Marcela Del Muro
*El nombre de la adolescente fue cambiado por ser menor de edad y por seguridad.
María* comenta emocionada que preparará tamales para su fiesta de 15 años, a principios del próximo año. Es sábado 5 de octubre. La adolescente de carita redonda, ojos expresivos y rasgos infantiles se encuentra en la sala de espera de la Fiscalía Especializada para la Atención de la Mujer, la Familia y Delitos Sexuales, en la capital de San Luis Potosí, esperando, junto a su tía, su abogada y una acompañante, la llegada de la doctora que le realizará el examen ginecológico.
Apenas un día antes, María fue rescatada de un terreno en la localidad de Santa Ana, en el municipio de Matehuala, donde vivía con un hombre de 21 años en un pequeño cuarto que se encontraba en condiciones deplorables: en medio de basura, ropa vieja de otras personas, sin baño y entre garrapatas y pulgas.
El rescate de la niña, pensado por su abogada Xóchitl Tolentino como lo más riesgoso y complejo de la operación, se convirtió en el trámite más sencillo. Las tres mujeres y María se han enfrentado a la burocracia institucional, sobre todo en la Fiscalía de Matehuala, donde las han revictimizado, convirtiendo la denuncia por trata y violación en un tardado y violento trámite. Las mujeres se ríen mientras recuerdan que la frase que más han escuchado de los funcionarios públicos en estos dos días es: “No me corresponde eso”.
A pesar del desgaste, el ambiente que las mujeres han logrado construir para María es de confianza, risas y cariño. Ella piensa que este es el final de una aventura, que se asemeja más a un cuento de terror, pero le da la posibilidad de recuperar su vida de adolescente con el cuidado de su familia paterna.
Violencia familiar, trata, desaparición y violación
Son las tres y media de la tarde del sábado. María y sus acompañantes llevan una hora esperando en la Fiscalía de la mujer y platican animadamente. La adolescente dice que sus quinces serán en casa de su abuela paterna en una comunidad de Xilitla, en la Huasteca potosina, donde toda esta historia comenzó.
A principios de este año, su papá se fue a trabajar a Estados Unidos y la adolescente regresó a vivir con su mamá. Tenía siete años, desde la separación de sus padres, que no vivía con ella. La tía cuenta que, en realidad, la señora se llevó a la adolescente para pasar unos días en su casa en la cabecera municipal, pero ya no la regresó, desde entonces la familia paterna dejó de saber de María.
La niña recuerda que desde el principio su mamá comenzó a golpearla. En marzo, la madre no tenía para pagar un tanque de gas y decidió vender a su hija, con 14 años recién cumplidos. Primero se la ofreció al joven de 21 años, que era amigo de la adolescente. Sin embargo, el vendedor ambulante no le dio el dinero y la mamá fue con D.C., un viejo xilitlense conocido en el pueblo por comprar mujeres, quien le dio mil pesos.
El viejo fue por la niña a la secundaría. Afortunadamente, un maestro le dijo que no podía llevársela. Así se enteró María que su mamá la había vendido y decidió escaparse. El hombre de 21 años le ofreció su casa para esconderse. La vulnerabilidad de la niña de 14 años permitió que el hombre la envolviera y se hicieron novios.
Al mes, aproximadamente, el DIF fue por María a la casa del hombre y la llevó a un albergue. “Mi mamá me dijo que iría por mí porque me tenía que llevar con D.C., que ya le había dado el dinero”, recuerda la niña, que decidió escaparse del albergue y buscar a su novio de 21 años. Es entonces que se puso la denuncia por la desaparición de María y su papá se enteró que algo malo estaba pasando con su hija. Se comunicó con el DIF y le aseguraron que ellos la tenían, pero no era cierto.
La adolescente y el hombre de 21 años decidieron irse a Coahuila al corte del tomate. Escapar y trabajar, pensaron que sería el plan perfecto. Estuvieron allá dos meses cumpliendo con jornadas esclavizantes, de cinco de la mañana a seis de la tarde por un sueldo de 6 mil pesos mensuales y viviendo en hacinamiento.
