Estela Ambriz Delgado
Cada vez son más las personas que toman conciencia de la importancia de los ecosistemas, así como de los árboles y plantas en el entorno urbano, quienes se oponen a su derribo bajo cualquier pretexto durante obras de construcción, como en el caso de Gisela Hernández que, a través de exigir el cumplimiento de la Ley de Protección y Conservación de Árboles Urbanos, logró la aprobación de un dictamen que protege un álamo de 35 años que iba a ser destruido.
Si bien para las autoridades que realizan obras de rehabilitación en diversas zonas de la ciudad los árboles pueden representar un obstáculo que deben retirar para sus proyectos, hay personas como Gisela que saben de los servicios que estos brindan al medio ambiente y a la comunidad, además de que son el hogar de cientos de aves, por lo que se opuso a la destrucción del álamo que se encuentra afuera del edificio donde vive, en el Fraccionamiento Torres de México en la avenida Morales Saucito.
Dentro de las inquietudes, ideas y experiencias que se han compartido en las reuniones de organización para las jornadas de reforestación en la Sierra de San Miguelito, también ha surgido la iniciativa de proteger el arbolado y la flora en el entorno urbano, por lo que Gisela narró cómo fue que pudo logar la conservación del árbol con ayuda del agroecólogo Pedro Nájera Quezada.
Todo inicio posteriormente a algunos rondines de inspección realizados por trabajadores, cuando la ciudadana se percató de que tanto el álamo afuera de su vivienda como otros árboles fueron marcados con un color fluorescente.
Al preguntar a los trabajadores la razón de estas marcas, le respondieron que era porque los tenían que tirar para poder reencarpetar y colocar una plancha de concreto, por lo que decidió, junto con sus hijos, cambiar la marca que le pusieron y comenzaron a investigar los que podían hacer para evitar que el ejemplar fuera destruido.
“Ese árbol desde que yo llegué a vivir, ahí ha estado; hay colibrís en ese árbol, yo sé porque de mi ventana los he visto, les ponemos bebederos responsables y hay un sinfín de especies de pajaritos diversos”.
Gisela y sus hijos encontraron un caso en el que las personas habían hecho un estudio técnico del árbol, en el que se determinaba su edad, especie y características, llamado dictamen arbóreo de acuerdo con lo que solicita la normativa estatal, por lo que a través de sus redes cercanas buscaron quien pudiera elaborarlo, finalmente hecho por Pedro Nájera.
Durante la elaboración del estudio técnico, que tomó alrededor de una semana, la ciudadana y su familia protegieron el árbol y vigilaron que no lo tiraran, hasta que obtuvieron el dictamen y lo presentaron al encargado de la obra; le colocaron en lo más alto del álamo un letrero definitivo que indica que está protegido por la Ley de Protección y Conservación de Árboles Urbanos.
“Eran días de bajar a proteger el árbol, de toda la noche asomarme a ver si estaba un letrero que le pusimos y que los vecinos quitaban, porque obviamente había quienes desconocen la importancia de los árboles (…). Aporta un montón de vida, aire, sombra, o sea, cuando estaba el calor todo el mundo quería estar abajo de ese árbol, en mi cajón de estacionamiento, pero nadie se preocupaba por cuidar el árbol (…) y creo que ganamos porque ahí está y ya no tengo la necesidad de estarme asomando por la ventana, pero igual lo hago y todos los días veo ahí a los pajaritos”.
La señora Gisela espera que su experiencia pueda ser motivación para que otras personas también protejan los árboles que se encuentran en su entorno, pues dadas las condiciones climáticas y ambientales en las que se encuentra la ciudad, es de suma importancia su conservación y fomentar la siembra de más ejemplares.
Existe una ley para proteger los árboles
De acuerdo con su exposición de motivos, La Ley de Protección y Conservación de Árboles Urbanos tiene como objeto la conservación, mantenimiento, protección, restitución y desarrollo de los árboles urbanos dentro del estado de San Luis Potosí, a fin de lograr un equilibrio ecológico para el sano desarrollo de sus habitantes, y dar cumplimiento a lo estipulado por las leyes federales de la materia, como la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA).
De la normativa estatal, destaca que en su artículo 4 establece que es obligación de los municipios asegurar la conservación, mantenimiento, protección, restitución y desarrollo de los árboles urbanos que se encuentren dentro de su territorio; en el artículo 7, las autoridades competentes para su aplicación y vigilancia son el Ayuntamiento y la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental.
Respecto a las atribuciones y obligaciones de los municipios, en el artículo 10 se indica que deberán establecer en el reglamento municipal correspondiente las normas para la protección, cuidado y conservación del arbolado urbano; aplicar en el ámbito de su competencia, las medidas preventivas, de seguridad, y las sanciones administrativas.
Asimismo, le corresponde al Ayuntamiento autorizar las solicitudes respecto de los trabajos de derribo de árboles urbanos existentes en el territorio del municipio, fundamentado en el dictamen técnico de perito dictaminador en poda, derribo, trasplante y restitución de árboles, en los términos de la ley y reglamentación aplicables.