María Ruiz
El Barrio de San Miguelito, uno de los más antiguos y emblemáticos de San Luis Potosí, sigue envuelto en un mar de escombros, maquinaria y promesas incumplidas. Han pasado ya 12 meses desde que comenzaron las obras de rehabilitación en sus calles, y lo que debió ser una mejora integral para su infraestructura, hoy es un constante recordatorio de un proyecto inconcluso y mal planificado.
Las calles de Xicoténcatl, Independencia, 5 de mayo y Pedro Vallejo muestran algunos avances, pero a la vista de los vecinos, el progreso es apenas una fachada que esconde graves fallas estructurales.
Desde temprano, el ruido de las máquinas se mezcla con el bullicio de los habitantes que, resignados, siguen sorteando las zanjas y calles cerradas. Aunque las vialidades mencionadas lucen concreto y en algunas partes con adoquines recién instalados, el resultado está lejos de ser satisfactorio.
Los vecinos lo describen como “una mejora a medias”. Y es que, pese al avance visible, la movilidad aún es un problema; las calles no son accesibles para personas con discapacidad ni para adultos mayores, y el adoquín, lejos de tener la uniformidad que le corresponde a un barrio histórico, fue colocado de manera desigual, con piezas mal labradas que generan una superficie inestable y accidentada.
“El barrio merece mejor trato. Este adoquín parece improvisado, como si no se hubieran preocupado por darle el mismo cuidado que tenía el anterior”, comenta don Roberto, un vecino que ha vivido toda su vida en San Miguelito.
Su preocupación, sin embargo, no es la única. Varios urbanistas que han estudiado la zona habían advertido que no debía colocarse concreto en las calles, una recomendación que las autoridades ignoraron.
“El concreto lo único que va a hacer es propiciar encharcamientos en temporada de lluvias”.
Esta advertencia ya se está cumpliendo: después de las últimas lluvias, varias áreas se llenaron de agua, lo que agravó los problemas de movilidad.
Uno de los aspectos más alarmantes de esta obra es la falta de apego a los lineamientos y recomendaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Aunque San Miguelito es una zona protegida por su valor histórico, las obras han seguido sin los estudios técnicos adecuados.
“Es increíble que en un barrio tan importante para la identidad de San Luis Potosí, las decisiones se estén tomando sin la supervisión adecuada”, comenta una vecina indignada.
La colocación de materiales que no respetan el entorno histórico, la alteración de fachadas y la instalación de postes de alumbrado que rompen con la estética tradicional son solo algunos de los desaciertos que vecinos y expertos han denunciado sin respuesta.
El barrio, que alguna vez fue el corazón cultural de la ciudad, hoy está herido. Los comerciantes se quejan de que las interminables obras han alejado a los clientes, y las calles que alguna vez se llenaban de vida y color, hoy son un triste reflejo de la ineficiencia.
“No podemos seguir así, llevamos más de un año con todo esto, y no parece que vayan a terminar pronto”, expresa Mariana, dueña de una tienda de artesanías que ha visto cómo sus ventas se desploman.
Lo que queda claro es que el proyecto de rehabilitación, que prometía devolverle la vida y el esplendor a San Miguelito, se ha convertido en una carga para sus habitantes. Las fallas estructurales, la falta de estudios adecuados y la negligencia hacia las recomendaciones del INAH han convertido un plan de mejora en un proceso interminable que, día a día, afecta el alma misma del barrio.
San Miguelito, con su historia, su arte y su gente, sigue a la espera de que se haga justicia, mientras las obras continúan sin un final claro en el horizonte. Y mientras tanto, el eco de las promesas vacías resuena entre sus callejones y fachadas maltratadas.