Dariana y el riesgo que corremos todos

Por Victoriano Martínez

Dariana fue víctima del robo con violencia de su vehículo y las movilizaciones de protesta por la indignación de su gremio, de sus amigos, de sus compañeros de skate y de sus compañeros de estudio está más que justificada… y obliga al acompañamiento por parte de toda la sociedad.

Entre enero de 2015 y agosto de 2024, prácticamente uno de cada dos delitos que se cometen en el Estado atenta contra el patrimonio de las personas (48.55 por ciento), en tanto que los robos representan tres de cada diez (28.89 por ciento) delitos registrados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

El nivel de violencia cuando se trata de robos se ha incrementado considerablemente. De acuerdo con el registro del SESNSP, en 2015 del total de robos un 21.34 por ciento se cometían con uso de violencia, en tanto que en lo que va de este año, ese porcentaje aumentó al 32.14 por ciento. Hoy los robos son 1.5 veces más violentos.

Una violencia que se incrementa de forma alarmante según el ámbito en el que se dan los robos en tanto se atenta contra el patrimonio particular.

En cuanto a los robos a casas habitación, los robos con violencia se incrementaron de 2015 a 2024 de un 6.88 por ciento a 8.7 por ciento: 1.26 veces más violentos que hace nueve años.

Los robos violentos a transeúntes, quien sale caminando de su casa, aumentaron de 50 por ciento en 2015 a un 68.87 por ciento este año: 1.38 veces más violentos.

Los robos con violencia de motocicletas representaron el 16.76 por ciento en 2015 y para lo que va este año representan el 23.08 por ciento: 1.38 veces más violentos ahora.

Los robos con violencia de automóviles pasaron de ser el 10.41 mil ciento en 2015, a un 37.04 por ciento en lo que va de 2024: ¡3.56 veces más violentos ahora!

¿Cuántos de los robos con violencia terminan con un desenlace fatal? Las estadísticas que maneja el SESNSP no incluyen el dato. El caso de Dariana es uno de ellos.

Si bien el tipo de robos en los que se ejerce más violencia por parte de los delincuentes es en contra de los transeúntes, los que en los últimos nueve años se han vuelto más violentos son los que se cometen en contra de automovilistas.

No resulta gratuita la preocupación de los conductores de servicios de plataforma, tanto en automóvil como en motocicleta, por lo que las manifestaciones, tras el asesinato de Dariana, para exigir más seguridad no tienen por qué molestar a los automovilistas que este martes padecieron el caos vial provocado por esas expresiones.

Es más, se trata de una exigencia que debería ser acompañada por toda la población porque hoy cualquier habitante del Estado, y especialmente de la ciudad, tiene 1.26 más posibilidades de ser víctima de cualquier tipo de robo con violencia ahora que hace nueve años.

Para el caso de los automovilistas, la posibilidad de ser víctima de un robo con violencia aumentó 3.56 veces. Al salir de casa en su vehículo, resulta que cualquier tiene que ser consciente de que, si le quieren robar su unidad, hay 3.56 más posibilidades de que el asalto sea violento que en el sexenio pasado.

Aunque las protestas que se dieron este martes van más allá del caso Dariana, su muerte y el calvario que las autoridades han hecho padecer a sus familiares son una advertencia para toda la población sobre lo que podrían enfrentar si les toca la desgracia de ser víctimas de uno de esos asaltos con violencia que cada vez son más ante la indolencia de los gobernantes.

Hoy la muerte de Dariana duele y a la vez exhibe la solidaridad del gremio, de los compañeros y especialmente de los amigos, como la esperanza de una indignación generalizada que exhiba el complejo de inferioridad de un gobernador y un alcalde que ocultan su incapacidad para dar resultados en seguridad tras falsos informes que son mero culto a la personalidad.

El gobernador Ricardo Gallardo Cardona y el alcalde Enrique Galindo Ceballos seguramente se escudarán en su ego empachado con sus recientes informes –que no fueron informes– y evadirán toda responsabilidad en el aumento de la violencia delincuencial.

Pero la noticia de la muerte de Dariana, la errática reacción en la atención del caso y su indolencia resonarán tanto como las manifestaciones de este martes para que cada vez más ciudadanos reconozcan que están muy lejos de ser lo que dicen ser.

“Lo único que pedimos es que hagan su trabajo. Hay cámaras por todos lados, pero nada pasa. Aquí en San Luis, nadie hace nada. Solo queremos justicia para que esto no siga ocurriendo”, exigió Luis Fernando, amigo de Dariana.

Es bastante simple: cumplan con su trabajo y garanticen que no vuelva a ocurrir. Si lo hubieran hecho, Dariana hoy podría intentar otro truco más sobre su patineta.

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