Antonio González Vázquez
El discurso del odio desde la oposición no tiene límite, de modo que la intolerancia extrema ha sustituido a la política. Durante los últimos años, ante su debacle electoral, ha recurrido a la producción masiva de mensajes cargados de rabia y desprecio.
En la víspera del inicio de la discusión de la reforma judicial en el Senado de la República, esa narrativa ha sido retomada desde la oposición con fines de incitación a la violencia.
La senadora del Partido Acción Nacional, María de Jesús Silva Marmolejo, conocida como “Chuya Díaz” hizo un llamado a linchar a las y los senadores que no voten en contra de la reforma judicial en la Cámara Alta. Por la mañana del pasado viernes, en una reunión con dirigentes y militantes del PAN del estado de Aguascalientes, la legisladora convocó a violentar físicamente a quienes decidan votar en favor de esa reforma, recientemente aprobada por abrumadora mayoría en la Cámara de Diputados.
Así lo dijo: “Es como para que al güey que no vote en contra lo linchen al pendejo. Es en serio. Así es como es y así como soy yo de mal hablada, que lo agarren a chingadazos y que le den con todo al güey que no vote en contra de estas reformas”.
Esas expresiones de odio traen a la memoria un caso semejante de octubre de 2020, cuando el escritor y articulista Francisco Martín Moreno, sostuvo en un programa de radio que “si viviéramos en la Inquisición, yo colgaba a cada uno, no colgaba, quemaba vivo a cada uno de los morenistas en el Zócalo capitalino”.
Este mismo intelectual afín al pensamiento conservador, en esa ocasión convocó a votar contra el obradorismo en los comicios de 2021 y sentenció que quien no lo hiciera así, sería entonces un “traidor a la patria”.
Esta clase de discurso de dirigentes partidistas, intelectuales y comentócratas en medios de comunicación se ha sostenido desde los últimos seis años y no ha cejado. Con virulencia expresan mensajes de odio en un intento desesperado por crear un ambiente de inestabilidad que les arroje dividendos políticos. En lugar de debatir sobre el contenido de la reforma, insultan y amenazan.
Estos son algunos de los puntos destacados de la reforma: Reducción de 11 a 9 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, eliminación de sus dos salas, la prohibición de fideicomisos, así como el tope salarial, para que no ganen más que el presidente.
Sustitución del Consejo de la Judicatura Federal y la creación de un Tribunal de Disciplina Judicial, la elección por el voto popular de jueces, magistrados y ministros en comicios organizados por el Instituto Nacional Electoral. El límite de 6 meses para resolver asuntos y la prohibición para que la Corte elimine leyes votadas por el Congreso de la Unión, tendrán los efectos previstos en el Juicio de Amparo, sólo a quien lo pidió.
Prohibición para que se decreten suspensiones en acciones de inconstitucionalidad de normas o controversias constitucionales, eliminación de la pensión por retiro de jueces, ministros y magistrados.
Respeto a los derechos laborales de las y los trabajadores del Poder Judicial, autonomía, plena independencia, definitividad total de las sentencias del Tribunal Electoral y obligatoriedad para las entidades federativas de que poderes judiciales sean elegidos por el voto popular.
En vez de rebatir eso, en el blanquiazul convocan a linchar a las y los senadores que voten en favor de la reforma.
En ese sentido, la senadora potosina, Verónica Rodríguez Hernández retoma el discurso violento y tilda de “traidores” a los que avalen la reforma. Su partido, prevé un escenario “devastador” en lo económico al desincentivar las inversiones nacionales y extranjeras, pondrá en riesgo el Tratado Comercial con Estados Unidos y Canadá, además de provocar la pérdida de 10 millones de empleos.
Ese panorama catastrofista lo vienen presentando desde 2018 cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de la república, además de que vaticinaban fuga de capitales, devaluación del peso y un desplome histórico de la economía.
Hace un par de semanas, el ex diputado federal, Juan Ramiro Robledo Ruiz, quien presidió la Comisión de Puntos Constitucionales de la LXV legislatura, fue objeto de la ira de algunas voces desde la llamada “sociedad civil” potosina, es decir, de afines al PAN y al PRI. Lo llamaron traidor y le impusieron como sentencia ser una “persona non grata” en San Luis Potosí por haber votado en favor de la reforma judicial y haber dejado listo el dictamen que la nueva legislatura federal aprobó.
El PRIAN y su “sociedad civil” fueron barridos en las elecciones del 2 de junio, lo que trajo como consecuencia necesaria la cristalización del Plan C de López Obrador: ganar la mayoría calificada en la cámara de diputados para sacar adelante las reformas que estaban pendientes.
En el Senado están a un solo voto de lograr esa mayoría calificada, de ahí que la oposición recurra a las amenazas de linchamiento contra las y los que tienen una mayoría alcanzada con el voto popular. La única forma de haber eliminado el Plan C era ganando suficientes escaños y curules, pero no pudieron, de manera que no les resta más sino recurrir una vez más a ese discurso de odio que, en los hechos, les ha restado votos y apoyo de la ciudadanía. Tal vez tendrían que aminorar su beligerante palabrería para ir a una profunda reforma partidista en pos de su sobrevivencia.
El PRI ya lo hizo y el resultado fue lamentable con la reelección de Alejandro Moreno Cárdenas, mientras que en el PAN próximamente renovarán su dirigencia, en cuyo caso se encamina a tomar las riendas Jorge Romero Herrera, candidato de Marko Cortés Mendoza. El PRI cambió para seguir igual y el PAN se apresta a hacer lo mismo. Y luego no se explican por qué pierden elecciones, tanto en las urnas como en el Congreso de la Unión. La violencia no lleva a ningún lado, resulta tan lamentable como deleznable que la oposición siga ese camino.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.