La espectacularización de la política cultural en San Luis Potosí

Marcela Del Muro

Para el cierre de este año, la meta de Gobierno del Estado es haber realizado 5 mil 181 actividades de divulgación cultural, con el fin de cumplir con uno de los ocho indicadores que marca el primer objetivo del Programa Sectorial de Cultura: “Garantizar el acceso a bienes y servicios culturales a la población de las cuatro regiones del Estado, ampliando y diversificando la oferta cultural con eventos de calidad, como la FENAPO en la ciudad capital y algunos festivales gratuitos”.

En el Programa no especifica a qué se refiere con actividades de divulgación cultural ni por qué se fijó como meta tal cantidad de acciones. El gobierno tampoco explica cómo se promoverán los derechos culturales de las personas que viven y visitan San Luis Potosí mediante eventos y festivales.

“El gran padecimiento del plan es que se concentran mucho en la espectacularización de la política cultural”, analiza Gerardo Daniel Padilla, consultor en gobernanza y política cultural.

El experto, que fungió como secretario técnico de la iniciativa UNESCO San Luis durante la creación de la Carta de la Ciudad de San Luis Potosí por los Derechos Culturales, en la administración municipal 2018–2021, explica que en el país es frecuente que los gobiernos centren todos sus esfuerzos y recursos en espectáculos artísticos y el fomento al turismos, olvidándose de otros elementos fundamentales para garantizar los derechos culturales de las personas que habitamos, transitamos o visitamos un lugar específico.

Pero, para empezar, ¿qué es cultura y cuál es la relevancia de los derechos culturales?  La Carta por los Derechos Culturales de SLP indica que “la cultura forma parte de nuestro ser y configura nuestras formas más esenciales de vida, abarcando los valores, las creencias, las convicciones, el autoreconocimiento, la memoria, la expresividad humana, las lenguas, los saberes, las artes, las tradiciones, las instituciones y los modos de vida por medio de los cuales las personas manifiestan su humanidad y los significados que da a su experiencia y a su desarrollo”.  

Los Derechos Culturales son derechos humanos que garantizan el acceso y disfrute de la cultura en condiciones de igualdad y no discriminación; son “expresión y exigencia de la dignidad humana”, menciona la Carta.

“Típicamente, las administraciones de cultura se basan en las bellas artes, en hacer eventos artísticos, y eso no necesariamente son políticas culturales. Un marco de derechos culturales reconoce que hay culturas comunitarias, culturas en las periferias, cada barrio tiene su propia cultura. De forma que un marco de política cultural va mucho más allá de un esquema tradicional de ejercer la gestión cultural”, señala Josué Rodríguez Santiago, quien se desempeñó durante la creación de la Carta como coordinador general del LAB ODS del programa My World México, un hub de acción de las Naciones Unidas que impulsa los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en el país.

Por ejemplo, es tradición del Barrio de San Juan de Guadalupe celebrar el Carnaval, que inicia cuatro días antes de la cuaresma y este año cumplió su 104 aniversario. Decenas de comparsas bailan mientras los toritos, que representan la lucha del bien y el mal, rondan entre los asistentes que disfrutan de las calles del barrio entre música y baile. Esta es una fiesta que se fundó en la comunidad y se sigue organizando dentro de la comunidad. Sin embargo, por su carga cultural, las administraciones municipales aportan para que el Carnaval se siga desarrollando.   

Apostarle solo por el espectáculo no garantiza los derechos culturales

Una de las palabras que más se repite en las 53 páginas del Programa Sectorial de Cultura es Fenapo, el acrónimo de Feria Nacional Potosina. Forma parte del primero de dos objetivos y en las líneas de acción podemos leer: “Ampliar, mejorar y remodelar las instalaciones de la FENAPO, como un espacio que aliente el desarrollo cultural, turístico y económico” o “diversificar la oferta de eventos que se ofrecen dentro de la FENAPO”.

Gerardo Daniel Padilla explica que estas son las líneas de trabajo en las que el Estado puede inyectar el presupuesto, según la Ley de Planeación y la Ley de Disciplina Financiera.  