Entonces el padre, desde Estados Unidos, empezó a buscar a alguien que le ayudara a hallar a su hija. Así encontró a la abogada Tolentino, extrabajadora de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBP), quien comenzó a buscar a María.
A finales de agosto, la abogada habló con la madre de la adolescente, en ese entonces no sospechaba de la violencia que esta ejercía contra María. La mamá le dijo que un hombre se llevó a su hija a Puebla y Xóchitl empezó a vincularse con las autoridades poblanas de búsqueda.
María y su novio regresaron de Coahuila, pero decidieron quedarse en Matehuala, donde él consiguió un trabajo y un lugar precario para vivir. La relación con el joven de 21 años se empezó a tornar violenta: constantemente la violaba mientras dormía y la maltrataba físicamente.
Como golpe de suerte, la adolescente conoció a una amiga y le pidió que buscara a su papá por redes sociales.
El hallazgo y el rescate de María
“Me marca el 27 de septiembre y me comenta: ‘hay una persona que me está contactando y me dice de mi hija’. Le dije ‘contéstele’ y así nos enteramos que María estaba en Matehuala. Pero, me dice, ‘mi hija no quiere que la localice su mamá y quiere que bajen la ficha de búsqueda”, relata Xóchitl.
Desde ese miércoles 27 de septiembre, la abogada Tolentino, el papá de María y la familia paterna comenzaron a planear el rescate de la adolescente.
“Hablé con ella y le dije ‘tu papi quiere que regreses con tu familia, pero ¿qué quieres tú?’. Ella me dijo ‘yo quiero estar con mi papá y ya no quiero estar aquí”, recuerda la abogada Tolentino.
El jueves 3 de octubre la tía viajó desde Xilitla para rescatar a su sobrina. Ella es la tutora de la niña de 14 años hasta que regrese el papá de Estados Unidos. El viernes temprano, la abogada, la tía y la acompañante emprendieron el viaje a Matehuala. Se contactaron con la comisión de búsqueda en el municipio del Altiplano, tres integrantes acompañaron al grupo de mujeres a rescatar a la adolescente.
No hubo un operativo como tal, de hecho, el rescate fue bastante simple. La amiga le habló por teléfono y María salió por su propio pie del terreno. Abrazó a su tía y pidió que la acompañaran por su ropa. Así se dieron cuenta de cómo estaba viendo la niña de 14 años.
Como a las 11 de la mañana del 4 de octubre, María dejó el cuarto donde estuvo cautiva por tres meses, viviendo constantemente episodios de violencia física y sexual. La tía notó que el cuerpo de la adolescente había cambiado, había embarnecido, es posible que esté embarazada.
La violenta y desgastante burocracia
Las mujeres pensaron que a partir de ese viernes María no volvería a ser violentada, pero no podían estar más equivocadas. Los funcionarios públicos que la atendieron en la Fiscalía de Matehuala la revictimizaron, la criminalizaron y se burlaron constantemente de ella.
El delegado regional de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA), Víctor Geovany Torres Velázquez, la empezó a entrevistar de forma agresiva en la sala de espera, rodeada de otros usuarios.
“Llegó a preguntarle: ‘¿cuántas veces te violó? Y ¿cómo eran las violaciones?’ Y yo nada más veía cómo María se iba encogiendo en la silla, por la pena que le daba, estaba en medio de gente que la empezó a mirar”, recuerda la abogada Tolentino, que le reclamó al delegado por su manera tan poco apropiada de entrevistar a una niña. La acompañante y la tía confirman la versión de la abogada.
Para María no es fácil hablar del último año de su vida. Comienza a platicarte, pero no puede terminar las narraciones, regularmente se desvía del tema o se distrae. Xóchitl Tolentino comenta que es una forma de protección ante el trauma, pero las autoridades no lo comprendieron.
La MP se molestó porque María no podía narrar con precisión su historia. Le costaba recordar las fechas o los detalles precisos. “Necesito saber cómo fue exactamente”, le reclamaba la licenciada de la Fiscalía. La abogada Tolentino sugirió que escribieran, pero la letra poco prolija de la adolescente enojó nuevamente a la MP.
