Andrés Manuel, necesitan esta comunicación directa. El principal elemento de López Obrador es la comunicación política, tiene muchísimos errores de gobierno: salud, reprobado; educación, reprobado; seguridad, reprobado. Ahí es tal vez la oportunidad que tiene Claudia de hacer un mejor gobierno por su formación académica.

El tema de la comunicación es un elemento central, López Obrador si bien se utiliza Twitter o X su principal instrumento de comunicación fueron dos o tres horas diarias en la Mañanera, sin sentarse, sin tomar agua, recomendando libros, poniendo música, haciendo control de daños. Siempre que hay un gobierno progresista en América Latina y se rompen los bipartidismos como sucedió en Perú, en Colombia o en Argentina en la época de los Kirchner, el poder económico va y se refugia en el poder mediático o financia ese poder mediático, eso también lo vimos aquí con el caso de la cercanía de Roberto Madrazo con Latinus y cómo había una financiación completa al medio de comunicación, pero aquí hubo alguien que les dio la respuesta todos los días, ni siquiera dejaba que los grupos mediáticos pusieran un tema o que alguien colocara un tema en la agenda cuando desde la mañana ya estaba respondiendo. Creo que fue un buen fajador durante seis años. Sí es muy importante la comunicación política en este sexenio.

A: ¿La lucha por el relato o la lucha por la agenda en términos de comunicación política la gana finalmente López Obrador?

ILM: Sí, uno observa por ejemplo Colombia y ve cómo la revista Semana que antes era una revista de investigación muy al estilo de Proceso fue comprada por un grupo empresarial y ahora a través de Vicky Dávila (la directora) similar a Loret de Mola, han colocado temas en la agenda a Gustavo Petro y lanzado misiles, por ejemplo, lo de la corrupción de su hijo y le colocaron temas que destantearon su gobierno. En cambio, Andrés Manuel no escoge como adversarios ni a Marko Cortés ni a Alito Moreno, él escoge a los medios de comunicación, los sube a tribuna y ahí ves cómo el poder presidencial se puede imponer ante un comunicador. Para él era muy importante el relato, la narrativa, la épica de decir ‘yo lo estoy intentando, pero hay unos conservadores que no me dejan’.  Sí creo que López Obrador gana la batalla en términos culturales.

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