Morena: aspiraciones grandes, rompimientos cortos

Abelardo Medellín Pérez

La tan esperada visita de Luisa María Alcalde Luján, dirigente nacional de morenista, a San Luis Potosí, había puesto altas expectativas de que al fin veríamos un señal real de rompimiento entre Morena y el Verde, por ello resulta, sino triste sí bastante desesperanzador, que esas confusas señales de quiebre se hayan quedado tan cortas y las expectativas le hayan quedado tan grandes.

Los tibios posicionamientos de Alcalde Luján, dirigente nacional, y de Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, dirigente local, sobre la posibilidad de que Morena al fin pueda contener en solitario en 2027 y no solo jugar como un aliado rémora del Partido Verde Ecologista de México, dejan ver que de poco ha servido el nimio crecimientos que el partido ha tenido a nivel local.

Para las dirigencias nada significa que los muy fieles simpatizantes morenistas hayan tragado sapos y aceptado alianzas locales que dejaron mal sabor de boca, que hayan aguantado las campañas negras del Verde contra su propio aliado, que hayan tenido incluso que aguantar el amedrentamiento de los porros que el PVEM hace pasar por líderes de colonia.

Dicen los menos lúcidos que ambas dirigencias guardan distancia y evitan confrontaciones, porque aun no son los tiempos; pero esperar más tiempo para dejar ver a un Morena que pueda competir en solitario significa que el margen de tiempo que tendrá su próximo candidato va a ser tan corto, que no hay forma de que construya una campaña y plataforma capaz de sobreponerse a la campaña oficialista que se fragua desde Palacio de Gobierno.

Dicen los obradoristas de sillón que sí habrá quiebre, pero que primero necesitan aprovechar al PVEM en las cámaras como segunda fuerza para aprobar sus reformas en el Congreso de la Unión, el problema es que Alcalde Luján ya confesó, aquí en tierras potosinas, que Morena no se puede dar el lujo de prescindir de un aliado como el Verde en temas federales.

Ante tan diferidos dichos, la experiencia dicta que una posibilidad más plausible es que Morena solicite ir en solitario para ciertos cargos, como la gubernatura, pero contender en alianza para otros, sin embargo, dicha estrategia significa cargarle la mano a su ya insulso discurso alianzista que, en San Luis Potosí, nadie les cree.

El tema de fondo en realidad reside en esa evidente rivalidad interna entre los partidos que, por lo menos en territorio potosino, se ha dejado ver como irreconciliable.

La solución más sencilla, sería contender en solitario para todos los cargos y mantener una coalición secreta por debajo de la mesa, que asegure que, gane quien gane, el pastel se queda del lado del bloque oficialista.

Lamentablemente, para mala suerte de ambos partidos, en las democracias lo que siempre prima es la desconfianza, y es entendible por qué ellos tendrían dudas razonables de un plan así.

Morena no confía lo suficiente en el Verde como para aceptar competir en solitario y arriesgarse a un avasallamiento que incluya artificios como los que suele desplegar, y desplegó, el Verde.

Por otro lado, el Verde no se puede permitir que, en un municipio potencial barril sin fondo de recursos económicos y discursivos, quedé un alcalde que sea más obradoristas que gallardista; porque el gobernador no tiene nada en contra del obradorismo, pero para sus intereses es mejor tener alguien fiel a la familia Gallardo, que alguien fiel al principio de no robar y no ser corrupto.

Ambos grupos están enfermos de sus intereses privados, no es que no pase en otros lados, pero aquí dichos intereses se dejan ver como el obstáculo a ese plan de que en 2027 todo el país se pinte de guinda.

Ante el panorama de esta doble desconfianza, el cuadro general pinta mal para simpatizantes y candidateables; la puga va a seguir y al igual que en la reciente campaña, al final nada se resolverá como la militancia espera y los fieles de calle sufrirán la escalada de tensiones con más violencia en las campañas.

Por ahora y ante la llegada de esta renovada dirigencia nacional morenista, el augurio para el 2027 se dibuja muy parecido al de los pasados dos procesos: la militancia y los simpatizantes del partido movimiento serán ignorados para poder cumplir con esos planes políticos que son, dicen sus dirigentes, mas importantes que la militancia misma.

Poco a poco y sin avisar, Morena se preparará para volver a desfondarse a sí mismo y defraudar a su electorado potosino por segunda ocasión. No será novedad, pero será un buen momento para que el morenismo en San Luis Potosí se replantee si sus imaginarios valores obradoristas justifican el apego a un proyecto político que los sobaja y en nada los considera.

Para efectos prácticos, tal parece que ser seguidor de Morena en San Luis Potosí, es como ser perredista: son personas que votaron por un proyecto en el que creían, pero ahora son parias políticos sin representación efectiva.

Mientras más se dilate el sueño del rompimiento y menos se apure Morena en construir un proyecto en solitario, lo único que a la militancia de este partido le queda esperar, es otra jornada más de frustraciones, ninguneos y esfuerzos perdidos.

Decía Alcalde Luján que, en las condiciones que está su partido, no se puede decir que es “más de lo mismo”; sin embargo, aún y con la fuerza y empuje que trae desde lo nacional, aquí en San Luis Potosí queda de manifiesto que Morena sí es más de lo mismo: es otro partido de oposición, y como todos los partidos de oposición de medio pelo, todavía no se atreve a llevar la batalla a la puerta Verde. La historia no se los cobrará, pero tampoco habrá nadie que se lo pague a los defraudados de este movimiento.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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