Por Edgardo Pérez Alvelais
Contrario al ejemplo juarista de designar en los cargos públicos a personas más capaces que ellos mismos -AMLO decía que “parecían gigantes”- como Melchor Ocampo, Santos Degollado, Sebastián Lerdo de Tejada, Leandro Valle, Ignacio Comonfort, Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez (El Nigromante), José María Iglesias, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Zarco, Ignacio Zaragoza, Mariano Escobedo, Jesús González Ortega e Ignacio L. Vallarta, muchos políticos suelen nombrar a amigos, incondicionales e incluso pagar facturas y compromisos con personas que claramente no están preparadas para los puestos para los que son asignados.
Muchos lo hacen por un comprensible temor a que los opaquen y evitar -por sus propias capacidades intrínsecas- se vean mejor que los mismos jefes y ese esquema se repite en cascada en secretarías de Estado y muchas dependencias públicas. Aunque lo ideal es un equilibrio entre ambas, por lo general hay una tendencia por favorecer más la lealtad por encima de la capacidad.
El mismo gobernador Ricardo Gallardo Cardona ha señalado que le hubiese gustado conocer al presidente Lázaro Cárdenas quien también se rodeó de colaboradores, asesores y secretarios de Estado igual o más inteligentes que él, como Vicente Lombardo Toledano, Narciso Bassols, Mariano de la Cueva, Ignacio García Téllez, Gabino Vázquez, Raúl Castellanos, Aarón Sáenz, Francisco J. Mújica, Emilio Portes Gil, Miguel Ángel de Quevedo y Luis I. Rodríguez.
A tres años de su periodo gubernamental y ya comenzando a bajar la resbaladilla de su cenit en el poder para en dos años entrar en franco proceso sucesorio, el mandatario potosino, en ocasiones, ha sido errático en la designación de sus colaboradores en el gabinete estatal. No sólo ha hecho múltiples enroques, sino que incluso ha dado empleo a muchos foráneos -nadie diría nada si demostraran capacidad y talento, que en muchas ocasiones no tienen el perfil adecuado ni la experiencia para asumir y dirigir con eficacia las diferentes carteras que les son encargadas.
No me voy a detener en detallar cada uno de los cambios en el gabinete estatal porque son muchísimos y no tendría el espacio adecuado para analizarlo a profundidad en este momento, además de que dicha tarea se complica más porque el gobernador Gallardo ha hecho una estrategia de rotación permanente que ocasiona mucha pérdida de tiempo y errores propios de la llamada “curva de aprendizaje” frecuentemente abarcando mucho y apretando poco.
Por su vital importancia, en esta ocasión sólo me voy a referir a la fundamental Secretaría de Finanzas (SEFIN) que -él mismo ha dicho-, “es la Secretaría más importante de la Administración Pública”, nada más y nada menos que la encargada de ejercer un presupuesto anual superior a los 63 mil millones de pesos.
De inicio en SEFIN fue designado Jesús González Martínez -hoy titular de Sedeco-, quien permaneció en el cargo hasta el 20 de noviembre de 2023, cuando Gallardo Cardona anunció su sorpresivo cese. En su lugar entró Omar Valadez Macías -hoy tesorero-, que no completó ni un año en el cargo hasta que recientemente fue relevado por Ariana García Vidal -antes directora de administración de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE).
Ariana es originaria del Estado de México y ha sido una destacada militante del Partido Verde Ecologista de México (PVEM); en el Edomex, fue secretaria de Innovación y Fortalecimiento Social del Comité Directivo Estatal, entre 2021 y 2022; antes fue delegada municipal del partido del tucán en Tlalnepantla y regidora del ayuntamiento de ese municipio mexiquense, entre 2016 y 2018. A la SEGE ella se integró el 20 de enero de 2022 como directora de Administración hasta que el pasado 1 de octubre tomó el timón de SEFIN.
Ella es licenciada en Derecho por la Universidad Tecnológica de México; tiene una especialidad en Recursos Humanos y Administración Pública, además de contar con una Maestría en la materia por la Universidad Multicultural (CUDEC). Es lógico que en su comparecencia ante los diputados del Congreso del Estado no tuviera aún -como vulgarmente se dice– “todos los pelos de la burra en la mano” y haya sido criticada por la imprecisión de datos.
Ariana no supo contestar en forma adecuada el monto exacto de la deuda del Gobierno del Estado con los maestros de Telesecundaria -incluso negó la existencia de tal rezago diciendo que los pagos van al día-, los pendientes con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y con los trabajadores del Poder Judicial, así como las pensiones para personas con discapacidad.
Pero el real problema de la joven secretaria de Finanzas -que sí tiene experiencia y capacidad pero debe profundizar en la realidad potosina y eso lleva tiempo-, es que necesita encontrarle la cuadratura al círculo, renegociar adeudos, reprogramar bien los pagos, convencer al gobernador Gallardo de aplicar un plan de austeridad, reducir el gasto público no indispensable y -sobre todo-, que su jefe convenza a la presidenta Claudia Sheinbaum de ampliarle el presupuesto para salir de todos los baches y compromisos.