Ya pasaban de las tres de la tarde y la MP comenzó a molestarse porque tenía hambre. “Decía comentarios como ‘estoy aquí por buena gente porque ya no me corresponde estar aquí, ya se terminó mi jornada de trabajo’, cuando María ni siquiera había desayunado”, comenta la abogada.
La denuncia se realizó contra el joven de 21 años por violación, contra la madre y D.C. por trata de personas. Ya por finalizar el trámite, la abogada solicitó se dictaran medidas de protección porque María regresará a Xilitla, donde se encuentran sus agresores, y fue cuando la MP explotó.
“La señorita se enojó conmigo y se puso bien roja, parecía tomate. Todos ahí se creían mucho”, cuenta María. “Se molestó tanto que rompió las hojas de la denuncia”, recuerda la abogada Tolentino. La única funcionaria que acompañó realmente a la niña fue la asesora jurídica de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV).
Las mujeres salieron de la Fiscalía de Matehuala casi a las siete de la noche, estuvieron más de ocho horas ahí dentro, se sentían agotadas, enojadas y con hambre. Después de cenar hamburguesas, María se realizó una prueba de embarazo, salió positiva.
El sábado temprano viajaron a San Luis Potosí para el examen ginecológico porque en la Fiscalía de Matehuala no hay médico. El plan de la abogada era que María pudiera ampliar su denuncia contra la mamá por violencia familiar, en la capital, pues ya en confianza, en la noche, la adolescente les contó que su mamá la violentaba constantemente. También en la capital se tenía que solicitar la interrupción legal del embarazo.
Ya en la capital y las promesas de las autoridades
Son pasadas de las cuatro de la tarde del sábado 5, mientras María cuenta de sus planes de 15 años y enumera todos los platillos que sabe cocinar, Xóchitl Tolentino discute con una funcionaria de la Fiscalía Especializada para la Atención de la Mujer, que le dice que la ampliación de la denuncia y el trámite de las medidas sólo se puede realizar en Matehuala. La abogada explica que no puede regresar allá y que no le quisieron dar las medidas el día anterior.
La frustración y el enojo se empiezan a gestar nuevamente entre el grupo de mujeres. Se busca a la titular del Instituto de las Mujeres (IMES), Gloria Serrato, para una asesoría. De un momento a otro, le informan a la abogada que las medidas están dictadas desde un día antes, pero en los documentos que tiene la abogada de la víctima no se especifican.
Pasadas de las cinco y media, la doctora atiende a la adolescente. La tía sale con cara larga, María presenta cambios en su cuerpo y es muy posible que esté embarazada. “Pero dice que ella no puede hacer nada, no le corresponde, que la solicitud de la interrupción se tenía que dar en Matehuala”, dice la tía. Es posible que la adolescente tenga aproximadamente cuatro semanas de embarazo.
Para acceder a la interrupción legal del embarazo por medio de la NOM 046 no se necesita autorización de ninguna autoridad. Unicamente, la víctima de violación se presenta en algún hospital y solicita la interrupción, puedes presentar la denuncia, pero no es necesaria para su aplicación.
Mientras, María y su tía pasan con una psicóloga para ampliar su denuncia. La abogada Tolentino se comunica con varias autoridades para asegurar que la adolescente pueda interrumpir el embarazo sin problemas, quiere evitar que sigan revictimizandola.
El titular de la CEEAV, Miguel Ángel García Amaro, explica que es importante que María tenga un acompañamiento psicológico para antes y después de la interrupción y se compromete a brindarla. También la titular del IMES ofrece colaborar con la comisión de víctimas para la atención psicológica de la adolescente.
A las 10 de la noche del sábado, las mujeres salen de la Fiscalía de la Mujer. Otro día agotador, pero María se encuentra con ellas y eso ya es motivo de celebración.
Para María esta aventura tan lamentable aún no termina, pero ella se encuentra contenta. Cada vez se ve más cercano el regreso a casa de su abuelita, con su tía. Está emocionada porque su papá vendrá en diciembre y dice que seguramente le traerá regalos de navidad. Además de los quince, María planea tener un perrito nuevo.