María Ruiz
Palmira Flores, directora de Asuntos Indígenas del Ayuntamiento de San Luis Potosí, señaló la urgencia de atender temas rezagados que afectan a las comunidades indígenas la salud, el trabajo y la educación.
Sin embargo, Flores subrayó que el tema más crítico es el de la vivienda, ya que carece de una adecuada localización, construcción y financiamiento, que requiere de una inversión significativa y estudios a largo plazo. La falta de espacios donde las comunidades puedan establecerse de manera segura y permanente aún es un desafío importante.
Actualmente, el padrón de comunidades indígenas registrado oficialmente en San Luis Potosí incluye a las comunidades mazahua, triqui y mixteca baja. Además, nuevos censos han revelado la presencia de pueblos como los otomí, tének, nahua y yaqui, así como de mujeres purépechas y tzotziles que migraron desde otros estados.
Aunque algunos de estos grupos poseen tierras propias, la mayoría se encuentran en zonas no municipalizadas o en asentamientos informales dentro de la ciudad, como el fraccionamiento Terremoto, y los barrios de Tlaxcala y San Miguelito.
En cuanto a la salud, Palmira Flores enfatizó en que la situación es crítica, especialmente para las comunidades marginadas.
“No puede ser posible que haya personas que mueran por no tener acceso a medicamentos”, comentó.
La falta de información, las barreras lingüísticas y la escasa comunicación entre los servicios de salud y las comunidades agravan este problema, lo que genera brechas aún más profundas para quienes viven en condiciones vulnerables.
La directora también mencionó la existencia de un fondo de atención indígena de emergencia que fue implementado en administraciones pasadas, el cual busca ser reactivado y visibilizado en la actual gestión municipal. Este fondo ha sido crucial para atender emergencias de salud en las comunidades indígenas de la capital.
Otro tema preocupante, dijo, es el de la juventud e infancias indígenas, quienes enfrentan altos niveles de marginación y vulnerabilidad, especialmente en temas como el acceso a actividades recreativas, y la exposición a la delincuencia y el consumo de drogas.
La falta de recursos y oportunidades recreativas ha incrementado el riesgo de que los jóvenes caigan en círculos delictivos, algo que la directora espera combatir mediante la revitalización de la cultura indígena y el fortalecimiento de las redes comunitarias.
Palmira Flores resaltó el trabajo que realizan algunas comunidades como la triqui para apoyar a las infancias a través de actividades culturales, como la creación de un coro infantil que busca revitalizar la lengua y las tradiciones.
“Queremos replicar estas actividades que no solo sean recreativas, sino que refuercen la identidad y el orgullo por nuestra cultura”, finalizó Flores.