“Estas dos leyes lo que buscan es que los gobiernos no improvisen en sus acciones, sino que gasten en lo que ya tienen planeado. Porque cuando llega una auditoría le preguntan al gobierno: ¿por qué hiciste una feria de la pitaya? Por poner un ejemplo. ¿En dónde dice en tu plan que vas a hacer una feria? Y el gobierno debería, al menos, tener una línea que diga organizaremos una feria de la pitaya”, aclara el experto en política cultural.

Es decir, el Programa de Sectorial de Cultura es un plan vinculante para el gobierno estatal, pues no da un margen al cambio de rumbo en las políticas culturales. “Más allá de la feria, este plan en particular dice que se va a gastar, sobre todo, en actos de animación artística, en espectáculos y eventos, y condena un poco la posibilidad de hacer más cosas”, refiere Padilla.

Para el consultor en gobernanza cultural, el invertir en la Fenapo no debería de ser motivo de cuestionamiento. Al ser un espacio que recibe miles de personas al día y donde se favorece el acceso a varias manifestaciones culturales, quizá, se deba de empezar a pensar como una política pública.

Sin embargo, la política cultural del estado no se puede centrar únicamente en la Feria o en los espectáculos. “Lo importante es que el Estado no puede poner todos los huevos de la gallina ahí porque hay un montón de cosas que suceden en los contextos de la cultura comunitaria. Hay que pensar la cultura en torno a otra cosa que no sea el turismo o los espectáculos. La cultura y el territorio, la cultura y el patrimonio, la cultura y la memoria, la cultura y la historia y, entonces, el gobierno ya tiene la cerecita en el pastel (con la feria). Pero si se le apuesta todo a la espectacularización podría ser peligroso”, señala el experto.

El presupuesto cultural

Recordando las palabras de Josué Rodríguez Santiago, las administraciones de cultura estatal y municipal se concentraban (se siguen concentrando) en planear su presupuesto de cultura enfocado a las artes, el espectáculo y el turismo. Fue hasta la administración municipal antepasada que desde el gobierno se comenzó a hablar de derechos culturales. No obstante, las artes, la difusión del arte y los estímulos para los creadores y los gestores artísticos son áreas necesarias en las políticas culturales.  

El Programa Sectorial arranca con una frase esperanzadora: “Ahora sí: Potosí para las y los Artistas y Gestores Culturales Potosinos”. Ese 2022, el presupuesto para la Secretaria de Cultura, los museos y los espacios culturales aumentaron más del nueve por ciento. De los 12 museos y espacios artísticos mencionados en el presupuesto de forma puntual, que son organismos descentralizados, ocho de ellos aumentaron su presupuesto en el arranque del gobierno.

Sin embargo, con el paso del tiempo, los presupuestos de 10 espacios culturales y museos se desplomaron, disminuyendo incluso más de lo asignado en la administración estatal pasada. Para este 2024, el presupuesto asignado a estos 10 órganos descentralizados –que incluye el IPBA, el Centro de las Artes, el Laberinto, la Cineteca, el MAC, el Francisco Cossio, el Federico Silva, el Museo de la Máscara, del Ferrocarril y del Virreinato– disminuyó en un 32 por ciento.

El Museo de la Máscara, por ejemplo, arrancó el gobierno con un presupuesto de 7 millones 833 mil 136 pesos, en el 2021. El primer año de gobierno, el 2022, recibió 802 mil pesos más, se le asignaron 8 millones 635 mil 136 pesos. Pero, para este año su presupuesto disminuyó a 5 millones 635 mil 136 pesos. Es decir, del primer monto recibido al arranque de la administración al asignado en este 2024, su presupuesto ha disminuido en un 34.74 por ciento y comparado con la administración de Juan Manuel Carreras disminuyó un 28 por ciento.

Los únicos dos espacios culturales donde aumentaron el presupuesto es en la Casa del Rebozo, que se le asignaron 9 mil 713 pesos más que la administración carrerista y la Casa de la Cultura de Real de Catorce que recibió 173 mil 305 pesos más que la administración anterior.

El presupuesto que también ha aumentado es el asignado a la Secretaria de Cultura: de la administración anterior a la fecha aumentó su presupuesto casi un 20 por ciento. Este 2024, Cultura recibió 405 millones 237 mil 470 pesos. Sin embargo, la falta de transparencia hace imposible que los potosinos y potosinas sepamos cómo se está gastando esta millonaria cifra.  

Skip to content