Ricardo Enrique Rivera Sierra
A unas horas de que termine el primer sexenio de izquierda en México, quiero hacer algunos apuntes al respecto.
La lucha por la democracia en México que comenzó precisamente en San Luis Potosí en el año 1958 y que encabezó el Dr. Nava, quien como consecuencia obtuvo la cárcel, con ella la tortura, represión, militarización, cancelación de los derechos fundamentales, historia negra por parte de los medios de comunicación al servicio del estado, y finalmente el repliegue del movimiento social ante la brutal respuesta del estado priista que no entendió la exigencia popular de respetar el voto libre y soberano, al contrario, posterior a la lucha potosina vino a nivel nacional la respuesta violenta contra la organización juvenil, la matanza en la plaza de las Tres Culturas, la guerra sucia contra los grupos que ante la cerrazón optaron por la lucha armada. Todo esto acompañado por corruptas administraciones federales, apellidos de triste memoria engalanaron los episodios nacionales, López Mateos, Días Ordaz, Echeverría, López Portillo, de la Madrid Hurtado. Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto…
En 1988, después de los dos grandes paros cardiacos del sistema, uno la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 y otro el temblor del 19 de septiembre de 1985, ambos en el entonces Distrito Federal, que dejaron herido de muerte al otrora todopoderoso sistema político priísta, dejando patente el talante autoritario y la falta de capacidad para responder a las muchas exigencias sociales. La incompetencia priísta se enfrentó en ese 1988 a la voluntad popular y solo con un fraude electoral pudieron arrebatarle el triunfo al Ingeniero Cárdenas.
El tercer paro cardiaco del sistema fue definitivo, a partir de ahí inició la debacle de la larga noche que padecimos. Para 1994, con el alzamiento zapatista se llegaba la hora de la democracia, las provincias ya se habían puesto a marchar, San Luis Potosí y Tabasco desde 1992 con sendas manifestaciones, tomando carreteras pusieron el dedo en la llaga, no había retorno, el pueblo se había echado a andar.
Ahí se comienza a fraguar la figura del compañero Andrés Manuel López Obrador, no es casualidad la coincidencia con la figura del Dr. Nava, el civilista potosino que lo inspiró para llevar a cabo su legítima protesta por el respeto a voto de los ayuntamientos tabasqueños. A la llegada del Éxodo por la Democracia al Zócalo capitalino en enero de 1992, dos meses después de partir del estado de Tabasco, el Dr. Nava participa como orador principal en el mitin de recepción que 40,000 ciudadanos realizan en la Plaza de la Constitución, en esa –su última intervención pública a nivel nacional- el Dr. Nava marca la directriz para la lucha por la Democracia en México: es la unión de las luchas nacionales la que dará la pauta para el triunfo definitivo del pueblo de México, la gran alianza de las provincias será quien dé el tiro de gracia al autoritarismo priísta.
El 1 de julio de 2018, después de dos fraudes electorales perpetuados en el 2006 y en el 2012, Andrés Manuel López Obrador es electo Presidente de México por un amplio margen, la izquierda mexicana reagrupada en el Movimiento de Regeneración Nacional de reciente creación gana la mayoría en las cámaras de diputados y senadores. En un hecho histórico la derecha agrupada en el PRI y el PAN es vencida en las urnas sin romper un solo vidrio, sin violencia, de forma más que legítima.
El 1 de diciembre de ese año, al tomar posesión el Presidente de la República sentencia: “…Haremos a un lado la hipocresía neoliberal. El Estado se ocupará de disminuir las desigualdades sociales, no se seguirá desplazando a la justicia social de la agenda del gobierno. No se condenará a quienes nacen pobres a morir pobres. Todos los seres humanos tienen derecho a vivir y ser felices, es inhumano utilizar al gobierno para defender intereses particulares y desvanecerlo cuando se trata de proteger el beneficio de las mayorías. No es lícito, no es jugar limpio defender la facultad del Estado para rescatar instituciones financieras en quiebra y considerarlo una carga cuando se busca promover el bienestar de los más necesitados.
Es pertinente, pues, exponer con toda claridad que vamos a atender y a respetar a todos. Que vamos a gobernar para todos, pero que le vamos a dar preferencia a los vulnerables y a los desposeídos. Por el bien de todos, primero los pobres. (…)”.
Hoy, en el último día de sus casi 6 años de mandato constitucional me queda claro que el Presidente Andrés Manuel López Obrador supo cumplir su palabra, si bien es cierto quedaron pendientes sobre la mesa, el más doloroso y significativo: la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa a manos del gobierno federal priísta que encabezó el de triste memoria Enrique Peña Nieto, donde hasta la fecha sigue pendiente encontrar Justicia, y en el caso potosino el hecho de que nos tocara ser parte de la negociación política con el impresentable aliado de la 4T, el “partido” “verde” “ecologista”, y sus regentes en turno, quienes han hecho de la administración pública estatal un negocio familiar, comprando conciencias a diestra y siniestra, malgastando el dinero público en superfluas e innecesarias “obras públicas”, haciendo a un lado los tres principios fundacionales del movimiento lopezobradorista: no mentir, no robar, no traicionar. Seguramente a la hora de construir el segundo piso de la Cuarta Transformación una de las primeras tareas será rescatar a San Luis Potosí de la ignominia en que estamos sumidos desde el 26 de septiembre de 2021.
Así las cosas, no queda más que agradecer al Compañero Presidente Andrés Manuel López Obrador por casi 40 años de trabajo codo con codo con las y los más pobres de México, por conocer como nadie el pulso de la gente, de sus necesidades, sus sueños, sus desdichas, sus rabias. Gracias por nunca dar bandazos, por siempre contagiar de esperanza a todo el país, por nunca recurrir a la violencia, anteponiendo la dignidad del pueblo, sin arriesgar la integridad física de quienes confiamos en el movimiento. Gracias por respetar la libertad de expresión, esa de la que echan mano diariamente sus opositores, dígase periodistas, caricaturistas, analistas, locutores, políticos y un largo etcétera. Gracias por la Declaratoria de Área Natural Protegida de la Sierra de San Miguelito. Gracias por conducir con honestidad y patriotismo los destinos del País, por no marearse con el poder, por demostrar, en los hechos, que “Por el bien de todos, primero los Pobres”.
Gracias Señor Presidente, hoy y siempre como ayer: Es Un Honor Estar con Obrador, falta lo que falta y a partir de mañana con la primer mujer Presidenta de México habremos de seguir construyendo el México que siempre soñamos.
Hasta siempre.
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