Gallardo aún está a tiempo de corregir
Por ejemplo, cada vez son más los alcaldes preocupados por el difícil cierre del año que se les viene; muchos hacen fila para ser recibidos, escuchados, atendidos y les sean entregados sus fondos y presupuestos -se supone etiquetados- de parte de la federación para el respectivo pago de obras y compromisos pendientes que cada vez se acrecientan más con proveedores con saldos de facturas pendientes y con empleados burócratas por el pago de aguinaldos que se viene dentro de un mes y medio.
En la administración pública estatal cada vez hay más signos de que se avecina una crisis económica; cada día que pasa resulta más difícil tapar hoyos y destapar otros para mantener el creciente gasto público recurriendo a desgastados esquemas de préstamos quirografarios con la banca privada para cubrir necesidades de corto plazo que hay que liquidar porque están garantizados con las participaciones federales y eso suele cobrarse a lo chino, lo cual no le gusta nada al gobernador Gallardo.
Ariana debe ser hábil, aprender rápido y pedir asesoría de la deuda pública histórica de San Luis Potosí que siempre suele duplicarse al término de la gestión de cada gobernador; esto ha sido así desde la época de Leopoldino Ortiz con Fausto Zapata; de Gonzalo Martínez Corbalá con Teófilo Torres Corzo y Horacio Sánchez Unzueta; de Fernando Silva Nieto con Marcelo de los Santos y no se diga lo que el “Maestro Limpio” -así le decía AMLO al contador foxista-, le heredó a Fernando Toranzo Fernández -incluido el empréstito de 1500 millones de pesos que el mismo gobernador Gallardo aún el día de hoy dice no saber dónde quedó esa lana, al igual que los adeudos que a él le heredaron el conflictivo galeno Toranzo y el gris abogado Juan Manuel Carreras.
Simultáneas
- Gobernarse a sí mismo y al gobierno. Si Ricardo Gallardo Cardona quiere cerrar fuerte su ciclo, primero debe gobernarse a sí mismo y a su gobierno; ordenar las finanzas públicas para que sean sanas; administrar bien la deuda pública; renegociar con bancos y proveedores; aumentar y administrar la recaudación en forma racional; transparentar y equilibrar el gasto público; dar estabilidad a sus funcionarios y que éstos tengan una buena asesoría que rompa las curvas de aprendizaje para que den óptimos resultados. Lo malo es que cuando ya aprenden los cambian de puesto. Debe comprobar también que San Luis Potosí no es -como muchos han señalado- “la caja chica del Partido Verde” que cuando lo fue Chiapas con Manuel Velasco brotaron muchos problemas financieros -como hongos después de la lluvia-, a la salida del hoy senador y compadre del Pollo.
- Poner orden en la casa. Si el así llamado “padrino” Gallardo realmente quiere trascender a una posición en el gabinete federal y consolidar su poder en San Luis Potosí con una sucesión gubernamental que le favorezca, debe “poner orden en la casa” -es la definición más exacta de la economía-. De lo contrario, el Pollo se encamina a enfrentar un gran hoyo negro financiero que lo puede devorar, generar demandas con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), tener problemas con la presidenta Sheinbaum y enterrar sus aspiraciones transexenales. Gallardo aún está a tiempo de corregir, luego puede ser demasiado tarde. Él mismo le dijo a la periodista Adela Micha que “no soy político, soy empresario”. Si eso es verdad, él sabe perfectamente que con los números -que son fríos- y las finanzas públicas -que deben ser sanas- no se puede jugar porque tarde o temprano truenan y cobran la dolorosa factura.
- Gallardo debe ser estadista. ¿Qué cualidades debe tener una persona para aspirar a formar parte de un gabinete de gobierno? Primero tener un verdadero líder que aspire a ser un verdadero estadista. Es necesario rodearse de los mejores hombres, los más inteligentes, los más cultos, los más experimentados, los más capaces, los que han sido probados dentro de la función pública, los leales y honestos. Saber que la soberbia es mala consejera y -como decía el finado Colosio- “saber que irrita hasta los dioses”.
¡Hasta el próximo lunes!
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UASLP. Comenzó como reportero en Canal 13 y para la revista Jaque. Dirigió Canal 9 de SLP y conoció de cerca el modelo de Radio Canadá en Montreal. Ocupó cargos de producción audiovisual, monitoreo, síntesis y análisis en Comunicación Social de Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de la capital. Fue ejecutivo de Proyectos Técnicos y Especiales del Centro Nacional de Supercómputo del IPICYT y en la iniciativa privada participó en Seguros ING y AXA. Actualmente se desempeña en el sector inmobiliario y es director de Ajedrez Político SLP. Twitter: @AlvelaisPerez.