El ocaso del tricolor

Antonio González Vázquez

En su ocaso, el Partido Revolucionario Institucional va dejando una estela de oprobio.

En cuatro días para la ignominia, en el tricolor marcaron la ruta con destino a su extinción: el día 7 de julio, la Asamblea Nacional aprobó modificaciones estatutarias para permitir la elección consecutiva de sus dirigencias nacional, estatales y municipales.

48 horas después, el Consejo Político Nacional aprobó el método electivo de la Asamblea de Consejeras y Consejeros políticos para el proceso ordinario de renovación de la dirigencia nacional.

Luego, el jueves por la noche, la Comisión Nacional de Procesos Internos emitió la convocatoria que fija para el 11 de agosto la Asamblea en la que se perfila la reelección de Alejandro Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano Austria, presidente y Secretaria General, respectivamente.

En esos tres momentos culminantes para el PRI, a mano alzada, la lideresa del priismo potosino, Ma. Sara Rocha Medina, aprobó los acuerdos.

En la víspera de la publicación de la convocatoria, un grupo de priistas impugnó ante el Tribunal Electoral Federal la reforma estatutaria que permitiría a Moreno Cárdenas mantenerse en la presidencia hasta el 2032.

Ex dirigentes nacionales y estatales, ex senadores, ex diputados federales y locales, ex dirigentes de sectores y ex candidatos y ex precandidatos presidenciales enfrentan las ambiciones reeleccionistas de Moreno.

En San Luis Potosí no es el caso.

Salvo algunos ex priistas y el alcalde Enrique Francisco Galindo Ceballos, nadie más se ha pronunciado en contra de las modificaciones estatutarias ni de la ya cantada reelección de la desastrosa dirigencia nacional.

Sara Rocha ha defendido a su jefe partidista, a quien le ha justificado todo. Sin temor a hacer el ridículo, cuestionó a quienes “se asustan” por la reelección. Es indudable que el Comité Directivo Estatal y sus delegados a la Asamblea del 11 de agosto, votarán por Moreno Cárdenas.

Según la convocatoria, de las 10 a las 12 horas del 22 de julio se podrán registrar los aspirantes a la presidencia y Secretaría General del Comité Nacional del desahuciado partido. 24 horas después, se emitirá el dictamen de validez del registro de planillas que, como resulta de una obviedad monumental, la única será la de Moreno y Viggiano.

Aunque conociendo los hábitos y costumbres del priismo, puede presentarse una fórmula adicional con fines paleros de simulación.

El período de campaña será del 24 de julio al 10 de agosto y al día siguiente será la votación, se darán a conocer los resultados, se declarará la validez de la contienda y se entregará constancia de mayoría a quien resulte ganador.

Así se las gastan en el PRI. Aun en sus momentos más oscuros no dejan de ser lo que siempre han sido: un partido profundamente impositivo y antidemocrático, del que emanaron por décadas gobiernos corruptos, autoritarios, criminales y esencialmente nocivos al pueblo.

Las críticas a Moreno se han sucedido en marejada, aunque esos opositores a su vez son parte del derrumbe. El enfrentamiento es abierto y descarnado, se acusan entre todos para actualizar los momentos más oprobiosos de su historia.

Lo cierto es que el PRI se ha venido quedando solo, la militancia se ha reducido dramáticamente, sus votos se han desplomado, sus cuadros dirigentes han venido desertando desde hace muchos años y su imagen está más enlodada que nunca.

Solo sus cúpulas ven otra cosa: lo único que les importa es el botín económico que aún le pueden exprimir a un partido en decadencia. Para este año, El PRI recibe financiamiento público por mil 866 millones de pesos. En San Luis Potosí, Sara Rocha administra 18 millones 203 mil pesos de financiamiento público estatal.

Eso es lo que les interesa, puesto que su fuerza política ha caído de tal forma que es un partido minoritario del montón.

En su narrativa de Asamblea, el PRI “expulsó” al neoliberalismo de su Declaración de Principios y se asume como un partido “social demócrata, de centro izquierda y progresista”.

A ver quién se los cree.

Entre los incrédulos está el alcalde Galindo, a quien se le está haciendo tarde en abandonar una nave que se hunde.

Su única opción es el Partido Acción Nacional, cuyo desastre electoral reciente no fue tan escandaloso como el de los “revolucionarios”. Es su tablita de salvación en un contexto adverso para los próximos tres años.

El pasado 2 de junio, Galindo ganó su reelección gracias al voto panista. No es un activo del PRI sino del PAN.

Fuera del edil en la oposición no hay más de donde seleccionar para el 2027. Galindo es desde ahora, la única carta competitiva sin que eso garantice despojar de la gubernatura a la Gallardía.

El escándalo reeleccionista de Moreno Cárdenas vive apenas sus primeros momentos, pero una vez que se concrete, cimbrará al partido de manera tal que será imposible su viabilidad más allá del corto plazo, es decir, las elecciones federales intermedias dentro de tres años.

No hay duda, el PRI transita la misma ruta del Partido de la Revolución Democrática: fuga masiva de dirigentes y militantes, instauración de un cacicazgo interno  y derrotas electorales sucesivas encaminadas a la pérdida del registro.

Con 94 años de existencia, ese partido cava su tumba. Entre las amigas de pala de Alejandro Moreno, está Sara Rocha, quien gracias a las migajas de votos obtenidos será diputada plurinominal en la próxima legislatura local.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.

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