Óscar G. Chávez
El rumor generalizado y por muchos aceptado casi como dogma es que en breve Enrique Galindo, alcalde de la capital, migrará a Morena para (¿por qué no?) en 2027 contender por la gubernatura del estado. Nada inaceptable en estas épocas de promiscuidad política, pero completamente improbable dado el promisorio panorama que pinta para el partido oficial a nivel federal.
En esa sencilla lógica hasta cierto punto inobjetable, comentada en diversos espacios por opinólogos y periodistas consagrados, y siguiendo la vieja tradición de fuerza manifiesta y derechos adquiridos el derecho correspondería a algún miembro del gabinete federal, a un senador o a un diputado federal, no a un alcalde de la capital emanado de la oposición y menos al que personajes de la talla de Gerardo Fernández Noroña han señalado como oportuno aliado del gobernador Gallardo.
Por lo tanto, con todo y que Enriquito pudiera (en un meditado proceso de conversión para pecadores remisos que se antoja casi imposible) volverse morenista, la gubernatura, al menos en ese partido, no estaría a su alcance; todas las señales apuntan al palacio de Cobián. Entonces se caerá en cuenta que esos rumores supuestos coqueteos y cachondeos con los guindas son producto de las perversas maquinaciones del impopular alcalde con todo y el ficticio distanciamiento del casi reelecto (¿entonces ahí no se vale pero acá sí?) presidente nacional del PRI.
El anzuelo va dirigido a los propios priistas y en menos grado a los panistas, porque aunque dicen que la alianza concluyó o concluirá porque ya no tiene razón de ser, lo cierto es que el uno y no podrá vivir sin el otro, a pesar de que sea un moribundo el que trata de resucitar a un muerto. Más claro no puede ser el mensaje: o me cuidan y me dan lo que quiero o me les voy con los que sí me valoran.
El acuse de recibo pronto lo dio la muy devaluada dirigente Sara Rocha con un matizado: no te cotices muñeco, ni que no supiéramos quién, cómo y por qué, te permitió la reelección; no te quieras hacer el decente con esos arranques de dignidad. Tu ficticia solvencia moral nadie la cree.
En respuesta dijo el alcalde que reestructurará, las direcciones municipales que, ya no serán por cuotas ni para cuates; eso está por verse, porque entonces a quiénes pondrá en los cargos; porque hasta ahora en casi la totalidad de esa acorte de los milagros que son los directores municipal no se ha visto más que a imbéciles, idiotas y discapacitados (en el sentido técnico del adjetivo) que al final provienen de las cuotas partidistas o resulta que son sus cuates. Bien valdría analizar a detalle el origen de cada uno de sus directores.
Más allá de todo eso que se dice es obvio que Galindo no será candidato a la gubernatura por Morena, como tampoco habrá alianza entre ésta y los Verdes. Pareciera precipitado y muy prematuro para hablar de esas aspiraciones; son tres años que se perciben muy a la distancia pero en poco comenzarán a ser nada. Y menos cuando se trate de hacer campaña.
Las alianzas y coqueteos apuntan más bien de palacio a palacio, ahora el enemigo común será otro y estos que saben bien de tenebras, hipocresías y conveniencias, sabrán que lo mejor es aliarse. La pauta y termómetro del devenir político los irán marcando y mostrando, las relaciones entre los hombres G. No esperemos más, pero tampoco menos; como inicio hay que observar con detenimiento en qué contexto se da la desaparición del Interapas, eso ilustrará lo que está por venir.
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