Carlos Rubio
El proceso electoral apenas terminó y estamos a poco tiempo de que inicien las nuevas administraciones municipales y la LXIV Legislatura de San Luis Potosí, pero las luchas internas por perfilarse hacia el 2027 ya iniciaron y, por lo visto, al estado y sobre todo a la capital le esperan grandes sorpresas para los próximos tres años de política.
La avasallante victoria de Claudia Sheinbaum el pasado 2 de junio sólo nos lleva a pensar que Morena se fortalecerá más que nunca de cara al próximo proceso electoral. Y aunque en San Luis Potosí el partido se ha visto limitado por factores que van desde la dirigencia, hasta intereses personales, sigue siendo una joya muy codiciada de la que varios se quieren apoderar, pues ven el potencial que tiene para ser la fuerza política que compita en contra de la gallardía por la gubernatura.
Con la oposición derrotada y prácticamente desaparecida, la batalla entre el Verde y Morena está casi pactada; los aliados a nivel nacional y vecinos incomodos en lo local.
El primero que debe buscar cabida en otro espacio si quiere tener una mínima oportunidad debe ser Enrique Galindo. Su partido satélite, el Revolucionario Institucional, ya no da para ganar una elección a la gubernatura, si acaso le alcanzará para ganar uno que otro municipio, pero es impensable que pueda haber otro gobierno priista en San Luis Potosí.
Y así es la tendencia en México. Desde la victoria de Andrés Manuel López Obrador en 2018, el PRI ha perdido terreno a pasos agigantados, hasta estar casi completamente borrado del mapa electoral del país. Para este 2024, apenas conservó dos estados: Coahuila y Durango.
Las cifras hablan por sí solas. Una candidatura del PRI hoy en día es sinónimo de derrota.
Si Enrique Galindo será dos veces alcalde de la capital, no es gracias a su partido; todo se lo debe al terrible manejo al interior del Partido Acción Nacional, que en lugar de concentrar su capital político en recuperar terreno, sus líderes lo han convertido en moneda de cambio para beneficio propio: cargos, dinero y candidaturas, hoy el PAN goza de ser la sombra de Galindo en la capital y el gran perdedor del estado.
Había que ser bastante listos para entregarle dos veces la candidatura a un priista cuyo partido está al borde de la extinción. Por extrañas razones, el PAN entendió mal cómo funciona un partido satélite. Es como si en este 2024, el Verde hubiera elegido al candidato a la presidencia de México y Morena sólo se hubiera dedicado a darle votos.
Así de ridículas han sido las negociaciones del PAN.
El PRI dejó de ser rentable desde hace algunos años y hoy únicamente está sobreviviendo de los viejos cuadros que formó en su momento y por pura historia. Por eso quienes quieran tener alguna oportunidad en la próxima elección, les urge salir de ahí inmediatamente.
En las últimas semanas, se esparció el rumor de que Galindo saltaría a Morena, lo cual dejaría a más de un simpatizante con los pelos de punta, pero no suena tan descabellado. No sería el primer priista en hacerlo y más de uno le ha funcionado de maravilla.
Pero si quisiera hacerlo le convendría actuar de inmediato, para que las aguas logren calmarse después de semejante traición. Si lo hace demasiado cerca del 2027, corre el riesgo de vivir un futuro similar al de Xavier Nava, quien no detuvo su ambición y con tal de ser candidato se sumó a Morena, una decisión que terminó por sepultar sus aspiraciones. A Galindo aún le queda tiempo para el que descontento desaparezca y no se le crucifique tan drásticamente.
Solo un detalle: una cosa es cambiarse de partido y otra muy distinta es que le vayan a dar la candidatura. Muchos ya saborean ser el perfil de Morena a la gubernatura. Uno de ellos, Gerardo Sánchez Zumaya; desde hace meses lanzó su advertencia de aparecer en la boleta y cada vez enfoca más y más recursos en ello. Otros más ya candidatean a Rosa Icela Rodríguez, quien ocupará el segundo cargo más importante del próximo gobierno federal, lo que la vuelve una ficha muy fuerte y valiosa; de ser ella la enviada a competir, el gobierno de Ricardo Gallardo Cardona lo podría considerar una gran amenaza que sus propios aliados le pusieron enfrente.
Muchas son las opciones y poco el tiempo para acomodarse. Las decisiones de los primeros meses de Claudia Sheinbaum serán clave para que las piezas comiencen a moverse.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.